No puede haber más emoción. En la última temporada del serial de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) todo puede suceder aún. El próximo capítulo puede significar un final dramático o tragicómico. Tal vez sea la emoción la que nos gane. Por eso, a estas alturas todos se preguntan quién será el guionista que escriba ese desenlace de la presente y accidentada temporada de uno de los mayores triunfos desde “La casa de papel”. De momento Hevia resiste, contra todo y contra todos, a pesar de haber puesto en pie una extraña unanimidad sobre el hecho consumado de que todos quieren que dimita o que se le haga dimitir. No hemos podido confirmar, como dicen algunos, un detalle muy interesante: ¿Ha leído ya Hevia el “Manual de resistencia” de Pedro Sánchez y se ha inspirado en la prosa galana -pasada por el filtro de la España Global- para aferrarse al colchón, digo al sillón?
Hay quien piensa que el guionista que quiere escribir este capítulo final es Antonio Onetti, un profesional del guión en el Colegio Audiovisual de SGAE. Esta mañana ha entregado las 13 cartas que responden a su batuta, los 13 votos en la junta directiva. Esa entrega en bloque ha supuesto el último giro de guión inesperado. Porque ayer Onetti y Cabal estuvieron en la SGAE, tal y como contamos, con el fin de pactar una salida con el presidente José Ángel Hevia. Llevaban las 13 firmas en el bolsillo a la reunión. Si fuera una película, podríamos imaginarlas en sus sobres, encima de la mesa. “Si nos votáis, son vuestras”, habrían dicho. O también en formato Matrix: “José Ángel, esta pastilla significa que dimites de presidente y podrás saber la verdad. Si tomas esta otra, creerás que puedes convocar elecciones pero te atragantarás con una moción de censura…”
Bromas aparte, el desenlace de la crisis más grave de la historia de la SGAE necesita un buen guionista. De eso no cabe duda. ¿Qué va a pasar ahora? El Ministerio de Cultura ya ha pedido la intervención judicial de la entidad. ¿Adónde nos lleva esta trama? ¿Qué golpe de guión permitirá mantenernos pegados a la pantalla? Pocos han contado que, en realidad, Cultura ha pedido la intervención como medida cautelar en la Audiencia Nacional, una medida cautelar ante el juzgado en el que se decide el recurso que la SGAE de Hevia presentó a los requerimientos de Cultura. Suena muy lioso: una cautelar en el requerimiento recurrido. Las cosas del requerer, que diríamos más artísticamente, los desamores de la SGAE y el gobierno socialista, que estuvo tratando de provocar una reacción dentro de la entidad para que arreglase tantos desmanes y al final se quedó el ministro compuesto y más salida que la petición de intervención. Y ahí seguimos.
Hevia ya tiene las 18 cartas de miembros de la junta directiva que le conminan a convocar un pleno para tratar de su moción de censura. Una mayoría que pide, por escrito, que se vaya. Hay acuerdo. El fuego espera hacer fumata… ¿Blanca, negra? Aunque faltan algunos por firmar (siempre hay quien llega tarde o prefiere no mostrar sus cartas firmadas hasta el final), los editores Clifton Williams, Laura Prieto y Mariola Orellana; más los creadores Pilar Jurado y Eduardo Galán ya habían entregado sus documentadas peticiones para la remoción de Hevia. A esas 5 se han sumado las 13 de Antonio Onetti y Fermín Cabal: son de los 13 miembros de la junta que pertenecen al grupo ADA de Autores Dramáticos y Audiovisuales. Después de una guerra que dura ya varias semanas, con esos votos se buscaba una sucesión pactada, que ayer fue imposible.
El guión no carece de intriga. ¿Por qué ayer no entregaron las 13 y hoy sí? ¿Se ha llegado al pacto entre el brunch y la cena, al pacto que fue imposible entre el desayuno y el brunch? Solo lo sabremos al comprobar la votación. Cuando se convoque. Hevia podría hacer muchos movimientos todavía.
De momento mañana hay comisión permanente y el lunes comité de dirección. Ambos órganos forman el núcleo duro del poder. ¿Hevia les llevará su intención de dimitir? Votarán sus huestes a Onetti. Desde que ganaron las elecciones en noviembre, lo que se ha hecho en la SGAE es terrible. La Asamblea ha visto su voluntad truncada. ¿Que por qué decimos esto?
Porque no aprobaron en la última, el pasado 27 de diciembre, ni los estatutos ni el reparto en el que los músicos de la Rueda de las TV han decidido inmolar la imagen de los creadores, rebañando todo lo posible en diciembre de 2018, sin tener en cuenta los límites que dicta el sentido común, ni los que dictaba el laudo invalidado, ni siquiera los que desde hoy dictará la Ley de Propiedad Intelectual. Nada. A por todas mientras dure…
Por eso Hevia tiene secuestrada la soberanía de la Asamblea y no puede estar ni un día más. Aunque ni en eso es el primero. Si la Asamblea no aprobaba el reparto, la junta que preside el gaitero debía, obligatoriamente, preparar otra propuesta de reparto y someterlo a esa misma voluntad del órgano de control de la gestión. Pero no, no hicieron ni prepararon la propuesta. Y así, la Asamblea se vio burlada en un giro de otro guión más antiguo, el que lleva dominando la SGAE durante las últimas décadas, que ha ido a peor, a medida que los sumarios y la judicialización iban interfiriendo en los planes de unos u otros para dominar la entidad de los 300 millones de euros.
Quien no vea claro esto, no es capaz de ver nada. Ahora será intervenida por seis meses, prorrogables como los alquileres chungos. Y puede que ese guionista que todos esperamos dé una última sorpresa y haya final medio feliz. O a lo peor, otro truco barato para que siga la fiesta y la paguen los autores. Después de seguir durante tantos años la información de la entidad, uno debe concluir que para ser tomada en serio, quienes la administran deben primero tomarse en serio a los autores a los que representan y dejarse ya de juegos de poder interferidos por las editoriales, en los últimos años, de las cadenas de televisión. Uno de los máximos expertos en la gestión colectiva que hay en España me ha dicho esta mañana una frase que yo temía y que no quería oír, así a lo bruto: “En la SGAE el poder lo ha tomado AtresMedia. Hevia ha sido un guiñol en las manos de Música Aparte, la editora del grupo. El retorno que reciben esas cadenas es tan grande que apenas queda dinero para el resto de autores que no son de la Rueda. Y eso se convierte en votos y en sillones en la junta. Así han tomado el poder, así están las cosas. Así han llevado a la sociedad hasta la intervención, por el abuso.”
Falta un capítulo, y adiós a la temporada. A ver quién escribe finalmente el guión.
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