José Manuel Otero Lastres el 09 jun, 2021 Dudé durante unos instantes si debía pronunciarme sobre el nuevo argumento que se utiliza ahora desde el Gobierno para justificar los indultos y ocultar la verdad que es pagar por seguir en La Moncloa. Pero no puedo quedarme callado cuando pretenden tomarme por idiota. En mi artículo del domingo pasado publicado en El Faro de Vigo y en La Opinión de la Coruña, con el título “Argumentos falaces para justificar los indultos” analicé críticamente estos argumentos, cuya única función no era revelar la verdadera razón por la que el Gobierno de la Nación iba a conceder los indultos a los sediciosos catalanes, sino cubrir con la negrura de la tinta del calamar el auténtico motivo que se escondía detrás que era simplemente pagar lo prometido para continuar en La Moncloa. Como se recordará, el primer argumento que con este propósito sacó a relucir Sánchez fue que entre “los valores constitucionales no están la revancha, ni la venganza”, añadiendo que “hay un tiempo para el castigo y un tiempo para la concordia”. El segundo fue invocar la valentía, afirmando que “a veces hay que ser valientes, y pensar en el interés general, con la mirada larga”. El tercero consistió en que los indultos facilitarían una Cataluña libre de fracturas que dejaría atrás el bucle melancólico y frustrante en el que llevan varios años (opinión que transmitió Carmen Calvo). Y el cuarto consistió en afirmar que “ayudar a resolver el problema no supone un coste; el coste sería dejar las cosas como están, enquistadas”. Ayer compareció nuevamente la ministra portavoz con el quinto y, por ahora último argumento, que consiste en equiparar el “perdón” a los sediciosos con “aquella España que, durante la Transición, supo sentar a la misma mesa a dos bandos que habían hecho la guerra” “…pues eso estamos haciendo”, dijo la portavoz. Si los cuatro anteriores era de todo punto inconsistentes, el quinto: ¡equiparar los indultos a los sediciosos con la reconciliación de la transición!, no puede ser más desafortunado. Para empezar no se pueden comparar en nada nuestra dolorosa guerra civil con el golpe sedicioso. En la guerra hubo cientos de miles de muertos, y en el delito de sedición perpetrado no hubo, según los propios sediciosos, ningún acto de violencia severa, razón por la cual no hubo condena por el delito de rebelión. Por otra parta, en la transición todos los demócratas organizamos nuestra convivencia futura en torno a un texto constitucional que instauraba un nuevo periodo de libertad en un Estado social y democrático de Derecho bajo el imperio de la Constitución y las leyes. Pues bien, fueron los propios sediciosos los que se alzaron contra esa convivencia pacífica que es el resultado de la transición. Y para finalizar conviene tener presente que no es creíble que este Gobierno, que es el que está dinamitando la reconciliación con leyes como la de la memoria histórica y la memoria democrática, nos diga que trata de que haya reconciliación con los sediciosos. Si no fuera porque es se trata de algo muy serio parecería una broma que los que están de destruir la reconciliación de la transición nos digan ahora que los indultos equivalen a sentarse en la mesa con los sediciosos para reconciliarnos.. ¡De lo que se trata pura y simplemente es de cumplir la ley democrática que nos dimos todos, y no de pagar entre todos los compromisos de Sánchez por seguir en el Gobierno! Política Comentarios José Manuel Otero Lastres el 09 jun, 2021