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Ucrania y la base industrial militar de Occidente

El ejemplo del Royal United Services Institute (RUSI) y de Alex Vershinin

Ucrania y la base industrial militar de Occidente
Fábrica de misiles de Raytheon Co. en Huntsville, Alabama, EE. UU.
Jorge Cachinero el

El Royal United Services Institute (RUSI) es el grupo de reflexión –think tank, en inglés- sobre defensa y sobre seguridad más antiguo del mundo y es la principal institución de esta naturaleza en el Reino Unido.

RUSI fue fundado por Sir Arthur Wellesley, Duque de Wellington, en 1831, con la misión de informar, de influir y de mejorar el debate público sobre asuntos militares, de defensa y de seguridad con el propósito de ayudar a construir un mundo más seguro y estable.

RUSI publicó, el pasado 17 de junio de 2002, un breve artículo de Alex Vershinin, teniente coronel (r) estadounidense, quien cuenta con 10 años de experiencia en Corea, en Irak y en Afganistán y quien, durante la década previa a su retiro de las Fuerzas Armadas, trabajó como oficial de modelización y de simulaciones en el desarrollo y en la experimentación de conceptos para la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y para el ejército de Estados Unidos (EE. UU.).

Alex Vershinin

El título del artículo de Alex Vershinin es “El regreso de la guerra industrial”, en español -“The Return of Industrial Warfare”, en original-, y sus principales argumentos se resumen a continuación.

Conclusiones:

  • La guerra en Ucrania demuestra que la guerra entre adversarios iguales o casi iguales exige la existencia de una capacidad de producción técnicamente avanzada, a escala masiva y propia de la era industrial.
  • La acometida rusa [en Ucrania, desde el 24 de febrero de 2022] consume munición a un ritmo que supera ampliamente las previsiones y la producción de munición de EE. UU.
  • Para que EE. UU. actúe como el arsenal de la democracia en defensa de Ucrania, debería revisarse la forma y la escala en que EE. UU. organiza su base industrial.
  • Esta situación es especialmente crítica porque detrás de la invasión rusa se encuentra el centro manufacturero del mundo: China.
  • Mientras EE. comienza a agotar sus arsenales para mantener a Ucrania en la guerra, China aún no ha proporcionado ninguna ayuda militar significativa a Rusia.
  • Occidente debe asumir que China no permitirá que Rusia sea derrotada, especialmente, por falta de municiones.

¿Puede Occidente seguir siendo el arsenal de la democracia?

  • La guerra en Ucrania ha demostrado que la era de la guerra industrial no ha concluido.
  • El consumo masivo de equipos, de vehículos y de munición requiere de una base industrial a gran escala para el reabastecimiento: la cantidad sigue teniendo una calidad propia.
  • El combate en Ucrania está enfrentando a 250.000 soldados profesionales ucranianos, junto con otros 450.000 soldados de conscripción, recientemente movilizados, contra unos 200.000 soldados profesionales rusos y, de forma adicional, contra milicianos de las repúblicas de Donetsk y de Luhansk, en la región del Donbas.
  • El esfuerzo por armar, por alimentar y por abastecer a estos ejércitos es una tarea monumental.
  • El reabastecimiento de municiones es particularmente oneroso.
  • Para Ucrania, esta tarea se ve agravada por la capacidad de fuego profundo de Rusia, que tiene como objetivos la industria militar ucraniana y las redes de transporte en todo el territorio del país.
  • El ritmo de consumo de municiones y de equipos en Ucrania sólo puede sostenerse con una base industrial de gran escala.
  • Esta realidad debería ser una advertencia para los países occidentales, que han reducido su capacidad industrial militar y han sacrificado la escala y la eficacia por la eficiencia.
  • Esta estrategia se basa en suposiciones erróneas sobre el futuro de la guerra y se ha visto influida tanto por la cultura burocrática de los gobiernos occidentales como por el legado de los conflictos de baja intensidad.
  • En la actualidad es posible que Occidente no tenga la capacidad industrial para librar una guerra a gran escala.

Estimación del consumo de munición

  • No se dispone de datos exactos sobre el consumo de munición en el conflicto entre Rusia y Ucrania.
  • Ninguno de los dos gobiernos publica datos al respecto, sin embargo, se puede estimar el consumo de munición por parte rusa si se utilizan los datos oficiales que comparte el Ministerio de Defensa ruso durante sus sesiones informativas diarias.
    Consumo de munición de artillería rusa, 19 al 31 de mayo de 2022
  • Aunque estas cifras mezclan los cohetes tácticos con la artillería convencional de carcasa dura, no es descabellado suponer que un tercio de esas salvas fueran disparadas por unidades de cohetes, ya que forman un tercio de la fuerza de artillería de una brigada motorizada de fusileros, mientras que los otros dos tercios son batallones de artillería tubular.
  • Esto sugiere 390 misiones de fuego diarias disparadas por la artillería tubular.
  • Cada ataque de artillería tubular es realizado por una batería de seis cañones en total.
    • Sin embargo, es probable que las averías en combate y de mantenimiento reduzcan este número a cuatro.
    • Con cuatro cañones por batería y con cuatro cartuchos por cañón, la artillería tubular dispararía unos 6.240 obuses al día.
    • Se puede suponer un 15% adicional de desperdicio por los cartuchos que se colocan en el suelo, pero que se abandonan cuando la batería se desplaza a toda velocidad, los cartuchos que son destruidos por ataques ucranianos a los depósitos de munición rusos o los cartuchos que son disparados, pero no, comunicados a los niveles superiores de mando.
    • Esta cifra ascendería a 7.176 obuses de artillería al día.
    • Hay que tener en cuenta que el Ministerio de Defensa ruso sólo informa de las misiones de fuego de las fuerzas de la Federación Rusa y no incluyen las de las formaciones de las milicias de las repúblicas de Donetsk y Luhansk, que se tratan como países diferentes.
  • Las cifras no son perfectas, pero, aunque se desvíen en un 50%, no modifican, sustancialmente, el desafío logístico general.
Sistema de cohetes de lanzamiento múltiple ruso Uragan

La capacidad de la base industrial de Occidente

  • El cálculo sobre el ganador de una guerra prolongada entre dos potencias iguales o casi iguales sigue basándose en el factor decisivo que supone el que un bando disponga de la base industrial más sólida.
  • Un país debería tener la capacidad de fabricación para construir cantidades masivas de munición o tener otras industrias manufactureras que pudieran convertirse rápidamente en productoras de munición.
  • Occidente ya no parece tener ninguna de las dos cosas.
  • En la actualidad, EE. UU. está disminuyendo sus reservas de munición de artillería.
    • En 2020, las compras de munición de artillería se redujeron en un 36% hasta los 425 millones de dólares.
    • En 2022, el plan es recortar el gasto en obuses de artillería de 155 mm a 174 millones de dólares. Esto equivale a 75.357 cartuchos básicos “tontos” M795 para la artillería regular, 1.400 cartuchos XM1113 para el M777 y 1.046 cartuchos XM1113 para los cañones de artillería de alcance ampliado –Extended Range Cannon Artillery (ERCA), en inglés-.
    • Por último, se gastan 75 millones de dólares en munición guiada de precisión Excalibur, que cuestan 176.000 dólares por unidad, lo que supone un total de 426 cartuchos.
    • En resumen, la producción anual de artillería de EE. UU. sólo duraría, en el mejor de los casos, entre 10 días y dos semanas de combate en el teatro de operaciones de la Ucrania actual.
  • Estados Unidos no es el único país que se enfrenta a este reto.
  • En un reciente juego de guerra en el que participaron fuerzas estadounidenses, británicas y francesas, las fuerzas británicas agotaron las reservas nacionales de munición crítica al cabo de ocho días.
Misil anticarro de combate estadounidense Javelin
  • Este no es sólo el caso de la artillería ya que los cohetes anti carros de combate Javelin y los Stinger de defensa aérea están en la misma situación.
    • EE. UU. envió 7.000 cohetes Javelin a Ucrania -aproximadamente, un tercio de sus existencias- y se esperan más envíos.
    • Lockheed Martin produce unos 2.100 misiles al año, aunque esta cifra podría aumentar a 4.000 en unos años.
    • Ucrania afirma que utiliza 500 misiles Javelin cada día.
  • El gasto en misiles de crucero y en misiles balísticos para el teatro de operaciones es igualmente masivo.
    • Los rusos han disparado entre 1.100 y 2.100 misiles.
    • EE. UU. compra actualmente 110 misiles PRISM, 500 misiles JASSM y 60 misiles de crucero Tomahawk al año, lo que significa que, en tres meses de combate, Rusia ha utilizado cuatro veces la producción anual de misiles de Estados Unidos.
  • Se desconoce el arsenal inicial, en febrero de 2022, de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa, pero, teniendo en cuenta los consumos y la necesidad de retener importantes reservas en caso de una guerra abierta contra la OTAN, es poco probable que los rusos estén preocupados.
    • De hecho, Rusia parece tener suficientes recursos para permitirse el lujo de usar misiles de crucero de nivel operativo en objetivos tácticos.
    • La suposición de que hay 4.000 misiles de crucero y balísticos en el inventario ruso no es descabellada.
    • Esta producción probablemente aumentará a pesar de las sanciones occidentales.
    • En abril, ODK Saturn, la compañía rusa que fabrica motores para los misiles Kalibr, anunció la creación de 500 puestos de trabajo adicionales.

Supuestos erróneos

  • Primero: las armas guiadas de precisión reducirán el consumo total de munición al requerir de sólo un disparo para destruir cada objetivo.
    • La guerra de Ucrania está poniendo en tela de juicio esta suposición.
    • Muchos sistemas de fuego indirecto “tontos“, es decir, sin guiado de precisión, están logrando una tasa de éxito muy alta y, aun así, el consumo global de munición es enorme.
    • La digitalización de los mapas globales y la proliferación masiva de drones permiten, de forma combinada, la geolocalización y una puntería de mayor precisión.
  • Segundo: la industria de armamentos puede activarse y desactivarse a voluntad.
    • Este modo de pensar fue importado del sector empresarial privado civil y se ha extendido dentro de la cultura gubernamental estadounidense.
    • En el sector civil, los clientes pueden aumentar o disminuir sus pedidos.
    • El fabricante puede verse perjudicado por una caída de los pedidos, sin embargo, rara vez, esa caída es catastrófica porque normalmente hay múltiples consumidores y las pérdidas pueden repartirse entre ellos.
    • Por desgracia, esto no funciona en el caso de las compras militares.
    • En EE. UU. sólo hay un cliente de proyectiles de artillería: el ejército.
    • Una vez que los pedidos caen, el fabricante debe cerrar las líneas de producción para recortar costes y para poder seguir en el mercado, mientras que las pequeñas empresas pueden acabar cerrando por completo.
    • Generar nueva capacidad manufacturera es muy difícil, sobre todo, porque va quedando muy poco tejido industrial fabril del que extraer trabajadores cualificados.
    • Esto es especialmente difícil porque muchos de los sistemas de producción de armamento más antiguos requieren una gran cantidad de mano de obra, hasta el punto de que, prácticamente, se construyen a mano y es necesario mucho tiempo para formar la nueva mano de obra.
    • Las cuestiones de las cadenas de suministro también son problemáticas porque los subcomponentes pueden ser producidos por un subcontratista que o bien cierra el negocio, con pérdida de pedidos o reequipamiento para otros clientes, o bien depende de piezas procedentes del extranjero, posiblemente, de un país hostil.
    • El casi monopolio de China sobre los materiales de tierras raras es un desafío obvio en este caso.
    • La producción de misiles Stinger no se completará hasta 2026, en parte, debido a la escasez de componentes.
    • Los informes de EE. UU. sobre su base industrial de defensa han dejado claro que el aumento de la producción en tiempos de guerra puede ser un reto complejo al que hacer frente, si no, imposible de solucionar, debido a los problemas de las cadenas de suministro y a la falta de personal capacitado dada la degradación de la base de fabricación de EE. UU.
  • Tercero: los cálculos que se han realizado sobre las estimaciones de las tasas de consumo de munición, en general.
    • El gobierno de EE. UU. siempre ha rebajado esta cifra.
    • Desde la época de Vietnam hasta hoy, las fábricas de armas pequeñas se han reducido por cinco.
    • Esto fue evidente en el momento álgido de la guerra de Irak, cuando EE. UU. empezó a quedarse sin munición para armas pequeñas, lo que hizo que el gobierno estadounidense comprara munición británica e israelí durante la fase inicial de la guerra.
    • En un momento dado, EE. UU. tuvo que echar mano de las reservas de munición del calibre 50 de la época de Vietnam e incluso de las de la Segunda Guerra Mundial para alimentar el esfuerzo bélico.
    • Esto sucedió debido a suposiciones incorrectas sobre la eficacia de las tropas estadounidenses.
    • Para EE. UU., por suerte, el tejido de fabricación de armas para el sector privado asegura que la industria de municiones para armas pequeñas tenga un componente civil significativo en EE. UU.
    • Este no es el caso con otros tipos de munición, como se ha demostrado con los misiles Javelin y Stinger.
    • Sin acceso a la metodología del gobierno, es imposible entender por qué las estimaciones estadounidenses estaban equivocadas y existe el riesgo de que se estén cometiendo los mismos errores con otros tipos de municiones.

 

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