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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

La utilización por tercera vez de la trampa del “no es no”

José Manuel Otero Lastres el

Tras la sesión del último Comité Federal del PSOE, parece observarse desde fuera que existen dos posiciones contrapuestas con respecto a la abstención del PSOE en la investidura de Rajoy, así como que los representantes de la posición minoritaria alegan los mayoritarios han traicionado la voluntad de los votantes del partido que se resumía en la conocida frase del “no es no”.

Sin embargo, si se analizan detenidamente las cosas se comprueba que el veto del PSOE al partido popular obedece a una jugada de Pedro Sánchez, asentada en un argumento falso, cuya finalidad era convertirse en presidente del gobierno mediante el inhabitual recurso a la aritmética parlamentaria.

En efecto, en todas las elecciones generales celebradas en España desde que en 1979 entró en vigor la Constitución el partido más votado formó gobierno. Y eso que hubo ocasiones en las que las diferencias de votos fueron mucho menores que en las dos las últimas elecciones. Así en 1996 el PP obtuvo 156 escaños por 141 el PSOE, con una diferencia de 15 parlamentarios; en 2004 y 2008 las diferencias fueron de 16 escaños a favor del PSOE; en 1993 de 18 también a favor del PSOE; y en las de 2015 y 2016 ahora a favor del PP 33 y 52 escaños, respectivamente.

La conclusión que se extrae de los datos que anteceden es que, a pesar de haber sido reñidas (las diferencias eran entre 15 y 18 escaños), gobernó siempre el cabeza de la lista más votada. Y entonces jamás se alegó como argumento para dificultar que formase gobierno el partido con más escaños que los votantes del partido perdedor le habían encomendado a su partido que vetara la investidura del candidato del partido con mayor número de escaños.

Si nos fijamos en los resultados de las dos últimas elecciones, la diferencia entre el PP y el PSOE a favor del primero dobla y hasta casi triplica la que hubo en las elecciones más disputadas: 33 escaños en 2015 y nada menos que 52 en 2016.

La pregunta que surge inmediatamente es ¿de dónde proviene el argumento de que los votantes del PSOE le encomendaron al partido que vetara por todos los medios la investidura de Mariano Rajoy? La hasta hace poco dirección del partido se hartó de repetir  una y otra vez que en que el PP es el partido de los recortes y de la corrupción.

Pero un análisis desapasionado de estos argumentos lleva a la convicción de que son totalmente inconsistentes para fundamentar el “no es no” del PSOE al PP, ya que los recortes los empezó el PSOE al final del mandato de Rodríguez Zapatero y de episodios de corrupción tampoco se salva, como es notorio, el PSOE. Por si lo anterior fuera poco, se puede argüir que esos argumentos ya los tuvieron en cuenta los electores. Y es que habiendo efectuado ambos partidos recortes y teniendo los dos episodios de corrupción votaron, cada elector  a favor del partido que quiso, pero no en contra del que no escogieron, porque en las elecciones generales no existen votos en contra.

Pues bien, quien convierte por arte de magia los votos del PSOE no solo en votos a favor del partido, sino en votos bloqueantes del acceso del PP al gobierno, es Pedro Sánchez, con su famoso “no es no”. Y lo hace intencionadamente por primera vez para tratar de convertirse a toda costa en presidente del gobierno.

Efectivamente, en lugar de presentar su dimisión la noche del 20 de diciembre de 2015 por haber obtenido los peores resultados del PSOE en la reciente democracia, urde la estrategia de convertir los votos a favor del PSOE, además, en votos en contra de Mariano Rajoy y en un alarde de verdadera magia comparece ante al pueblo español para sostener que los votos del PSOE tienen una doble significación: son un sí para él y un no para Mariano Rajoy. Y como la aritmética parlamentaria le permite bloquear la investidura de la lista más votada con esa parte del voto que es “no”, fuerza su propia investidura que acaba fracasando y nos lleva por primera vez a una repetición de elecciones.

Con el bagaje de no haber dimitido, de haber fracasado en su quimérica investidura y de maquinar la taumaturgia de convertir el voto del PSOE en voto con doble significado (a favor de Sánchez y en contra de Rajoy), decidió concurrir de nuevo –segunda vez que utilizó la trampa del “no es no”- a las lecciones del pasado 26 de junio para ver si todo eso lo convalidaban las urnas. Y lo que sucedió lo conocemos todos: en lugar de mejorar, empeoró –cosa realmente difícil- los resultados del 20 de diciembre de 2015.

Pues bien, cuando, por fin, un sector de miembros del Comité Federal interviene para terminar con la postura bloqueante de la investidura, la parte minoritaria del PSOE vuelve a utilizar por tercera vez la trampa del doble sentido del voto de dicho partido para tratar de presentar ante la ciudadanía a los que se abstengan en la investidura de Rajoy como desleales al partido socialista. Y todo ello insisto por la gran mentira de que el voto al PSOE es doble: a favor del candidato y en contra de Rajoy. Visto lo cual cualquier socialista que analice detenidamente lo sucedido no puede alinearse con la postura tramposa de los que siguen defendiendo el “no es no”.    

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