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Blogs El lunes empiezo por Patricia Ramírez

La belleza del amor cotidiano, ese con el que convivimos día tras día

La belleza del amor cotidiano, ese con el que convivimos día tras día
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Patricia Ramírez el

El amor es uno de los estados más bonitos de los que podemos disfrutar, tanto el amor en pareja como el amor a cualquier persona, experiencia o cosa. Días como el de San Valentín llevan a muchas parejas a discusiones tontas y a decepciones. Uno entiende el día como algo comercial y absurdo, mientras que la otra persona puede que espere un regalo significativo. También el tipo de regalo puede ser un conflicto. Hay personas que valoran que un regalo consista en pensar en el otro, en tener un detalle hecho a mano, como una carta bonita, y la otra parte puede que espere algo más material. Todo es cuestión de valores.

¿Por qué hay parejas que solo disfrutan el amor cuando está el materialismo de por medio? ¿O cuando ocurren grandes acontecimientos como una escapada o una cena en un restaurante de moda?

Cuidar del amor en situaciones concretas y puntuales puede ser algo romántico, sorpresivo y sencillo. Sencillo en el sentido en el que ser romántico o tener un detalle en un día señalado es fácil. Incluso aunque te rompas la cabeza con cómo sorprender ese día en concreto. Pero solo es un día. Cuidar del amor cotidiano, a veces tan banalizado justo por su cotidianidad, es más complicado. ¿En qué momento dejamos de darle valor a los detalles diarios, a todo lo que la persona hace por nosotros, a su forma de ser, a aquello que tanto admirabas?

El amor cotidiano, el amor amable, sereno, es una fuente de bienestar emocional. Tenemos que procurar vivir con armonía, con respeto, en un ambiente que invite a estar a gusto con la pareja y que dé lugar a apreciar lo bonito de la relación. ¿Cómo podemos cuidarlo?

  • Principalmente eligiendo dónde poner nuestro foco de atención. Cuando estamos más pendientes de lo que nos separa de la pareja que de aquello que nos une, no podemos disfrutar de lo cotidiano, porque lo cotidiano se convierte en discusiones, malas caras, desplantes, indiferencia.
  • Cuidando las formas. La manera de hablar a la pareja, el tono, el volumen, la educación, el cuidado, la prudencia. Trata a tu pareja con el mismo respeto con el que tratas a tus amigos.
  • Teniendo detalles. Una nota bonita, un mensaje de amor, una muestra de cariño. Coger la mano, acariciar, hacer un favor a tu pareja, cocinar su plato favorito, favorecerque descanse, que esté a gusto…
  • Cuidado con la dejadez, mata cualquier muestra de admiración y de amor. Cuidado con la rutina, con dejar de cuidarte por fuera y por dentro, con dejar de tener conversaciones interesantes, dejar de aprender juntos, de enriquecer a la persona que tienes al lado y dejar de enriquecerte tú.
  • Revisando los valores. Las parejas cambian a lo largo del proyecto común. Las distintas amistades, el trabajo, los proyectos nuevos, aficiones, intereses, todo va cambiando a la persona. A veces también se cambian valores y creencias. Es enriquecedor poder compartir tus cambios, hablar con ellos con la pareja desde la serenidad, transmitiendo cómo te sientes, lo que ha cambiado, qué te enriquece, qué te da sentido.
  • Viviendo el presente en pareja. Hay que darle valor a todos los ratitos que se pasan juntos en el día a día. El momento que compartes en el sofá, en el café del desayuno, si hacéis deporte juntos, una peli en el cine, cogerse de la mano. Estar presentes es poner atención plena en todos esos momentos para darnos cuenta de lo valiosos que son. Y se pueden verbalizar en alto “qué a gusto estamos aquí juntos en el sillón, es mi momento de paz contigo”.
  • Valorando los momentos de superación conjuntos y los acuerdos conseguidos. Es importante dar valor a la solución de problemas en pareja, cómo se superan los conflictos. Todas las parejas tienen conflictos, desavenencias, ideas distintas. No se trata de no tener conflictos, sino de aprender a resolverlos para que os unan. Desde el respeto, la empatía, la comprensión honesta de la otra postura. Se necesita escuchar con interés qué siente la otra persona, qué piensa. Ponte en su lugar, valida cómo se siente, aunque no lo compartas. Haz que se sienta bien incluso pensando distinto a ti.
  • Sintiendo admiración por tu pareja. Sentirse admirado es un símbolo de amor. Significa que tu pareja te ve especial, que te elige, que eres valiosa para ella. Hazle saber qué admiras al igual que le haces saber que le amas.

El amor cotidiano es el amor con el que convivimos día tras día. Si no eres capaz de apreciarlo, de sentirlo, te estás perdiendo la esencia del amor. Un regalo caro es una sorpresa. Pero el verdadero regalo es tener al lado a una persona que confía en ti, que te admira, que te elige, que forma parte de tu proyecto de vida. Y si no cuidamos los detalles a diario, se pierde la esencia del amor, la semilla que llevó a que tú ahora tengas la relación que tienes.

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