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«La mayoría de las marinas de nuestro entorno y nivel disponen de aviación embarcada»

Entrevista con el nuevo almirante de la Flota, Antonio Martorell: «Es vital acometer la renovación de buques en la Armada»

«La mayoría de las marinas de nuestro entorno y nivel disponen de aviación embarcada»
Antonio Martorell Lacave, el nuevo almirante de la Flota (Alflot) / ROMÁN RÍOS
Esteban Villarejo el

Desde hace dos meses el bilbaíno Antonio Martorell Lacave es el Almirante de la Flota, cargo que en el argot militar se conoce como «Alflot». Es el almirante más importante tras el Ajema dentro de la estructura de la Armada Española. Su misión principal es la preparación y alistamiento de todos los buques de superficie, submarinos, aeronaves, unidades navales y de la Infantería de Marina.

El Alflot nos recibe en su despacho del Cuartel General de la Flota, situado en la base aeronaval de Rota (Cádiz) desde 1988, fecha en la que se decidió su traslado desde Ferrol (La Coruña).

-Almirante, ¿en qué estado se encuentra la Flota en estos tiempos del coronavirus?

-Tras el freno a la actividad ordinaria de la Flota ocasionado por la pandemia de la Covid-19 estamos recuperando nuestras capacidades. Hoy, mi principal objetivo como Almirante de la Flota, y dentro de mis competencias, se centra en minimizar los efectos de la crisis del Covid-19 sobre el adiestramiento y la operatividad de las unidades; para conseguirlo, la Armada ha desarrollado un Plan de Choque priorizando la preparación de aquellas unidades que se deben desplegar en compromisos nacionales e internacionales. La puesta en práctica de ese plan de choque es lo que ahora centra nuestros esfuerzos.

-Porque los buques siguen saliendo a la mar y en misiones internacionales…

-Claro, hoy por ejemplo la Armada cuenta con trece buques navegando o en puerto fuera de sus bases, bien en operaciones o realizando diferentes misiones y adiestramientos. Entre ellos el Tambre, integrado en la Agrupación Permanente de Medidas Contra Minas nº 2 de la OTAN; la Fragata Álvaro de Bazán, buque de mando de la SNMG-2 de la Alianza Atlántica y la fragata Santa María, también buque de mando, operando en el Índico en el marco de la Operación Atalanta de la UE y un contingente de nuestra Infantería de Marina se encuentra desplegado en la Misión EUTM Malí. En total, y pese al Covid, hoy son 1.483 personas navegando o desplegadas fuera de sus bases.

-Todo ello con medidas de prevención para evitar contagios a bordo.

-Es importante que sus lectores conozcan el enorme esfuerzo y sacrificio personal que están realizando las dotaciones de esos buques e infantes que se encuentran en operaciones. Piense, por ejemplo, que la fragata Santa María salió de Rota el pasado 5 de junio, tras realizar un aislamiento de 14 días separados de sus seres queridos, y no regresarán a España hasta el 31 de octubre. En todo ese periodo, 4 meses y 26 días, cuando entran en puerto lo único que pueden hacer, cuando tienen suerte, es bajar al muelle a un espacio acotado por la eslora del barco, básicamente a estirar las piernas. Y hay puertos cuyas autoridades no autorizan ni eso. En España a todos se nos hizo largo el estado de alarma, teniendo las comodidades de casa, así que imagine a ellos en un espacio tan reducido como es un barco.

 

Antonio Martorell Lacave, el nuevo almirante de la Flota (Alflot) / ROMÁN RÍOS

 

-En su mensaje por la patrona de la Virgen del Carmen, el almirante jefe de Estado Mayor de la Armada (Ajema), Teodoro López Calderón, ofreció un dato: la Armada ha dado de baja a 27 buques y dado de alta solo a 9 desde 2008, inicio de la anterior crisis. ¿Le preocupa?

-Considero vital acometer la necesaria renovación de nuestros buques, entre los que existe un número importante muy cerca del final de su vida útil. Efectivamente, el Ajema ya ha señalado como los desafíos más críticos para la Armada el programa del submarino S-80 y la sustitución del avión AV8B Harrier, imprescindible para mantener nuestra capacidad de proyección del poder naval sobre tierra.

-¿Y si el presupuesto de Defensa baja, como es presumible, por la crisis del coronavirus?

-Los compromisos que hoy tiene adquiridos España y que afectan a la Armada (la seguridad marítima en nuestro entorno y los compromisos internacionales con la misión Atalanta de la UE y las dos agrupaciones de la OTAN) se comerán el año que viene un porcentaje muy importante de todo el presupuesto. Nos quedará muy poco para mantener en adiestramiento a las unidades que tienen que relevar a esas, y poco más. Si, sobre eso, se produce otra reducción, habrá que reducir los compromisos que España tiene. A nivel nacional o nivel internacional. No se puede hacer más con menos.

-El nuevo submarino S-80. ¿Para cuándo lo esperan?

-Como decimos en la Armada parece que la «sonda coincide con la carta» y en el primer semestre del año 2.021 se botará y a finales del año 2.022 se entregará el primero de la serie, el «Isaac Peral». Ha sido un proceso técnicamente muy complicado, pero no debemos olvidar que diseñar y construir un submarino está al alcance de muy pocos países en el mundo, y muchos de ellos han tenido problemas a la hora de construirlos. Se trata de uno de los retos tecnológicos más complejos a los que se puede enfrentar la industria naval de un país.

-¿Cómo se apañará la Armada con un solo submarino hasta que concluya la gran carena del Galerna, prevista para enero de 2021?

-Obviamente no es la situación deseada pero es la que nos toca. El hecho de contar con uno solo nos permite volcar en él tanto los recursos de personal como de material y por tanto buscaremos la máxima eficiencia de los periodos de operatividad del submarino, y haremos máximo uso de los simuladores para mantener adiestradas a las dotaciones de los otros dos.

 

Submarino S-81, ya cerrado su casco, en una imagen de diciembre de 2019 / NAVANTIA

 

-El nuevo proyecto de las cinco fragatas F-110 es otro de los más importantes en ciernes. ¿Qué importancia tiene para la Armada?

-Las fragatas F-110 son por ello imprescindibles para relevar a las fragatas Clase Santa María, que están al final de su vida operativa, garantizando el mantenimiento de las capacidades navales, en este caso de escoltas, que requiere una nación tan dependiente del tráfico marítimo como la nuestra. Tenga en cuenta que aproximadamente un 80% de nuestro comercio entra o sale por vía marítima de España.

-¿Es necesario que la Armada cuente con cazas de aterrizaje vertical F-35B, cuando en el pasado el portaaviones «Príncipe de Asturias» no intervino en misión exterior ni una sola vez?

-Pues le diría que depende del papel que España quiera jugar en el tablero internacional, y esa decisión se escapa de mi nivel. Como profesional si le puedo decir que la mayoría de las marinas de nuestro entorno y nivel disponen de aviación embarcada. Hay tres capacidades en nuestra Armada que nos permiten estar a ese nivel y que marcan diferencia con el resto de marinas: la Infantería de Marina, la aviación embarcada y los buques que las transportan y operan. En nuestro caso, dado que por las características del «Juan Carlos I» el avión tiene que ser de aterrizaje vertical, el único modelo existente en el mercado es el F-35B. Con relación a su comentario del «Príncipe de Asturias», que es cierto, le diré que uno de los objetivos principales que tiene la existencia de las Fuerzas Armadas es disuadir, es decir, evitar que el otro haga algo por temor a las consecuencias. Que una unidad militar se dé de baja sin haber intervenido en ninguna operación, sin haber pegado un tiro como se dice vulgarmente, es siempre un éxito.

 

Un Harrier aterrizando en el «Juan Carlos I» / IGNACIO GIL

 

-¿Qué importancia tiene Rota para EE.UU.?

-Para EE.UU. la importancia es obvia, no en vano la mantienen desde 1953. La situación de la base tiene para ellos especial relevancia como plataforma de tránsito y proyección logística a zonas geográficas de su interés. Las relaciones entre la Armada y la US Navy han sido siempre excelentes y la presencia en la base desde 2014 de sus cuatro destructores ha sido un multiplicador positivo en nuestras relaciones con ellos, con un resultado muy beneficioso para ambas marinas en áreas como el adiestramiento y la interoperabilidad.

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