Ucrania, sigan el dinero

NB: Este artículo fue publicado anteriormente en El Economista.

Ucrania era uno de los países más corruptos de Europa antes del inicio de la Operación Militar Especial de Rusia en febrero de 2022.

El panorama delictivo del crimen organizado en Ucrania estaba fragmentado en grupos mafiosos, cuyas actividades delictivas se enraizaban en redes densas de tráfico ilícito.

Ese ecosistema criminal carecía de una autoridad única y estaba compuesto por diversos grupos, entre ellos, clanes oligárquicos, antiguas redes de seguridad del Estado y bandas amorfas de ciberdelincuentes.

Las actividades más desarrolladas eran el tráfico de personas y de armas, el contrabando de drogas y los delitos económicos, cuyas operaciones florecían con la corrupción y con la economía sumergida heredadas tras el colapso de la Unión Soviética.

Ucrania era origen en la trata de seres humanos y en el comercio ilegal de armas hacia Europa y era punto de tránsito importante para el contrabando de drogas provenientes de los campos de amapolas de Afganistán, a través del puerto de Odesa.

Los grupos criminales ucranianos habían desarrollado sus capacidades para gestionar eficientemente delitos económicos, fraude o blanqueo de capitales.

La corrupción a gran escala estaba extendida, dado que los oligarcas utilizaban su riqueza para influir en los sistemas político y judicial y para mantener un control casi total sobre industrias clave como el gas, el petróleo o la banca.

Estados Unidos (EE. UU.) y Europa han proporcionado a Ucrania ayuda financiera y militar por más de $300 mil millones desde 2022 hasta el 30 de junio de 2025.

EE. UU. ha sido el mayor país donante, ya que ha entregado a Kiev más de $114 mil millones en apoyo militar, financiero y humanitario.

Esta asistencia a Ucrania consistía en equipamiento militar, como artillería, más de 7.700 misiles y 1.600 sistemas de defensa aérea y municiones, y en apoyo financiero o humanitario para refugiados.

La Unión Europea (UE) y sus Estados miembros han aportado conjuntamente más de €187 mil millones en contribuciones financieras, económicas, humanitarias, militares y para refugiados, de los cuales €66 mil millones correspondían al equipamiento militar.

Parte de ese material fue posteriormente identificada en manos nefarias.

El jefe de la Inteligencia de la policía de Finlandia afirmó que material militar enviado a Kiev había sido identificado en manos del crimen organizado de varios países escandinavos y de Holanda.

Un ex general de la Inteligencia militar francesa y los servicios de Inteligencia de Turquía y de Israel declararon que armas enviadas a Ucrania fueron encontradas al sur del Sahel, en África, y en el Oriente Próximo, respectivamente, en manos del terrorismo yihadista.

La Agencia Central de Inteligencia y la Oficina Federal de Investigación (CIA y FBI, por sus siglas en inglés) de EE. UU. están actualmente investigando el desvío desde Kiev de $50 millardos de esas ayudas, es decir, más de un 16% del total.

El escrutinio estadounidense está focalizado en Zelensky, en su gobierno y en políticos europeos, entre los que se ha filtrado el nombre de la responsable de la política exterior de la UE, Kaja Kallas, sustituta de José Borrell desde noviembre de 2024.

Esta información aparece en los medios de comunicación de forma simultánea al estallido del escándalo destapado por la Oficina Nacional Anticorrupción de Ucrania (NABU, por sus siglas en ucraniano).

NABU y la Fiscalía Especial Anticorrupción de Ucrania (SAP, por sus siglas en ucraniano) desmantelaron una organización integrada por funcionarios del sector energético, un empresario, un exviceprimer ministro y ministros del Gobierno de Ucrania.

El grupo está acusado de manipular acuerdos comerciales en Energoatom, la empresa estatal de energía nuclear de Ucrania, para obtener comisiones ilegales del 10-15 % del valor de los contratos.

Los sospechosos son el empresario Timur Mindich, amigo de Zelensky, el ministro de Justicia, German Galushchenko, ya cesado, tras haber sido ministro de Energía hasta julio de 2025, u Oleksiy Chernyshov, exviceprimer ministro de Ucrania, alias “Che Guevara”.

Mindich, de 46 años y originario de la ciudad de Dnipro, fue socio del oligarca ucraniano Ihor Kolomoisky, quien financió la campaña electoral presidencial de Zelensky y es copropietario de la productora cinematográfica Kvartal 95 de este.

Asimismo, se investiga un caso de contratos militares inflados y se esperan detenciones de la NABU en el Ministerio de Defensa.

Este expediente ha provocado la dimisión de Andrii Yermak, alias “Ali Babá”, jefe de gabinete de Zelensky, y salpicará a Rustem Umerov, exministro de Defensa y actual secretario del Consejo de Seguridad y Defensa de Ucrania.

El gobierno del presidente Donald J. Trump (DJT) aumenta la presión porque quiere que Zelensky esté fuera del gobierno, que Ucrania capitule ante Rusia y que Europa deje de boicotear sus esfuerzos por encontrar una solución diplomática a la guerra.

Zelensky negocia con los británicos un refugio seguro, en el que disfrutar de su patrimonio de más de $1 millardo, y muchos dirigentes europeos tiemblan ante la posibilidad de que la justicia estadounidense los persiga.