En la disfunción eréctil, un problema que afecta a muchos hombres, los hábitos de vida juegan un papel principal pues la alimentación puede ser clave para prevenirla y también combatirla. De hecho, en muchas ocasiones la disfunción eréctil suele estar relacionada con otras patologías como son la diabetes, la obesidad o con un elevado índice de masa grasas visceral, hipertensión o incluso una elevada exposición a disruptores endocrinos, además de la disfunción propia del aparato reproductor.
Se caracteriza por lesiones que afectan a diversos tejidos y que alteran su capacidad contráctil, afectando a la salud sexual y el desarrollo normal de las relaciones.
En general se puede prevenir la disfunción eréctil:
- Manteniendo un peso adecuado.
- Evitando hábitos tóxicos como el alcohol y el tabaco.
- Manteniendo un nivel de actividad física adecuado, evitando el sedentarismo.
- Buen descanso.
- Disminución de estrés para evitar disrupciones hormonales.
- Alimentación adecuada y saludable.
Evidentemente la edad pasa factura y el propio proceso de envejecimiento natural no favorece, pero cuanto más te cuides mejor estarás. Una buena alimentación, además, va a reducir la probabilidad de sufrir este problema ya que permite abordar aquellos escenarios que la pueden desencadenar como son una inadecuada circulación.
Algunos consejos para mantener alejada la disfunción eréctil
- Mantener los niveles de glucosa estables: intenta evitar el consumo de harinas refinadas y azúcares simples. Porque además de potenciar niveles altos de glucosa en sangre y la diabetes tipo II, va a favorecer la ingesta calórica importante, el aumento de peso y grasa visceral. Mejor pásate a los alimentos integrales, con toda su fibra y reduce el consumo de dulces.
Además de azúcar, debemos evitar excesos de sal dietética, para proteger la salud cardiovascular y el desarrollo de la hipertensión y disfunción endotelial, íntimamente relacionado con la capacidad de contracción y relajación de los vasos sanguíneos y la correcta circulación de sangre en la zona afectada.
- Mejor consumir grasas saludables: el aporte de grasas va a ser primordial siempre, pero no todas las grasas son iguales. Es mejor que elijas grasas que propicien un entorno antiinflamatorio como las que proceden de los omega-3, el aceite de oliva, los frutos secos y los pescados azules.
El objetivo es encontrarnos con niveles de colesterol adecuados, es decir, LDL y triglicéridos en niveles seguros y HDL aumentado.
- Aporte de fibra, vitaminas y minerales: va a ser primordial para mantener la glucosa estable, mantenernos saciados y reducir el contenido energético de la alimentación. Las verduras y frutas van a ser las protagonistas en este punto, ya que nos aportarán múltiples beneficios además de facilitarnos la regulación del peso.
Además, alimentos ricos en potasio (kiwi, pepino, aguacate,…), nos van a ayudar a mantener nuestra salud cardiovascular que está íntimamente relacionada.
Por último y no menos importante, la vitamina D va a ser imprescindible para la función reproductiva y la fertilidad, además de estar relacionado los déficits en vitamina D con la disfunción eréctil como en la eyaculación precoz. Su aporte contribuye a la regulación de factores de riesgo cardiometabólico y reduce la probabilidad de sufrir alteraciones en la función sexual. Su aporte lo obtendremos mayoritariamente por la exposición solar, ya que su aporte dietético no nos proporciona en cantidad suficiente los requerimientos mínimos.
Por lo que recuerda, la práctica de ejercicio físico (si es al aire libre es mejor, por la vitamina D), mantenerse alejado del estrés, un descanso adecuado y de calidad y una buena alimentación, son los aliados para mejorar tu salud sexual.
Elisa Escorihuela Navarro
Nutricionista y Farmacéutica
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