Un enorme zapato de tacón de cristal, de 17 metros de alto y 11 de ancho, está a punto de inaugurarse en el sur de la isla de Taiwán. Un edificio en cuyo interior se puede entrar, que ha sido construido durante más de cuatro meses y para la que se han utilizado 320 paneles de vidrio azul. Su costo ha sido más de 600.000 euros y se abrirá al público con motivo del Año Nuevo Lunar (en esta ocasión el del Mono) a principios de febrero.
Pero ya mucha gente, especialmente parejas de novios, se están desplazando para verla hasta Budai, en el distrito de Chiayi, y más concretamente en el Área Escénica Nacional de la Costa Sureste (AENCS).
Unos creen que es una reproducción del zapato de Cenicienta, y otros piensan que es una capilla. Pues ni lo uno ni lo otro, se trata de un monumento a una etapa dolorosa de la historia de Taiwán, cuando en la zona muchas mujeres sufrieron la llamada “enfermedad del pie negro”, una especie de gangrena provocada por beber agua contaminada con arsénico. En los casos más graves acababa en la amputación del pie afectado, lo que impedía a esas chicas cumplir una de sus ilusiones, casarse con zapatos de tacón.
En los años 60, una joven llamada Wang sufrió la amputación de ambas piernas por esta enfermedad lo que la impidió casarse. Cayó en una fuerte depresión y pasó el resto de sus días al servicio de un templo.
Según las autoridades locales, este zapato de cristal es un canto al optimismo, a la esperanza y a continuar nuestro camino a pesar de los golpes que nos da la vida. Y aunque su finalidad no es la de celebrar matrimonios, no descartan que bajo su tacón se declaren muchas parejas. De momento servirá como decorado de fotos, sala de fiestas y exposiciones y tienda del amor.
Aún no tiene nombre definido. En Facebook han lanzado una campaña para buscárselo.
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