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Trump y Putin, Irán por Ucrania

Trump y Putin, Irán por Ucrania
Pezeshkian (i), Putin (d), Moscú, Rusia, 17 de enero de 2025.
Jorge Cachinero el

NB: Este artículo fue publicado anteriormente en El Economista.

El Economista, 7 de abril de 2024, p. 30.

El presidente de la República Islámica de Irán, Masoud Pezeshkian, y el presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, firmaron el 17 de enero de 2025 un Acuerdo Integral de Asociación Estratégica.

Esta Asociación sublima el Tratado sobre las Bases de las Relaciones Mutuas y los Principios de Cooperación entre Irán y Rusia, que los dos países firmaron en 2001 por un periodo de 10 años, a cuya conclusión, se prorrogó por dos periodos de cinco años.

Irán y Rusia comparten proximidad geográfica, experiencia de cooperación bilateral, especialmente, en infraestructuras y en energía, y presión diplomática y económica de Occidente.

Las 22.135 sanciones económicas que Occidente impuso a Rusia en 2022, tras el comienzo de la Operación Militar Especial (OME) de ésta en Ucrania, fueron el catalizador para que dicho Acuerdo Integral fuera firmado por Teherán y por Moscú.

Irán llegó a esa rúbrica con la experiencia de 46 años y más de 6.000 sanciones económicas occidentales, entre las que destaca la prohibición total de exportar su gas y su petróleo.

La balanza comercial entre los dos países comenzó a crecer a partir del inicio de la OME y el Acuerdo Integral de 2025 es un paso adelante en esa relación económica bilateral, a pesar de que el historial de los intercambios comerciales entre los dos países no ha sido brillante.

El Acuerdo ha creado un sistema de pagos independiente de los aceptados tradicionalmente en los mercados internacionales y reconoce que las infraestructuras nacionales de ambos países deben desarrollarse para facilitar sin obstáculos su interacción de negocios.

Irán y Rusia se han comprometido a colaborar para hacer frente a los regímenes de sanciones económicas que sufren y en aumentar y mejorar sus relaciones económicas bilaterales, en las áreas de la energía nuclear, del gas y del petróleo.

Campos de gas y de petróleo iraníes.

Para ello, Teherán y Moscú deberán orillar aquellos obstáculos que las impiden, ya sean la ausencia de un marco de reaseguro mutuo reconocido, un sistema de pagos ágil o de una alineación óptima de sus sistemas legales y regulatorios.

Esta asociación estratégica no es en sí mismo un acuerdo militar, sin embargo, especifica áreas de cooperación militar en lo industrial y en lo tecnológico, componentes de los que el Tratado de 2001 carecía.

Asimismo, el Acuerdo está impulsando reuniones entre responsables militares, de Inteligencia y de otras organizaciones de seguridad de los dos países, quienes están abordando iniciativas para hacer frente a amenazas externas para ambas naciones.

Este capítulo abarca la cooperación en la seguridad de Irán y de Rusia en el Cáucaso, en las regiones del Mar Caspio, en Asia Central y en Oriente Próximo y la protección de ambos frente a fuerzas de alto riesgo.

Por último, el Acuerdo Integral estimula la coordinación de Teherán y de Moscú en sus actuaciones respectivas dentro de los organismos internacionales de las que son miembros, como es el caso de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y otras.

No obstante, ambas partes son conscientes de que las relaciones de Rusia y de Irán han vivido periodos de mayor y de menor cercanía a lo largo de las décadas últimas.

El elemento perturbador de esa conexión ha sido siempre la influencia o la mejoría de la interlocución que ambas naciones han podido experimentar por separado con las principales potencias occidentales, ya fueran el Reino Unido o Estados Unidos (EE. UU.).

El deseo del gobierno de Donald J. Trump (DJT) de recomponer sus relaciones bilaterales con Rusia, de gran potencia a gran potencia, han hecho resurgir en Irán esa desconfianza inveterada entre sus clases dirigentes y entre su población.

La agenda de asuntos y de intereses potenciales que los representantes de Washington y de Moscú están construyendo durante las semanas últimas es muy amplia, entre los que Ucrania no es el más importante para EE. UU., ni el programa nuclear iraní, para los rusos.

Esa escala diferente de prioridades que cada una de esas dos grandes potencias tiene sobre los expedientes en negociación es, en el fondo, una oportunidad inmensa para que un posible trueque entre EE. UU. y Rusia sea más factible.

Moscú se habría comprometido en ayudar a EE. UU., y, por extensión, a su aliado preferente en el Oriente Próximo, Israel, para que Irán no cruce el umbral que le convierta en una potencia nuclear.

EE. UU. aceptaría las necesidades de seguridad de Moscú, es decir, neutralidad y desarme de Kiev y reconocimiento de la adhesión a Rusia de regiones del norte, del sur y del este ucranianos, incluyendo el Donbás, Zaporiyia, Jersón y las de Novorossiya, además de Crimea.

 

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