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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

El PSOE nos mete en la “ineptocracia” y además con autobombo

José Manuel Otero Lastres el

El pasado 6 de agosto escribí en este blog que era cierto que Pedro Sánchez había alumbrado un nueva era: la de la ineptocracia. Recordaba entonces que la “ineptocracia” es una palabra de origen francés (“inaptocratie” o “ineptocratie”) cuya composición alude al poder de los ineptos o incapaces que es definida como el

sistema de gobierno en el que los menos capaces de gobernar son elegidos por los menos capaces de producir y en el que los otros miembros de la sociedad menos aptos para procurarse su sustento son obsequiados con bienes y servicios pagados con los impuestos confiscatorios sobre el trabajo y la riqueza  de unos productores en número descendente.

Y decía entonces que Pedro Sánchez nos había metido de lleno en el ineptocracia, porque, a través de la moción de censura, ahora la mayoría parlamentaria, integrada por los menos capaces de producir, había elegido presidente del gobierno al menos capaz de gobernar y, tras su llegada, los miembros menos aptos de la sociedad para procurarse su sustento estaban siendo obsequiados por el dadivoso Sánchez con bienes y servicios pagados con los impuestos confiscatorios sobre el trabajo de los cada vez más menguantes creadores de riqueza.

Creí, por supuesto equivocadamente, que consciente de su escasa capacidad para gobernar, el ejecutivo iba a tratar de pasar inadvertido para que la ciudadanía no pudiese comprobar su incompetencia. Pero tal vez la osadía que suele acompañar a la ignorancia los ha llevado, no a esconderse –como era de esperar-, sino a manifestarse con un grado de soberbia impropia de la autocrítica que suele caracterizar a los inteligentes.

En efecto, en la rueda de prensa que siguió al Consejo de Ministros de ayer, la señora Celaá, antes de dar cuenta de las medidas aprobadas, hizo un repaso-balance de los tres meses de gobierno socialista. Comenzó caracterizando la etapa anterior como una situación de aletargamiento, para afirmar inmediatamente que ellos “habían activado la política española en tiempo record”. Añadió, sin el más mínimo rubor, que con ellos se iniciaba una etapa de “renovación de la democracia y de las políticas sociales y europeas”, resaltando que el objetivo del Gobierno era afrontar todo los retos que tenía España para situarla en el puesto internacional que le corresponde.

Si por “autobombo” se entiende, según el diccionario de la RAE, “elogio desmesurado y público que alguien hace de sí mismo”, pocos ejemplos hay más claros de lo que es un gobierno inepto que no deja de darse autobombo.

Lo primero, porque la anunciada “co-gobernación” parlamentaria que ejercerán el PSOE y Podemos, con las medidas que piensan adoptar nos va a meter de lleno en la “ineptocracia”, tal y como ha quedado definida. En efecto, los menos capaces de gobernar (el actual PSOE de Sánchez y Unidos Podemos) van a obsequiar a los menos capaces de producir y de procurarse su sustento con bienes y servicios pagados con los impuestos confiscatorios sobre el trabajo y la riqueza de unos productores en número descendente.

Y lo segundo porque un gobierno que no hace más que rectificar (lo último, por ahora, lo de Arabia Saudí y Navantia), hasta el punto de que el editorial del ABC de hoy dice que de “gobierno bonito” ha pasado a ser motejado como “gobierno mutante”, tiene el desparpajo, la osadía, la inmodestia y, en definitiva, la soberbia, de auto alabarse hasta extremos incompatibles con el nivel la autocrítica que conlleva la posesión de un grado mínimo de inteligencia.

Decir, con las constantes rectificaciones gubernamentales que vemos un día sí y otro también, que el actual gobierno “activó la política española en tiempo record”, que con ellos se “ha iniciado una etapa de renovación de la democracia y de las políticas sociales y europeas”, y que van a situar a España en el lugar le corresponde, supone un caso paradigmático de autocomplacencia, narcisismo y autobombo que no puede justificarse ni siquiera por los dictados del actual marketing político. La política es una actividad seria con la que no se puede frivolizar.

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