Problemas de sueño, picor en la piel, dolores de cabeza, falta de concentración, irascibilidad, sensación de ahogo, desasosiego, pensamientos negativos y catastróficos pululando por nuestra mente, falta de aire, ganas de salir corriendo… ansiedad. Se trata de ansiedad.
La salud mental de los españoles en general ha empeorado significativamente durante este año pandémico. El estudio realizado por el CIS supone una radiografía general sobre el estado de la salud mental de las personas que viven en España durante la realidad vivida por la pandemia del COVID-19. Analiza datos sobre el miedo a morir o al contagio, las emociones de tristeza, problemas de sueño, preocupación, cambios de humor, hábitos de vida, etc.
Han aumentado las visitas a psicólogos y psiquiatras y también el consumo de ansiolíticos y antidepresivos. La población lo está pasando mal. Mi consulta on line en concreto ha aumentado de cinco profesionales a doce en solo cuatro meses.
La atención en la salud pública es limitada porque no hay profesionales suficientes. La consulta privada supone un coste económico considerable que no se pueden permitir muchas personas. Así que sinceramente, estamos ante una realidad con poca solución. Nos queda divulgar con rigor, ofrecer consejos prácticos que puedan aliviar el momento y cuando se pueda, ser solidarios y comprometidos y ofrecer ayuda desinteresada de la manera en la que cada uno pueda.
Si estás sufriendo alguno de estos síntomas o varios de ellos, no desesperes. La ansiedad es incómoda, es desconcertante, limitante, pero no suele ser peligrosa. Y a veces, introduciendo cambios en nuestros hábitos, podemos conseguir vivir con más serenidad. Veamos con qué empezar a trabajar.
Meditación
Sí, lo sé, con esto de la meditación soy muy repetitiva. Pero lo soy por la confianza científica que le tengo. La bibliografía que avala la relación entre la meditación y el sosiego mental es extensísima. Meditar actúa directamente sobre nuestra amígdala, centro neurálgico de la expresión de emociones. Y, además, con la práctica continuada de la meditación, tu cerebro cambia su estructura. Sí, parece increíble, pero es así.
Si quieres iniciarte en la meditación puedes pasearte por estas dos webs de dos psicólogas e instructoras en mindfulness que ofrecen meditaciones guiadas gratuitas, Beatriz Muñoz, autora del libro ‘Mindfulness Funciona’ y Yolanda Cuevas. También puedes seguir las meditaciones guiadas que la psicóloga Belén Colomina, autora de ‘Mindfulness para familias’ ofrece cada domingo en ABC Bienestar.
Relajación muscular
La relación muscular nos ayuda a relajar nuestra musculatura y esto influye positivamente en nuestro sistema nervioso simpático, responsable de la respuesta de ansiedad. Cuando trabajamos en nuestra relajación muscular, la información propioceptiva, que es la que va de músculos y sentidos al cerebro, informa a nuestra mente de que nuestro cuerpo está relajado y eso se traduce en ausencia de peligro. ¡Ahí fuera no hay peligro, puedes bajar la guardia con la respuesta de ansiedad!
Si quieres practicar una técnica de relajación muscular te facilito la mía que también puedes descargarte de forma gratuita en Spotify.
Practica el autocuidado
Entiende por autocuidado todas esas pequeñas actividades que tienen que ver con tu salud física, mental y emocional, y que te producen ilusión, bienestar y plenitud.
- Chequeos y revisiones médicos. Para llevar a los niños al ortodoncista siempre encontramos hueco. Pero no nos pasa lo mismo con nuestros temas médicos. Para nosotros nos cuesta más encontrar el tiempo.
- Dormir para descansar, no para cubrir el expediente.
- Cuidar tu alimentación, la materia prima, la calidad de lo que comes y de cómo lo cocinas.
- Trata también de disfrutar cuando te sientes a la mesa y vivir el momento presente.
- Dedicarte tiempo para estar solo, para practicar tus aficiones, para no hacer nada.
- Tomarte la vida con un poquito más de calma. Ir a otro ritmo.
- Hablarte y tratarte bien, desde la amabilidad y el respeto.
- Practicar actividad física de forma regular. Es la mejor manera de que funcionen bien tus neurotransmisores y sientas bienestar. Además, la actividad física practicada de forma regular cuida de nuestras funciones cognitivas, como atención, memoria y concentración, que suelen verse afectadas cuando sufrimos ansiedad.
- Di no. No te responsabilices de lo que no te toca. Si te sobrecargas con responsabilidades que no son tuyas, con favores, con actividades que no te apetecen, incrementarás tu malestar y ansiedad. Sí, al decir no puede que estemos fallando a algunas personas. Pero es peor fallarte a ti mismo.
Regula el teletrabajo
Teletrabajar puede facilitarnos la vida o complicárnosla. Trata de ponerte horarios y de tener un espacio físico específico para ello. Y acuérdate de respetar tus descansos como si estuvieras en la oficina.
Mucho ánimo. Parece que ya queda menos, pero no por eso pasemos por alto los síntomas incómodos que impiden disfrutar con plenitud del momento presente.
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