«Supongo que es mejor tener un estilo que sea reconocible siempre y cuando sigas escribiendo buenas canciones. Y creo que aún es posible que cualquier persona de cualquier edad conecte con nuestro tipo de música», asegura Mac McCaughan en este rápido cuestionario que el guitarrista respondió antes de que Superchunk comenzara su pequeña gira por nuestro país [ayer en Valencia, La Rambleta; hoy 4 de julio en Madrid, Sala But; y mañana 5 de julio en Vilanova i la Geltrú, Vida Festival].
Y es que la banda, desde su formación en 1989, no ha variado mucho su sonido, pero se ha ganado el respeto de todo el mundo con un estilo reconocible, lleno de saltos, gritos, guitarrazos, melodías redondas y diversión a mansalva. Canciones que rebosan de energía y que les han convertido por derecho en uno de los padres del rock independiente de Estados Unidos con discos como «On the Mouth» (1993), «Foolish» (1994), «Here’s Where the Strings Come In» (1995) o «Indoor Living» (1997). En total han publicado once, con los que han trazado una trayectoria inmaculada, aunque no hayan alcanzado la repercusión de otros grandes nombres que les veneran. El último, «What a Time to Be Alive» (2018), con la misma formación de siempre.
McCaughan llegó a España con su mujer y sus dos hijos hace dos semanas. Aprovecharon para darse unas pequeñas vacaciones por el norte para disfrutar de la cocina vasca y asturiana. Una afición que el cantante, guitarrista y compositor principal comparte con su esposa –Andrea Reusing, chef y propietaria del restaurante Lantern, en Chapel Hill (Carolina del Norte)–. Quizá por eso no tiene problemas en responder el par de preguntas sobre la importancia de la cocina para el grupo, pero deja casi un tercio de la entrevista vacía.
En concreto, las preguntas referentes a Merge Records, el sello que montó junto a la bajista de Superchunk, Laura Ballance, hace ahora 30 años, y que se ha convertido en todo un referente del indie americano al descubrir o impulsar a bandas como Neutral Milk Hotel, Buzzcocks, Teenage Fanclub, Dinosaur Jr, Lambchop, M. Ward, Bob Mould, Sugar, American Music Club, Drive Like Jehu, Third Eyes Foundation, Redd Kross y, sobre todo, Arcade Fire. La banda canadiense vendió más de un millón de copias solo con el debut que les sacó Merge. En toda su carrera, y hasta su salida del sello para publicar su último trabajo con Columbia, suman más de 100 millones de copias vendidas.
Las preguntas omitidas por McCaughan son las siguientes:
–Descubriste y fichaste a bandas como Arcade Fire y Neutral Milk Hotel, que pronto se convirtieron en grupos de éxito en todo el mundo. ¿Cómo supiste que eran especiales y lo importante que serían para millones de personas?
–¿Qué cambió en Merge Records cuando llegó el éxito de Arcade Fire? Si no me equivoco, «Funeral» (2004) vendió más de un millón de copias y «Neon Bible» (2007) fue ya número 1 en Estados Unidos.
–¿Recuerdas el momento en que Laura Ballance y tú pudisteis empezar a vivir de Merge Records (o en su caso, Superchunk)?
–¿Fue siempre Merge Records una discográfica rentable?
–Cuando llegó el éxito de Arcade Fire, Merge Records tenía ya 15 años de vida. ¿Te preocupó que el sello experimentara un crecimiento demasiado rápido por las ventas millonarias e inesperadas de la banda?
–¿Cómo fue la conversación con Win Butler o Régine Chassagne cuando Arcade Fire decidió abandonar Merge Records después de «Reflektor» (2013)? ¿Qué significó para la marcha del sello, económicamente hablando, y la posibilidad de grabar a otras nuevas bandas?
Ahora, pues, vamos con las que pasaron el filtro y las consiguientes respuesta de McCaughan:
–¿Le ha resultado difícil a Superchunk mantener el estímulo para seguir escribiendo y girando con el mismo tipo de música después de 30 años?
–Ir de gira es la parte difícil de esta vida que llevamos como grupo, porque algunos de nosotros tenemos familias. Creo que es más fácil vivir este estilo de vida cuando eres joven, pero la inspiración para escribir nuevas canciones siempre está ahí.
–Superchunk fue portada de «New Musical Express» y de otras grandes revistas de música a principios de los 90, cuando las bandas estadounidenses de guitarras recibían mucha atención. ¿Imaginó en aquel momento un futuro para la banda diferente del que ha resultado?
–Realmente no, porque todos estábamos al tanto de qué tipo de banda éramos y cómo sonábamos. Y la música que hacíamos jamás se pareció a la que sonaba por la radio.
–¿Cuántas ofertas de multinacional recibió Superchunk a lo largo de su carrera y cómo te sentiste cuando llegó la primera?
–Nunca llegamos al momento en que nos hicieran alguna oferta reale. Solo teníamos aquellos almuerzos costosos en los que nos decían cuán diferentes iban a ser ellos con respecto a todas las otras grandes discográficas.
–¿No llegaron a ningún tipo de acuerdo?
–Nada de lo que decían parecía realista. Y, además, ya teníamos nuestro propio sello, así que siempre nos pareció mejor mantener el control de todo lo que respecta a nuestra carrera.
–¿Recuerdas la conversación en la que Laura Ballance te contó en 2013 que padecía hiperacusia [un síndrome auditivo que convierte los sonidos habituales en dolorosos y hasta intolerables para el que lo padece] y su decisión de dejar salir de tocar?
–Fue uno de los peores momentos de la banda, por supuesto. Fue triste que no pudiera continuar con las giras, pero hemos intentado encontrar formas de que pudiéramos seguir haciendo música los cuatro juntos. Es genial que al final ella haya podido seguir grabando los discos y trabajando en la composición de las canciones [desde que anunciara su enfermedad, Ballance ha estado presente en los dos discos que ha grabado Superchunk: «I Hate Music» (2013) y «What a Time to Be Alive» (2018)]
–¿Y hay un momento o un lugar donde compongáis mejor?
–Por lo general, en nuestro sótano, que es donde está mi estudio. Pero puede suceder en cualquier momento del día realmente.
–¿En qué zonas de España has estado de vacaciones antes de comenzar esta pequeña gira?
–Bueno, mi familia y yo hemos estado viajando por el País Vasco y Asturias. Son unas regiones realmente increíbles y es la primera vez que nuestros hijos están en España, así que todo ha sido nuevo para ellos.
–Por lo que sé, tanto tú familia como la banda siempre buscáis buenos restaurantes cuando viajáis. ¿Cuáles te han sorprendido en estas dos semanas?
–Hemos tenido algunas comidas increíbles en el norte. Quizás la más memorable ha sido en el restaurante Güeyu Mar, cerca de Ribadesella. Pero también hemos comido en uno de nuestros restaurante favoritos en Madrid, la Taberna Asturianos (Calle Vallehermoso, 94). Comer allí siempre es genial.
–¿Cuándo se dio cuenta Superchunk de que comer bien era importante para su carrera y sus giras?
–Bueno, por lo general siempre ha sido difícil mantenerse saludable durante las giras, pero una vez que empiezas a ganar un poco de dinero es una buena forma de gastarlo, porque te sientes mejor y no caes enfermo tan a menudo. En realidad aprendí eso de Fugazi.
–Después de 30 años, estoy seguro de que sientes muchas diferencias entre el Superchunk de 1989 y el de hoy. Pero, ¿hay alguna proyecto que te habría gustado sacar adelante y no pudisteis?
–No hay nada de eso en lo que pueda pensar. Siempre hemos estado tan ocupados haciendo lo que hacemos que no ha habido tiempo para pensar en otras cosas que podríamos haber hecho.
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Otras entrevistas:
– Negro e Isasa: la alargada sombra (punk) de John Fahey.
– Novedades Carminha: «Es el libre mercado, a los músicos nos pagan lo que podemos generar».
– Mark Cunningham: «Sonic Youth sabía que no podía cambiar mucho si quería seguir en lo más alto».
– Hot Snakes: «No pensamos mucho en si hemos sido una banda influyente».
– Za!: «Hay que tomarse el cachondeo muy en serio».
– Chris Leo: «The Van Pelt rechazamos ofertas de multinacionales que buscaban otro Nirvana».
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– Avishai Cohen: «Supe que tenía talento para el jazz a los diez años».
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– Lidia Damunt: «Siempre he querido dejar la música».
– Ainara LeGardon: «Para redefinir la SGAE, primero tiene que desaparecer».
– Bonnie ‘Prince’ Billy: «Nunca leo las críticas de mis discos».
– Sr. Chinarro: «Yo ya no salgo a tocar si no voy a traerme dinero a casa».
– Residente: «Calle 13 se había convertido en algo irritante».
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– Pablo Und Destruktion: «Estoy petado de líneas rojas».
– Matt Elliott: «En las giras vivo altibajos emocionales».
– Refree: «¿Miedo al flamenco? Los guitarristas de Pepe Marchena eran unos punkis».
– Forastero: «Es triste que Spotify te dé toda la música del mundo por el precio de una copa».
– Isasa: «A Room With A View fue un grupo muy intenso para mí».
– Santi García: «La primera vez que escuché a Fugazi, pense: ¿pero qué mierda es esto?».
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