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Verde irlandés

Verde irlandés
F. Pastrano el

Hay colores que definen lugares. El Planeta Azul es la Tierra, nombre paradójico de un astro que tiene más agua que suelo firme. El azul (más que el blanco) es también el color de los Polos, las tierras del hielo. El rojo es el del planeta Marte… Y el verde el de Irlanda. Llamada la Isla Esmeralda, tiene una bandera tricolor en la que no podía faltar el verde. Sus prados y la vegetación de sus tierras salvajes y húmedas, incluidos los feroces acantilados, le dan una coloración inconfundible. Incluso la NASA ha capturado desde el espacio imágenes de la isla completamente verde sin necesidad de utilizar el photoshop.

La Cibeles y la calle de Alcalá de Madrid

El verde está en muchas de sus representaciones nacionales, empezando por el shamrock, el trébol típico de aquellas tierras, cargado de connotaciones mágicas de los celtas. Se dice que San Patricio, el santo patrón de Irlanda que llevó el cristianismo a aquellas tierras, utilizaba tréboles para explicar el indescifrable misterio de la Santísima Trinidad.

La Cibeles y el Palacio de Comunicaciones (Ayuntamiento)

Acaba de celebrarse, como todos los años, el Día de San Patricio y en esta ocasión se ha convocado a irlandeses y amigos de todo el mundo (entre los cuales me ufano de estar) a participar en las redes sociales con la etiqueta #OlaVerde.

El Palacio de Comunicaciones, sede del Ayuntamiento de Madrid

Una marea que lo ha invadido todo, desde vestimentas y monumentos hasta la mismísima cerveza.  Desde los estrambóticos gorros al estilo de los que usan los leprechauns (duendes gaélicos), los monumentos de muchas ciudades del mundo, bañados por infinidad de luces esmeraldas, hasta la cerveza que solo por estas fechas y sin que sirva de precedente se ha teñido de verde con colorantes alimenticios, recordando más a un pipermín o una absenta, que a una negra Guinness de toda la vida.

La Cibeles.  Al fondo la Puerta de Alcalá.

Las Pirámides de Egipto, la Gran Muralla China, el Cristo Redentor del Corcovado, la Ópera de Sidney, la Torre de Pisa, el Coliseo Romano, el London Eye, el Moulin Rouge, el Sacré Coeur, el Arena Estadium… y muchos monumentos emblemáticos de todo el mundo han recibido la lluvia verde de miles de vatios luminosos.

La Puerta de Alcalá en el crepúsculo.

También en España. Aquí han sido la Torre de Hércules, en La Coruña; la Plaza de España de Adeje, en Tenerife; la Capilla de San Patricio, en Llanes, la estatua del Cid Campeador, en Sevilla y la Cibeles, la Puerta de Alcalá y el Palacio de Comunicaciones en Madrid, los que se han puesto verdes, pero no de ira, sino de fiesta y jolgorio irlandés.

 

Celebrando el día de San Patricio en un pub irlandés de Madrid con el típico gorro de los leprechauns (duendes gaélicos)

 

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