José Manuel Otero Lastres el 31 ene, 2021 Por mi forma de ser no tiendo a convertirme en fan de nada ni de nadie. Tengo lógicamente inclinación por personas, instituciones o cosas, pero mi grado de admiración no rebasa el grado de hincha enfervorecido. Pero hoy me voy a declarar públicamente ferviente admirador de la Asociación de víctimas del terrorismo, que cumplen 40 años de existencia. Por fortuna no tengo ningún familiar ni allegado que haya sufrido los embates del terrorismo etarra. Pero a veces me pongo en su lugar y siento una sensación de desamparo que me congela el corazón. Ellos lo ponen todo: los asesinados por los terroristas, sus propias vidas que se rompen desde ese fatídico momento, son objeto del rechazo del entorno en el que habitan por el solo hecho de tener a algún familiar como objetivo de la banda de asesinos, y reciben el frío olvido del resto de una parte importante la sociedad española como si se tratara de un “colectivo que mancha”. Y por si esto fuera poco llevan convirtiéndose en moneda de cambio de pactos políticos en los que se entrega a los terroristas rehabilitación a cambio de votos. Tiene que ser muy duro recordar los momentos en los que sufrieron en el alma el dolor del asesinato de sus seres queridos a manos de los terroristas etarras sin otra justificación que la maldita elección del azar y comprobar que todo ese sufrimiento no sirvió para nada. Las víctimas del terrorismo, sin que nadie les consultara al respecto, han puesto en los tiempos macabros del azote etarra vidas y dolor, y a cambio han recibido, de la acobardada sociedad vasca, silencio y rechazo, y de la clase política ni siquiera el reconocimiento debido a tan generosa acción. Cuando me pongo mentalmente en su lugar, ya que es lo único que puedo hacer, me embarga una sensación de injusticia y hasta siento que, en lugar de recibir el merecido reconocimiento que se tributa a los héroes, parecen haber sido recluidos en unos guetos “imaginarios” cuya visibilidad molesta porque le recuerda al poder tiempos de plomo con quienes precisan ahora como socios. Por todo eso y mucho más que por falta de capacidad no acierto a describir hoy me declaro públicamente fan incondicional de la asociación de víctimas del terrorismo. PolíticaSociedad Comentarios José Manuel Otero Lastres el 31 ene, 2021