José Manuel Otero Lastres el 12 nov, 2022 En el suplemento “Mujer hoy” de esta semana, que se entrega con el diario ABC, me llamó la atención el titular de una entrevista con Roberta Metsola, una mujer de Malta, que es la actual presidente del Parlamento Europeo. Dice Roberta “yo también era una agitadora”. En un primer momento, y antes de leer su entrevista, pensé que era de la especie de las Ada Colau o Irene Montero, cuyo mérito para entrar y ascender en política fue simplemente “militar” en los movimientos de protesta de los “azotacalles” que se dedican más a llamar la atención mediática sobre los problemas que a tratar de resolverlos. La protesta les sirve para ponerse bajos los focos de los medios y adquirida la dosis necesaria de notoriedad dan el salto a la dirección de las formaciones políticas. Aunque ese tipo de personajes no me simpatiza en absoluto, leí, sin saber muy bien por qué razón, la entrevista. Y pude comprobar que Roberta tenía profesión, es abogada, y que fue agitadora en su época estudiantil y para defender la adhesión de Malta a la Unión Europea. Esta entrevista condujo mis pensamientos a diferenciar dos de las vías que existen para acceder a la política activa: la de la formación y preparación para afrontar los problemas de la ciudadanía y la de la agitación y el activismo callejero como medio de significación personal y de darse a conocer por la vía rápida. No voy a valorar cuál de estos dos caminos es mejor. Personalmente, mi carácter me lleva a simpatizar con el primero. Pero no puedo desdeñar el segundo, porque, en lugar de adquirir la formación en los libros, la toma de la calle. Durante mi ya larga existencia he visto políticos de las dos escuelas, los libros y la calle, y en ambas los hubo buenos y malos. Si tuviera que caracterizarlos por dos rasgos, diría que a los de los libros los guía generalmente la razón y son como la comida cocinada a fuego lento y a los de la calle la emoción y son como la cocina rápida. Pero no sería sincero si no añadiera que la emoción es más fácil de satisfacer y, por tanto, menos duradera que la formación académica que es más permanente. Política Comentarios José Manuel Otero Lastres el 12 nov, 2022