José Manuel Otero Lastres el 24 may, 2021 En el ABC de hoy escribe Ignacio Camacho en su columna diaria que “en el subsuelo sociológico donde se fraguan los vuelcos electorales está asentándose la idea de desalojar a Sánchez” de la presidencia del Gobierno. Desde luego algo hay. La indiscutible victoria de Isabel Díaz Ayuso y la impresionante nómina de distritos electorales que votaron al PP hacen pensar en un posible vuelco electoral (aunque es cierto que solo eran elecciones autonómicas) de dimensiones inesperadas. Como era de prever, Sánchez y sus estrategas se han puesto manos a la obra para tratar de recuperar el tiempo perdido. Y han adoptado, a mi juicio, dos tipos de medidas: críticas y propagandísticas. Las críticas han consistido en “reñirnos” a los electores por no haberles hecho caso de que venía el “lobo-fascista”. Lo cual era una demostración palpable de que no se enteraron de a qué obedecía el tsunami electoral. Las medidas propagandísticas puestas en marcha era maniobras de distracción para que dejáramos de observar el tenebroso presente que nos azota y miráramos a la lejanía: nada menos que al año 2050. Esta medida, que la primera idea que evocaba era pensar en Sanchez gobernando 29 años más seguidos, salió inmediatamente de las portadas de los medios por las tensiones creadas por el propio Gobierno con Marruecos. Así que parece difícil que el PSOE enderece el rumbo. Tratará por todos los medios de estirar la legislatura hasta el final, pero les queda el escollo de ver cómo justifican los indultos a los sediciosos catalanistas condenados. Política Comentarios José Manuel Otero Lastres el 24 may, 2021