Soy de las personas que tratan de facilitar la vida a los demás y ayudar. Lo hago todo el año. No solo yo. Son muchas personas las que ayudan a personas. La mayoría de ellas tienen un interés profundo por facilitar la vida a los demás, por ser serviciales, por estar presentes en la vida de quien más las necesita. Nos sale de dentro porque genéticamente estamos configurados para formar parte de una tribu, para agruparnos, para ayudarnos y ser un equipo. Por eso hemos sobrevivido.
El mes de diciembre con la Navidad es un mes que despierta en mucha gente valores dormidos que, durante el año, con motivo de la prisa, el ritmo y la propia irascibilidad que genera el síndrome de la vida ocupada, no son capaces de hacerles hueco. Para muchos la Navidad es una farsa, unos días en los que tratamos de mostrar nuestra mejor cara, nuestro lado más amable. Días en los que das más propina, aguinaldo, ayudas, participas en mercadillos solidarios, compras lotería con fines benéficos y donas juguetes y regalos para los que más los necesitan. Muchas personas se preguntan si este lado solidario no podría estar presente todo el año, que por qué nos reservamos solo para los días de Navidad. Y es cierto. Ojalá todos arrimáramos el hombro los 365 días. Pero para los que por el motivo que sea no puedan hacerlo, porque se les olvide, no caigan en ello, la Navidad es un momento maravilloso para sacar toda la bondad que llevan dentro. Las fechas navideñas son mejor que nada. Al igual que si te da por sacar tu lado bonito en Halloween. Lo mismo da, lo importante es que de vez en cuando pensemos más en los demás, nos demos, prestemos atención a los detalles y, sobre todo, a los valores.
¿Sabías que, entre otras ventajas, ayudar a los demás te ayuda a ti mismo? Nuestros neurotransmisores y hormonas, como por ejemplo la oxitocina, se incrementan. La oxitocina es la hormona del amor y de la compasión. Sentimos bienestar al ayudar a otras personas. Y esto ocurre porque es la manera de que afiancemos esas conductas altruistas. Si ayudar nos dejara indiferentes, dejaríamos de hacerlo. Y entonces, nos extinguiríamos.
Para todas aquellas personas a las que ayudar a los demás sea un objetivo para 2023, les explico de forma breve cuáles son los cinco motivos que favorecen la conducta altruista o prosocial. Conociendo las bases de qué favorece ser un facilitador y ayudar, igual podremos mantener la conducta prosocial a lo largo del año y no solo en Navidad.
- 1. Empatía y responsabilidad moral
La capacidad de ponernos en el lugar del sufrimiento y dolor de otra persona dispara nuestra actitud altruista. La responsabilidad moral se sustenta en valores morales interiorizados. La empatía puede llegar a ser tan alta, que hay personas que se exponen al sufrimiento de otras personas con tal de liberar a otras del suyo.
Durante la pandemia ser realizaron varios estudios sobre este tema y se confirmó que estimular la empatía favorecía el cumplimiento de las normas y restricciones.
- 2. Afabilidad
Las personas afables buscan vivir relaciones y ambientes armoniosos, sin conflictos, amables. Son personas poco dominantes, que hacen prevalecer el equilibrio y la amabilidad por encima de ganar batallas o tener razón. Las personas afables suelen ser altamente empáticas y confían en los demás. Su interés por el bienestar a su alrededor y la confianza en las personas también las lleva a tener la costumbre de bieninterpretar.
- 3. Identificación y, sentimiento de pertenencia
Palabras como grupo o equipo, sentirnos identificados como parte de un grupo, nos lleva a ser más altruistas. Cuando nos sentimos parte de algo, eso que salvamos es “nosotros mismos”. Porque actuamos como nosotros, no como ellos. Seguramente sea este el motivo por el que tendemos a dar más visibilidad o ayuda a conflictos que entendemos más cercanos, con los que sentimos más pertenencia, que conflictos que por su cultura, religión o distancia los vemos menos cercanos a nosotros.
- 4. La superación de peligros
Las experiencias conjuntas nos unen, sobre todo cuando se trata de anticipar y afrontar peligros. Se ha demostrado que la experiencia de crisis y peligros promueve la idea de “nosotros”. Por este motivo, ante las crisis, nos suele salir nuestro lado más altruista.
- 5. El sentimiento de admiración
En varios estudios se ha demostrado que el sentimiento de admiración y asombro, por ejemplo, por fenómenos bellos e impactantes de la naturaleza nos lleva a ser más altruistas y conservarla y cuidarla mejor. La idea de ser una pequeña parte de un todo del que nos sentimos orgullosos y al que admiramos, despierta la solidaridad, la ayuda y el altruismo.
Les dejo esta frase maravillosa del poeta Erich Kästner: “No hay nada bueno al menos que se haga”. Entre todos y todas podemos hacer cosas maravillosas si dedicamos parte de nuestro tiempo a cuidar de los demás.
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