ABC
| Registro
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizABC
Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

El reparto del botín en tiempos de pandemia

José Manuel Otero Lastres el

Convencido personalmente de que no somos tan solo como creemos, sino también, y no poco, como nos ven los demás, en alguna una ocasión mi mujer y yo preguntamos a nuestras hijas, ya adultas, cómo nos veían. Nos llevamos bastante sorpresas, pero sus apreciaciones eran muchas veces certeras. De mí, me sorprendió que dijeran: “papá cuando te pedíamos si nos dejabas hacer algo, siempre nos respondías que no. Pero muchas veces al poco tiempo cambiabas de opinión, y nos decías que sí”. Lo cual era absolutamente cierto.

Durante bastantes años, atribuí esa manera de comportarme al deseo, muy propio de mis paisanos, de disponer de algún tiempo para pensar antes de responder. Y algo de eso había. Pero hoy creo que la razón de mi estrategia del “no por delante” estaba en mi convencimiento de que es mejor dar, aunque sea tarde, que quitar algo que ya se ha dado previamente.

Pues bien, viene todo esto a cuento porque todo parece indicar que hay quienes se están aprovechando intencionadamente del Estado de Alarma decretado como consecuencia de la pandemia, para, amparándose en él, ir recortando poco a poco nuestras libertades sin que podamos protestar debidamente.

En efecto, en una muy ilustrativa entrevista con el prestigioso analista israelí  Yuval Noah Harari, publicada en el XLSemanal, a la pregunta de “¿cree que el coronavirus socavará la democracia? responde: “La epidemia es la tapadera perfecta para un golpe de Estado”. Y seguidamente pone un ejemplo de cómo una medida restrictiva de la libertad (poner un brazalete), que puede venir justificada para controlar la expansión del coronavirus, no se levanta al acabar la pandemia por el temor, dice el Gobierno de turno, de que pueda venir una segunda oleada infecciosa.

Si se tiene en cuenta lo hasta aquí dicho, se comprende que si bien es cierto, a mi juicio, que es mejor negar y después dar, que dar con facilidad y luego tener que quitarlo, también lo es que hay circunstancias -como sucede con la pandemia del coronavirus-en las que por su propia excepcionalidad se nos puede quitar, temporalmente eso sí, lo que ya teníamos. Es decir, restringir algún derecho fundamental.

Ustedes son testigos de que, aunque Pedro Sánchez aseguró por activa y por pasiva durante la campaña electoral que nunca pactaría con Unidas Podemos y los independentistas, hoy el líder socialista es Presidente del Gobierno de España porque ha hecho exactamente lo contrario de lo que prometió al electorado: ha formado un gobierno de coalición con Unidas Podemos y ha obtenido la investidura del Congreso de los Diputados apoyado, entre otros, por los independentistas sediciosos.

Pues bien, llegados al punto en el que está del reparto del botín entre los implicados en la conquista del poder, se observa que el despojo más valioso ya no es un tema de cargos y puestos oficiales cuanto de carácter ideológico. Cuando Pablo Iglesias fue nombrado vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030 no fueron pocos los que pensaron que había sido arrinconado por Pedro Sánchez.

Pero qué gran equivocación. Por lo que se ve, desde su poco definido cargo, Pablo Iglesias hace lo que quiere, comparece cuando lo cree conveniente y se apodera de las medidas que anuncie el Gobierno en el ámbito que sea, preferiblemente en lo que él llama “escudo social”. Y nadie le rechista y mucho menos lo pone en su sitio. Pero el discurrir de los hechos ha hecho evidente algo más, y por eso hablo de despojos ideológicos.

Desde el primer día Pablo Iglesias manifestó que quería estar en el CNI. Es cierto que seguramente deseaba el mando absoluto y total del organismo de Inteligencia. Pero ha aprovechado la pandemia para colarse en la Comisión Delegada para asunto de Inteligencia que coordina los servicios de Información del Estado, que regula la Ley del CNI. Su poder está en claro ascenso, y se vislumbra que tiene una clara finalidad: hacer que en la pugna con el partido socialista vaya calando, como el agua fina, en las estructuras del Estado el totalitarismo.

Y así, Pablo Iglesias recuerda siempre que puede el artículo 128 de la Constitución para que tengamos bien presente que toda la riqueza del país, sea cual sea su titularidad, está subordinada al interés general. En esta misma línea, en el Boletín Oficial del Estado del pasado sábado, al regular las ayudas al alquiler, coló en el régimen de las medidas de apoyo a víctimas de violencia de género, la posibilidad de que, cuando no se disponga de viviendas públicas, se apliquen las ayudas habitacionales sobre viviendas adecuadas, aunque sean de titularidad privada.

Hay que estar políticamente muy distraído para no ver que la lucha que está entablada en el Gobierno de España es un pulso entre los demócratas y los totalitarios. La reciente carta que circula por la red del subdirector de ABC de Sevilla Manuel Contreras, no puede ser más expresiva. Lo malo es que parece que van ganando los  totalitarios.

 

Política
José Manuel Otero Lastres el

Entradas más recientes