José Manuel Otero Lastres el 13 ene, 2021 La primera acepción de la palabra líder en el Diccionario de la RAE es “persona que dirige o conduce un partido político, un grupo social u otra colectividad”. Pero hay una segunda acepción que considera líder a la persona que va a la cabeza de los de su clase. Con esto se quiere decir que aunque cabe hablar de liderazgos en cualquier actividad humana, me voy a referir solo a las personas que dirigen un partido político y que, en consecuencia, pueden llegar a dirigir el gobierno de una nación. Escribió Quevedo en sus Migajas Sentenciosas: “De Moisés dijo San Agustín que tuvo todas las buenas partes que se pueden desear en un buen príncipe para el gobierno. Humildad para rehusar el cargo, obediencia en aceptarle, fidelidad en hacer el oficio, industria en ejecutar las órdenes de Dios, desvelo en regir el pueblo, vehemencia en corregirle, celo ardiente en amarle, grande paciencia en sufrirle; calidades a que sería gran ganancia aficionarse los que gobiernan”. Adhiriéndose, como es mi caso, sin reserva alguna a las palabras de San Agustí recordadas por Don Francisco de Quevedo, lo que primero que viene a la mente a día de hoy es que nuestros líderes –unos más que otros- carecen de muchas de esas “buenas partes” (acepción 15 del Diccionario de la RAE “desusado: cualidades y dotes naturales que adornan a una persona”) que son deseables en un buen gobernante. ¿Han oído alguna vez algún líder que tuvo la humildad, no digo ya para rehusar el cargo, sino tan siquiera para plantearse si tenía la capacidad suficiente para ejecutar con acierto el encargo? ¿Se puede decir de muchos de los actuales miembros del gobierno de la Nación que guardan obediencia a lo que prometieron al aceptar el cargo? ¿Son muchos los gobernantes que tienen fidelidad en servir los intereses generales de los ciudadanos y no los suyos particulares? ¿Observan que se desvelen en regir los destinos de la Nación? ¿Hay alguno que tenga la valentía de corregir los desaciertos del pueblo en lugar de alabarlo constantemente de manera demagógica? ¿Podrían enumerar numerosos políticos que tuvieran un celo ardiente en amar al pueblo antes que a sí mismos? Las respuestas son suyas. Política Comentarios José Manuel Otero Lastres el 13 ene, 2021