ABC
| Registro
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizABC
Blogs Un poco de silencio, por favor... por Israel Viana

Rick Froberg (Drive Like Jehu): «Vendí mis vinilos para comer»

Rick Froberg (Drive Like Jehu): «Vendí mis vinilos para comer»
Rick Froberg, de Drive Like Jehu, durante una actuación reciente
Israel Viana el

Rick Froberg (Los Ángeles, 1968) recuerda perfectamente el día que conoció a John Reis (San Diego, 1969): «Fue en una especie de picnic en San Diego en el que tocaba con su banda, Coitus Interruptus. Aún íbamos al instituto. Fue un día precioso en el que actuaron varios grupos de punk rock, principalmente locales, además de una banda de Los Ángeles llamada Iconoclast». Aquel día de mediados de los 80 daba comienzo una de las amistades más fructíferas de la historia del hardcore o el punk rock americano, llámenlo como quieran y métanlo en la etiqueta que sea.

A Froberg aún no le había entrado esta música de lleno: «Los primeros discos que escuché fueron los de los Beatles. Era muy joven y el hardcore en principio no me gustaba. Lo encontraba muy militar y no había muchas chicas metidas en ese rollo. Escuchaba heavy metal y cosas así», recuerda el cantante y guitarrista en una larga llamada de teléfono, desde Barcelona, que se corta hasta en ocho ocasiones sin que eso altere el ánimo ni cabree a nuestro protagonista, que contesta a cada nueva llamada con la misma paciencia y generosidad. Ya me habían prevenido: «Es la mar de majo», «gran tipo», «buenas risas te esperan». Aún así, sorprende. La estrellas del rock no brillan por aquí.

Froberg entró en el hardcore a los 15 o 16 años, cuando cayó en sus manos el primer disco de Discharge, «Hear Nothing See Nothing Say Nothing» (Clay Records, 1982). «Creo que empecé a escucharlo porque vi a los chicos de Metallica llevando una camiseta de ellos y pensé: “¡Oh, qué es eso!”. Me parecieron increíbles, y aún me lo siguen pareciendo. Todavía me encanta ese álbum, es muy bueno».

Cartel del concierto en Madrid de Drive Like Jehu y Nueva Vulcano / LA CASTANYA

Al cumplir los 18 años, en 1986, Reis y él sellaron su amistad dando forma a su primera banda juntos, Pitchfork, con la que grabaron solo un LP, «Eucalyptus», publicado en el sello fundado por el primero: Swami Records. Eran días también en los que Ian McKaye daba un cambio brutal en su música formando Embrace, su banda anterior a Fugazi; en los que Guy Piccioto propició eso que llamaron la «Revolución del verano» de 1985 con Rites of Spring; poco después de que Hüsker Dü publicara el descomunal «Zen Arcade (SSt, 1984), y de que llegaran a la tiendas de discos «Double Nickels On The Time», de Minutemen, y «My War», de Black Flag.

Eran, en definitiva, los primeros pasos de estos dos músicos inquietos e «imprescindibles para entender lo que pasó en los putos noventa», parafraseando a La Castanya, que dieron vida, juntos o por separado, a otros proyectos respetados como Rocket from the Crypt, Hot Snakes, Obits y, sobre todo, Drive Like Jehu, la banda que hoy nos ocupa, pues este viernes actúan en Madrid por primera vez en su historia, en la sala Caracol, 22 años después de su separación (+ Nueva Vulcano).

En tan solo cuatro años de vida, Rick Froberg y John Reis, junto a Mark Trombino (productor de Blink 182 y Jimmy Eat World entre otros) y Mike Kennedy, publicaron dos discos que marcaron a infinitas bandas después: el homónimo «Drive Like Jehu» (Cargo/Headhunter, 1991) y «Yank Crime» (Interscope, 1994). Obras capitales de todo lo que se etiquetó después como post-hardcore o «emocore». «No sé cómo suena el emo. Creo que me etiquetaron así porque gritaba mucho, debido a que no oía nada de nada», asegura.

Y así siguieron, a su aire, mezclando de manera inteligente todas esas influencias que podían llegar a otras bandas como Sonic Youth, Die Kreuzen, Wipers, AC/DC o los Beatles. Lanzándolas al aire para jugar con ellas en largos temas de riffs entrecortados, cambios de ritmo, subidones de intensidad, melodías desenfrenadas y los gritos de un Froberg que nada tenían que envidiar a los de Bob Mould o Guy Piccioto.

La llamada se corta de nuevo, pero aún quedan temas que tratar, algunos extramusicales como Donald Trump, Obama o George Bush. E incluso nos menciona en un buen español a Artur Mas y los Mossos d’Esquadra.

—Cuando eras joven, en los años 80, ¿estabas interesado en otras formas de arte o la música fue lo primero?

—En aquella época yo ya pintaba cuadros, era ilustrador, así que me interesaban las dos cosas: el arte y la música. La música me gustaba porque era una liberación para cualquier agresión adolescente, la llames como la llames. El arte, sin embargo, no te ofrece eso, no es una afición tan física, es más una actividad que haces solo.

—¿En qué momento fuiste consciente de que habías grabado con Drive Like Jehu dos álbumes esenciales para la música de los 90?

—Yo no diría esenciales, sino que han influenciado. Me di cuenta cuando la gente venía a decirnos que les inspirábamos. Cuando comenzaron a pedirnos entrevistas y percibimos que la gente respondía. Pero creo que de todo eso nos dimos cuenta más tarde, porque en aquel momento éramos solo una banda más. Si éramos especiales no nos dábamos cuenta. Para mí era suficiente con estar en la banda y hacer música. Eso me encantaba y no sabía cómo éramos de importantes.

—¿Cómo os sentíais cuando en la prensa os etiquetaba como «emo» o «emocore»?

—Realmente creo que las bandas en las que estuve durante aquella época eran de rock and roll. Sinceramente no me importa mucho cómo nos llamen los demás. Yo preferiría que dijeran rock and roll, porque de hecho yo creo que somos eso. No somos emocore ni nada así, pero me dan igual todas esas etiquetas que implican limitaciones. ¿Emo? ¿Qué significa eso?.

—¿Puedes hacer un poco de memoria y decirme cuál ha sido tu concierto más increíble con Drive Like Jehu?

—Uno que dimos una noche de Halloween. Estábamos de camping y tocamos disfrazados dentro de tiendas de campaña colocadas sobre el escenario. Fue un desastre enorme. Había una hoguera en la que un amigo nuestro hizo pis… acabó siendo una masacre, pero fue memorable. De todas formas, aunque me acuerdo de los lugares en los que hemos actuado, es difícil recordar lo que sentía durante las actuaciones, porque mientras toco me pierdo.

—Por cierto, realmente no sé de dónde viene el nombre de Drive Like Jehu…

—Yo tampoco lo sé. Nunca me importó el nombre, necesitábamos uno y creo que John apareció con ese. «Drive like jehu» es básicamente una expresión muy antigua, como esas que usan las abuelas, que decía algo así como: «¡Oh, conduce como Jehu» [Jehu es un rey de Israel muerto en el 814 a.C. que fue nombrado en la Biblia, pero también una forma de referirse a los conductores rápidos]. Pero es solo un nombre, nada más.

—Desde que formaste Pitchford en 1986 has estado en mucha bandas. ¿Alguna vez has pensado que era demasiado duro y que había llegado el momento de dejarlo y dedicarte a otra cosa?

—Cuando las cosas salen mal o estoy enfermo y cansado, a veces pienso cosas así, pero la mayor parte del tiempo lo disfruto mucho. Me gusta conocer gente y lugares, y tocar en directo sigue siendo muy divertido. Creo que no hay nada que puedas hacer en el arte que tenga esa energía.

—¿Qué haces en esos momentos de bajón?

—Normalmente me tomo unas birras con los amigos y pasó tiempo con ellos, desahogándome. Es como una especie de juego.

—¿Crees que ha cambiado la forma en la que te expresas sobre el escenario desde los 90 hasta ahora?

—Sí, la diferencia es que, al haber tocado todos estos años, hemos aprendido cosas en el duro viaje. Cuando éramos jóvenes no sabíamos lo que estábamos haciendo. Ahora sabemos exactamente lo que hacemos y lo aceptamos, así que es más divertido. Estamos menos preocupados por el hecho de marcar la diferencia y nos centramos en pasarlo bien en el momento.

—¿Por qué hace dos años decidisteis empezar de nuevo con Drive Like Jehu?

—La gente nos lo pedía, pero no nos lo tomábamos muy en serio. Mark Trombino y Mike Kennedy estaban haciendo otras cosas. Sin embargo, en agosto de 2014 nos hicieron una oferta para tocar con el órgano de Spreckels, que es un instrumento enorme [uno de los órganos de tubos al aire libre más grandes del mundo] que hay en el pabellón del parque de Balboa de San Diego [Froberg y Mark ni siquiera vivían ya en San Diego, sino en Nueva York y Los Ángeles, respectivamente. Este último no tenía ni batería en ese momento, así que se compró una específica para tocar en aquel concierto especial. Finalmente actuaron acompañados por la organista Carol Williams e interpretaron cinco de sus temas: «Do You Compute», «Super Unison», «Sinews», «If It Kills You» y «Luau». Ver el concierto aquí]. Fue divertido y mucha gente nos preguntó después por qué no seguíamos tocando. Además, nos ofrecieron una buena cantidad de dinero, así que dijimos: «¡Claro, por supuesto!». Está siendo muy divertido y me alegro de haberlo hecho.

—¿Notáis que ahora va más gente a veros que en los 90?

—Sí, definitivamente viene mucha más gente a vernos.

—¿Cómo fue el segundo concierto tras esa reunificación?

—Los dos siguientes conciertos fueron en The Casbah [7 y 14 de abril de 2015], un lugar pequeño como los que solíamos tocar en los 90 y se agotaron las entradas. A partir de ahí hemos actuado en sitios más grandes, como festivales. En algunas de esas fechas no ha venido nadie o hemos tocado para unas doscientas personas, pero en otros sitios como Chicago, Los Ángeles o Nueva York ha venido mucha más gente que hace dos décadas, incluso 1.000 personas. Es divertido tocar para más gente.

—¿Cuántos vinilos tienes?

—Bueno, ahora no tengo tantos porque vendí un montón para poder comer. Tenía muchos, pero los llevé a una de esas tiendas de discos para intercambiarlos por algo de dinero. Ahora me quedarán unos 500.

—¿Tu favorito?

—Uno de mis favoritos de todos los tiempos es «Underwater Moonlight» de los Soft Boys [es el segundo álbum de estudio de esta banda de rock inglesa liderada por Robyn Hitchcock, publicado en 1980. En principio no tuvo mucho éxito, pero luego acabó convirtiéndose en un clásico de la psicodelia, influenciando a un buen número de bandas como R.E.M.].

—¿Y un par de conciertos que te cambiaran la vida como espectador?

—Sonic Youth en 1995, que fue realmente increíble, algo que no había visto nunca. [Hace una pausa muy larga haciendo ruidos con la boca]. Demasiados conciertos… pero uno de los más impresionantes fue el de Blood Lake [una banda de hardcore de California de los años 80]. Fue toda una fiesta con un montón de amigos, un concierto impresionante que me produjo un gran impacto, a pesar de que era en un lugar pequeño.

—¿Cómo influye tu carrera como diseñador en la banda. ¿Es importante para ti la estética del grupo?

—Para mí es muy importante. Me preocupo mucho del trabajo artístico y, de hecho, es uno de mis trabajos en la banda, mi responsabilidad. Yo realizo el diseño de los discos y todo eso. La imagen de la banda es muy importante para mí.

—Me has dicho alguna palabra suelta en español. ¿Lo hablas de vivir en San Diego, en la frontera con México?

—No, hablo castellano por mis amigos de Barcelona, la gente de Aina, Nueva Vulcano, La Castanya… mucha peña de España [dice en perfecto español]. He estado en la ciudad muchas veces y me encanta aprender cosas nuevas.

—¿Cómo ve alguien de San Diego el tema de la inmigración y declaraciones como las de Donald Trump?

—Creo que Trump es un idiota. Estados Unidos es sólo una parte de América y no somos todos blancos en el país. De hecho, más de la mitad de la población ya habla español, portugués y otros idiomas. Yo crecí en San Diego, que está fuertemente influenciado por la cultura de México y conozco a muchos mexicanos. Todas esas declaraciones creo que son una forma de conseguir votos. No sé… ¡qué más da, es un idiota! No me gusta y no me importa, como creo que le ocurre a muchos americanos.

—¿Entonces no te preocupa que llegue a la Casa Blanca?

—No tengo miedo, no. No creo que el rostro de nuestro Gobierno fuera a cambiar demasiado. Hemos tenido a Obama durante ocho años y ha hecho exactamente lo mismo que hizo George Bush. Se ha hecho mucha publicidad con que es negro o de que se expresa mejor, pero en realidad, la situación es prácticamente la misma [cambia el inglés por el español] Es solo un truco publicitario. La única cosa que creo que le importa es su marca, como si fuera un «reality show». Quizá aquí en España es lo mismo… De hecho, estaba el otro día en el barrio de Gracia en Barcelona observando una manifestación contra las expropiaciones de un banco que han salido en las noticias y, ¿has visto a los Mossos? Creo que son como la Guardia Civil, un ejército doméstico sofocando las protestas… ¿Para qué? Es raro.

____________________________________________

Si te ha interesado esto, puede que también te interese:

– Isasa: «A Room With A View fue un grupo muy intenso para mí».

– Santi García: «La primera vez que escuché a Fugazi, pense: ¿pero qué mierda es esto?».

– Teenage Fanclub: solo son canciones bonitas.

– Steve Gunn: «Hasta el año pasado no me consideré músico profesional».

– Geoff Farina: la delgada línea entre Minutemen y «Mississipi» John Hurt.

– Ian Williams (Battles): «Vivir en Malawi coloreó mi visión de la música»

– Alan Sparhawk: «Todos los ingresos de Low son de tocar en directo».

– At The Drive-In, en la tierra de Aina.

– Nueva Vulcano: las estrellas de rock no brillan por aquí.

Otros temas
Israel Viana el

Entradas más recientes