Es evidente que no se puede gobernar a gusto de todos. Pero no parece que pueda discutirse que cuanto mayor sea el número de ciudadanos para los que se gobierne más acertada será la acción de gobierno. La democracia será más plena cuanta mayor sea la dosis de “interés general” que se plasme en las leyes.
Pero si esto es cierto también lo es que el gobernante no puede ignorar el interés de las minorías. El equilibrio entre interés general e interés minoritario debe ser el fin de todo buen gobierno. Equilibrio que no debe entenderse en el sentido de que ambos intereses, el mayoritario y el minoritario, tengan igual peso, sino en el de que tales intereses estén en armonía haciendo ambos de contrapeso recíproco hasta compatibilizarlos con
ecuanimidad y mesura.
El modo más seguro para gobernar procurando el equilibrio ecuánime de los intereses de la ciudadanía es que la o las formaciones gobernantes se agrupen en función de intereses con la mayor homogeneidad posible y respetando el esqueleto único y común que representa la Constitución o Carta Magna, que contiene la mayor dosis de interés común asumida por la ciudadanía. Es el pacto de convivencia ciudadana de mayor calado que hemos refrendado los españoles en los dos últimos siglos.
Todo lo anterior viene a cuento porque se ha venido gobernando no a favor del interés de todos sino en contra del interés de unos. Y no solo estaba desdibujado el interés que constituía el objetivo prioritario de la acción de gobierno sino también los modos radicales de llevarla a cabo.
Por eso el líder de la oposición tuvo que proponer como objetivo recuperar el objetivo de la convivencia democrática en el marco de una acción equilibrada de satisfacción de los intereses en juego.
Y a este objetivo se le dio el nombre de lo que aspiraba a cambiar: el modo de gobernar era el “Sanchismo” y la propuesta es “derogarlo”.
Lo explicó con toda nitidez el líder de la oposición: a la pregunta de Pedro Sanchez de qué significa “derogar el sanchismo”, Alberto Núñez Feijóo respondió:
“Derogar el Sanchismo es:
“Entre las mentiras o la palabra: la palabra;
Entre presumir o resolver: resolver;
Entre violadores o víctimas: víctimas;
Entre los corruptos o la política limpia: la política limpia;
Entre los okupas o la legalidad: la legalidad;
Entre los insultos o el respeto: el respeto;
Entre la asfixia fiscal o menos impuestos: menos impuestos;
Entre el empobrecimiento o los avances: los avances;
Entre la inflación o el progreso: el progreso;
Entre el independentismo o la unidad: la unidad;
Entre Podemos o los intereses generales: el interés general;
Entre Bildu o la dignidad: la dignidad;
Entre el PSOE o la calidad democrática: la calidad democrática;
Entre el sanchismo o España: España”.