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Blogs El lunes empiezo por Patricia Ramírez

Comer es un placer, libérate de culpas: cómo hacerlo en 11 claves

Practicar el mindful eating ayuda a disfrutar la comida sin remordimientos y de forma consciente

Comer es un placer, libérate de culpas: cómo hacerlo en 11 claves
Patricia Ramírez el

El acto de comer suele ser tan placentero y la comida tan sabrosa, que puede llevarnos a utilizarla para compensar los momentos duros de nuestra vida. ¿Te ha pasado? Es una conducta inteligente buscar el placer. Por eso el placer inmediato suele ser tan atractivo. A nuestro cerebro la idea de aplazar el placer inmediato porque “conviene” esforzarnos en el presente y tener una recompensa en el futuro no le gusta nada. El cerebro y sus neurotransmisores están orientados a disfrutar siempre que llegue la oportunidad. Así que cada vez que se nos cruza una tarta suculenta, una pizza sabrosa, una bollería, suprimir la tentación es complicadísimo.

Si a este autocontrol le añadimos malestar, como puede ser estar aburrido, ansioso, frustrado, irascible, agotado o harto de la pandemia, todavía le cuesta más. Y de esto se están quejando muchísimas personas en estos momentos. “Sólo faltaba con el añito y medio que llevamos que tuviera ahora que privarme de comer azúcar”. Porque entendemos que privarnos del azúcar es un “castigo”, no una filosofía saludable de vida.

Llevamos tanto tiempo, equel ivocadamente, prohibiéndonos comer lo que nos apetece porque engorda, porque es insano, porque no esta de moda, porque me salen granos, que entendemos que educarnos en comer de manera saludable es un castigo. Por eso seguimos repitiendo patrones equivocados. Asociamos que cuidarnos es restringir, autoncontrolar, hacer dieta. Y esto no hay estado de ánimo que lo soporte.

Estamos atravesando la fatiga pandémica. Irascibilidad, agotamiento mental, falta de vitalidad, problemas de sueño, falta de atención, pérdida de ilusión. Una manera de compensar nuestro emocional incómodo es comiendo hidratos de carbono y alimentos salados que automáticamente ponen al cerebro feliz. Cuando nos sentimos mal no nos da por aliñarnos una ensaladita. Nos da por comer todo lo que tiene azúcar y grasa. Evolutivamente son los nutrientes que nos han dado energía y nos han permitido sobrevivir. Por eso nos atraen tanto y son tan apetecibles.

Si deseas dejar de tener a la comida como un parche para tus emociones y empezar a disfrutar del momento de comer, puedes empezar por seguir estos consejos relacionados con el mindful eating. Es decir, la capacidad de comer con atención plena, de atender las necesidades saludables de nuestro cuerpo y mente. Se trata de aprender a reconocer estados como el hambre real y no confundirla con el hambre emocional.

1. Empieza por organizar lo que hay en tu cocina

¿De qué te quieres desprender, qué tienes en casa que sabes que te perjudica, refrescos, alcohol?, ¿Qué no deseas volver a comprar y tener en casa?, ¿Te sobran electrodomésticos como esa chocolatera que nunca utilizas? ¿Te faltan especias con las que condimentar tus platos y hacerlos más apetitosos? Tener un entorno en el que apetezca cocinar, estar a gusto, en el que tengas espacio y los alimentos y utensilios que necesitas, nos facilita el compromiso con un cambio de hábitos.

2. Ten un anclaje

Significa tener un elemento que siempre que esté presente, nos recuerde que tenemos que prestar atención. Puede ser una vela, un plato o una copa especial, lo que tú elijas. Cuando esté presente tu anclaje, que puede ser incluso una palabra, significa momento zen, comida zen.

3. Come como si hicieras una cata 

Se trata de despertar los sentidos antes de empezar a comer: la vista, el olfato o la textura cuando pinchas con el tenedor. No significa que tengas que oler exageradamente cada bocado que te llevas a la boca. Pero sí que tomes conciencia del color, la textura, el olor, cómo se deshace en la boca, cómo salivas, su sabor, etc. Disfruta de cada bocado. No comas como un pollo, rápido, sin degustar, tragando con prisas.

4. Deposita los cubiertos en el plato mientras saboreas y masticas la comida 

Reposar los cubiertos es un signo de no tener prisa. Si los mantienes agarrados, lo normal es que trates de cortar y llevarte otro trozo a la boca sin siquiera haber tragado lo que ahora tienes.

5. Compórtate de forma amable con la comida 

Una persona amable, dulce, tierna, no come como si no hubiera un mañana. Como con delicadeza, despacio, atenta, disfrutando y con agradecimiento hacia el momento presente.

6. Estate en el aquí y en el ahora 

Apaga la televisión, la tablet o cualquier distracción que te impida estar en el acto de comer. Está demostrado que cuando comes con el televisor, comes más y más rápido. Pierdes la atención sobre lo que comes porque tu atención está puesta en la tele.

7. Come despacio 

Incluso cuando estés en la pausa del trabajo. Hay personas que comen deprisa pensando que así ganan tiempo. Pero lo que ganan es estrés. Comer despacio no te enlentece tanto y permite disfrutar del momento. Y cuando te sacies, para. Nos han bombardeado de pequeños con que no se puede dejar comida en el plato. Así que arrastramos y seguimos diciendo a nuestros hijos que hay que acabarse todo porque hay personas muriéndose de hambre. Lo ideal es servirse lo que uno se va a comer. Pero si te sobre y te ves lleno, para.

8. Come sentado 

¿Obvio? Pues no. Ha personas que comen de pie, pillan lo que sea en la cocina o de la máquina de vending y lo engullen. Date un respiro. Comer es un placer, pero solo si te rodeas de serenidad. No se puede comer despacio, disfrutando y sereno si lo realizas de pie, como si no fuera un acto importante en tu vida.

9. Mereces alimentos saludables, mereces cuidarte 

Si no te mimas tú, ¿quién lo va a hacer? Apetece mucho más disfrutar tranquilo de una ensalada o de un pescado fresco a la plancha, que de un bote precocinado. Date el gusto de comer cosas saludables, a ser posibles elaboradas con mimo por ti. Aquello que cocinas o elaboras con cariño, merece dedicarles tiempo y atención.

10. Conviértete en un crítico gastronómico 

Aprecia cada sabor de tal forma que puedas tomar decisiones sobre lo que te gusta más, lo que recomendarías, lo que repetirías como cocinero. Para ser un crítico tienes que aprender a apreciar bien lo que comes y lo que bebes.

11. Sé agradecido
Comer es un derecho, pero desgraciadamente no está al alcance de todos.

No dejes que un bocado te amargue la existencia. Lo que es un placer no puede convertirse en un tormento. Ánimo con el mindful eating.

Por @Patri_Psicologa

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