José Manuel Otero Lastres el 28 mar, 2020 Se dice de alguien que es un “desertor” cuando abandona sus ideales. Pues bien, basta observar con objetividad la información que vienen suministrando la mayoría de las televisiones sobre los desastrosos efectos que está causando la pandemia del coronavirus entre la población española para advertir que se nos está ocultando una parte importantísima de la verdad. Y claro si hay alguien que ha decidido conscientemente desertar de la libertad a la hora de elaborar la comunicación que traslada al público está ejercitando anticonstitucionalmente el sagrado derecho de la “libertad de información”. No voy a quejarme porque se informe sin rigor sobre el número de contagiados: el ABC prudentemente al informar sobre este punto los denomina “contagiados confirmados”. En el momento en que escribo se reconocen oficialmente 64.059. Pero si pensamos que no se están haciendo test de contagio a todos los que tienen cualquier síntoma por falta de los dispositivos destinados al efecto (se han comprado unos 650.000 que son inservibles por defectuosos) no es descabellado pensar que la cifra real de contagiados tiene que ser muy superior a la declarada. La información debe ser, en cambio, real en lo relativo al número de muertos. A estas horas se da la cifra de 4.858. Se informa de que en Madrid los fallecidos por el coronavirus son depositados en su féretros, debidamente sellados, en el Palacio de Hielo y, por saturación, se informa también de que se usará también como morgue el edificio sin uso de la “Ciudad de la Justicia” que está en Valdebebas. Pues bien, ¿vieron ustedes imágenes en televisión sobre los féretros? ¿No hubo alguien, periodista o medio televisivo, que haya entendido que su sagrado derecho a comunicar libremente información veraz, del que habla la letra d) del artículo 20.1 de la Constitución, implicaba ofrecernos imágenes de los féretros en las morgues madrileñas? Admito que habrá quien piense que podrían ser imágenes poco agradables para los televidentes. Pero ¿no es suficientemente adulto, democráticamente hablando, el pueblo español como para decidir lo que desea ver y lo que no? Las verdaderas razones por las que se omiten esas imágenes ¿son evitarnos ese trago amargo de ver los féretros de nuestros muertos? ¿Creen que si unos reporteros sintieran la necesidad de informarnos libre y verazmente sobre las morgues madrileñas y los féretros, los dejarían ejercitar su deber constitucional de informarnos sobre el tema reseñado para formar una opinión pública libre y democrática? Son muchas preguntas que me llevan ineludiblemente a una misma conclusión: nos están manipulando y hay medios y profesionales que no solo lo permiten, sino que son cómplices de este escandaloso sacrificio de la libertad. Política Comentarios José Manuel Otero Lastres el 28 mar, 2020