Hoy empiezo a… ser más agradecido.
El agradecimiento es algo más que dar las gracias. Es una actitud que podría convertirse en filosofía de vida. Se trata de una manera de mirar y enfocar. Ser agradecido nos permite vivir estando pendiente de todo aquello que nos regala la vida. Si todos fuéramos más agradecidos, podríamos vivir en un mundo más amable, empático y respetuoso. ¡Y hasta pensaríamos con más positividad! El agradecimiento produce bienestar tanto en quién lo recibe como en quién lo siente. De hecho, hay estudios que correlacionan ser agradecido con una mejora de nuestra salud física.
El profesor de psicología Robert Emmons de la Universidad del Sur de California, en 2015, llevó a cabo un estudio que se titula «Correlaciones neuronales de la gratitud». Los resultados demostraron que la actitud de agradecer «produce resultados positivos muy importantes: satisfacción, vitalidad, felicidad, autoestima, optimismo, esperanza, empatía y deseos de ofrecer apoyo emocional y tangible a otras personas».
Si deseas mejorar tu bienestar, el de otras personas, incluso tu salud física, te propongo practicar estos dos ejercicios:
Antes de dormir, trata de pensar en tres cosas que hayan ocurrido durante el día por las que puedas dar las gracias. No tienen que ser grandes acontecimientos. Este ejercicio nos ayuda incluso a dormir mejor. Nos enfoca en aspectos positivos, relajantes. Y dado que la mente no puede estar en dos tareas a la vez, el hecho de pensar en qué puedes agradecer evita pensar en tus temas sin resolver, en pensamientos rumiantes o en adelantar cosas negativas… algo a lo que somos muy dados por las noches.
Trata de dar las gracias, verbalmente, más veces al día. Las gracias se dan con un simple «gracias» o elogiando algo de la persona «muy amable», «la tortilla estaba exquisita». Un estudio de psicología publicado en la revista «Cuadernos de psicología» afirmaba que solemos ser agradecidos cuando esta actitud venía de otros. Es decir, la gratitud se contagia y funciona en cadena. Cuando alguien es agradecido contigo te impulsa a que tú lo seas con otras personas.
No necesitas que alguien haga algo especial por ti para agradecerlo. Se puede ser agradecido incluso con lo más simple y habitual. Un servicio amable en una cafetería, una atención profesional en una oficina, una sonrisa de una enfermera, que alguien te informe en la caja del supermercado de una oferta… Siempre ocurren cosas maravillosas a nuestro alrededor. Solo hay que tener los ojos abiertos para poder percibirlas y agradecerlas.
Y recuerda, «de bien nacidos es ser agradecidos».
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