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Tres joyas románicas casi ocultas en un valle navarro

La Valdorba atesora tres excepcionales iglesias medievales

Tres joyas románicas casi ocultas en un valle navarro
La alta espadaña de San Pedro de Echano, casi oculta por los árboles - Pilar Arcos
F. Pastrano el

 

Valdorba es un valle tranquilo y muy poco concurrido aunque está muy cerca de Pamplona y se puede ir por carreteras de primer orden. En otoño luce sus mejores galas gracias a los colores de los árboles de hoja caduca, entre los que se esconden verdaderas joyas románicas.
Es una zona de transición entre el húmedo Prepirineo Navarro y la más seca Zona Media y está formado por una veintena de pequeños pueblos y caseríos que entre todos no llegan a los 2.500 habitantes.
Por él pasan dos vías secundarias del Camino de Santiago Aragonés, una viene de Jaca y la otra de Artariáin, y una vez unidas sigue hacia Artajona.

En la portada de San Pedro de Echano no se representan temas religiosos – Pilar Arcos

Seguramente fue por la importancia del Camino por lo que se construyeron en el valle una treintena de templos románicos entre el año 1100 y 1160.
Es fácil recorrerlo, pero para hacerlo en condiciones hay que contar con la ayuda de algún experto, los guías de la Asociación para el Desarrollo de la Valdorba, por ejemplo. Eso es lo que hicimos y de su mano llegamos a San Pedro de Echano, junto a Olóriz, a 27 km. de Pamplona. Esta ermita, la más grande del valle y una de las más bellas de Navarra, tiene la extraña peculiaridad de poseer una enorme portada en la que no se representan temas religiosos, todos son profanos. El tímpano está vacío.

Javier Intxusta en San Pedro de Echano. Dovela con un flautista – Pilar Arcos

A diferencia de otras iglesias, por ningún lado aparece el Pantócrator o Cristo en Majestad (Cristo Triunfante) con los 24 Reyes Ancianos del Apocalipsis. En su lugar hay una figura de grandes barbas posiblemente postizas, que parece celebrar una fiesta con dos docenas de compañeros de francachela.
Una de las arquivoltas presenta una serie de dovelas con personajes también festivos. Uno de ellos toca una especie de flauta, dos tienen pata de palo, algunos levantan los brazos, todos están sentados a la mesa, lo que ha sido interpretado como una fiesta pagana con músicos.

 

Mujer en cuclillas y personaje con dos cabezas – Pilar Arcos

Uno de los 24 personajes está en cuclillas y deja ver su gran vulva abierta, labrada con gran realismo. Es una mujer exhibicionista aunque la cabeza parece ser de hombre.  ¿Y quién nos dice que Luis Buñuel no conocía esta ermita, y en especial esta dovela, y que no fue ella la que le inspiró la escena de la última cena de la película Viridiana?
Otro personaje tiene dos pies, dos manos (hasta aquí todo normal), pero dos caras. Parece que se trata del Jano, el dios romano de las puertas. Con una cara mira hacia fuera y con la otra hacia dentro, simboliza el devenir de la vida, el cambio, el principio y el fin, el alfa y el omega..
Misterios que pueden ser discutidos. De lo que no hay duda es de que estamos ante un templo enigmático, diferente.

Exterior del ábside de San Pedro de Echano – Pilar Arcos

Solo 4 km. más al norte, llegamos a Eristaín y en este pueblo de 8 (¡ocho!) habitantes censados, encontramos la iglesia de Santa María, que en algunos escritos es citada como de San Juan Bautista. Muy cercana pero muy diferente a la de Echano. Frente a aquella, la más grande del valle, esta es muy pequeña. Aquella posee unos muros muy gruesos con una alta espadaña de tres vanos, y esta es un edificio menudo, bajito, rechoncho. Parece insignificante hasta que traspasamos la portada de tres sencillas arquivoltas lisas y vemos las pinturas del interior del ábside.
Tenemos la suerte de que nuestro excelente cicerone sea, como en la iglesia anterior, Javier Intxusta, antiguo alcalde de Garínoain, enamorado del románico de su tierra, excelente divulgador. Nos dice que Santa María de Eristaín es el edificio más antiguo del valle, probablemente del siglo X. Que la iglesia que hoy vemos se construyó sobre un templo romano, y se transformó en época visigótica. Que el ara del altar es una losa romana de ofrendas al Sol.

Pinturas murales de Santa María de Eristaín, el edificio más antiguo del valle de Valdorba – Pilar Arcos

Las figuras del presbiterio y del ábside, éstas sí de carácter cristiano, están ideadas como una representación teatral. Vemos entre otras imágenes la de un Pantócrator, la de la crucifixión y otra de la resurrección de los muertos. Todas las pinturas se encuentran en muy buen estado, aunque el inevitable proceso de degradación ha añadido un barniz rojizo.

Basajaun, un personaje mitológico conocido también como el “Yeti Vasco” – Pilar Arcos

La sorpresa en esta iglesia la aporta la cabeza que hay en un arco apuntado sobre el altar, un individuo barbado y sonriente que ha estado tapado por un muro durante muchos años. Corresponde a Basajaun, un personaje mitológico conocido también como el “Yeti Vasco”, guardián de los bosques de Álava y Navarra. Parecido al Hombrecillo Verde de los cuentos de hadas.

Cripta de San Martín de Tours – Pilar Arcos

Otro corto paseo de 3 km. y llegamos a Orísoain, otro pequeño pero coqueto pueblo de unos 80 habitantes. Su iglesia románica del s. XII, dedicada a San Martín de Tours, guarda una de las únicas cuatro criptas románicas que existen en Navarra. Situada bajo el altar, estuvo oculta durante siglos hasta que en 1965 apareció durante las obras de renovación del pavimento del templo. No se construyó bajo el ábside con la finalizad de albergar tumbas, sino para compensar el desnivel del terreno. Su pequeño tamaño contrasta con el refinado trabajo en la decoración de los capiteles. Hay quien ha dicho que se trata de una versión en pequeño de la cripta de San Martín de Unx.

San Martín de Tours. A la izquierda, una casa rural en un edificio gótico – Pilar Arcos

La portada puede pasar inadvertida pues es sencilla, aunque equilibrada, con arquivoltas de medio punto. Los canecillos son muy toscos. Más interesantes son los modillones (salientes por debajo de la cornisa) que decoran el ábside. Aquí aparecen figuras monstruosas de demonios y de pecadores, como la de un hombre que carga sobre sus espaldas un enorme barril, símbolo de la embriaguez.

Valle de Leoz desde Orísoain – Pilar Arcos

Pegado a la iglesia está el Palacio de Orísoain, viejo edificio gótico del siglo XV, primorosamente restaurado y convertido en una confortable casa rural. Desde un balcón natural de esta plaza podemos contemplar amplias panorámicas del valle de Leoz y el monte San Pelayo.
En un radio de menos de 10 kilómetros, sin apenas esfuerzo, hemos descubierto tres joyas románicas casi ocultas. Una escapada ideal.

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