El concepto de ambición tiene amantes y detractores. Ambición, definida por la RAE es “deseo ardiente de conseguir algo, especialmente, riquezas, dignidades o fama”. La primera parte, deseo ardiente de conseguir algo, ya contiene una expresión fuera de lo normal, “ardiente”. Pero la segunda parte referida a la riquezas o fama nos suele chirriar. Si relacionamos el concepto de ambición con cualquiera de los tres elementos, enseguida visualizamos a alguien corrupto, capaz de saltarse los límites legales, éticos y de todo tipo, con tal de conseguir su propósito. “Este tío es un ambicioso y le da igual todo”. Con ello queremos expresar que será capaz de pisar, humillar, guardarse información, traicionar o saltarse las reglas con tal de ganar. Tenemos asociado el concepto de ambición a esos tiburones de empresas que lo quieren todo a toda costa. Pero también a ese deportista incansable que compite lesionado, con dolor y que se deja hasta el último aliento para poder vencer su partido.
Para muchas personas la ambición es una esclavitud, porque las lleva a estar todo el día superándose, corriendo, buscando la perfección. No se dan tregua, lo quieren todo y lo quieren ya. Vivir con es ambición es una agonía. Incluso fomenta sentimientos desagradables como la envidia. Ambicionas tener el sueldo, el coche, los músculos, la pareja, el estilo de vida hasta la paz de las personas a las que envidias. Y para ello te sometes a duras horas de trabajo, a entrenamientos extenuantes, y lo peor de todo, te saltas tu escala de valores. Dices que en tu escala de valores la familia es lo primero, pero le dedicas diariamente catorce horas la trabajo para no perder oportunidades y seguir en la primera línea de combate. Te saltas otros valores como la cooperación, la generosidad, prestar ayuda, porque cuando lo haces acercas a ti a tu rival y lo que tú deseas es tenerlo lejos.
La ambición negativa es aquella que te impide vivir de forma relajada, ser coherente con tu escala de valores y, sobre todo, dañar a otras personas en pro de tus intereses.
La sana ambición, entendida como el entrenamiento en valores, disciplina, esfuerzo, método, para alcanzar los sueños que entendemos que nos van a hacer más felices o nos van a facilitar una vida más plena, y siempre y cuando no pongamos no perjudiquemos a nadie, nos ayuda a tener una vida con más sentido. Es decir, la ambición puede ser una forma de ser que aporta un extra importantísimo. Puede ser una de las diferencias claves entre el éxito y el fracaso. Una persona ambiciosa puede sacar un plus de esfuerzo, de energía, de concentración, de voluntad, de ánimo, de lucha, de ideas, de todo. Un plus que le acerca a sus metas, a sus sueños. Y es que los sueños están muy caros y hay mucha gente queriendo conseguirlos.
La ambición nos ayuda a mantener el sueño, a aspirar al máximo y luchar al límite. Nadie puede dar su “best” si no tiene un sueño que perseguir. La ambición puede ayudarnos a superarnos ante muchas situaciones.
Si deseas una inyección de ambición, puedes seguir estos consejos:
- 1. La mentalidad depende en gran parte de lo que te dices a ti mismo. Una persona con ambición verbaliza lo que desea conseguir y en términos positivos. Las palabras y lo que te dices condiciona tu entrega.
- 2. Visualiza tu sueño, tan real como puedas. Cómo lo pelearás, qué te dirás, cómo te sentirás, lo que necesitas tener y hacer, el momento, tu seguridad, tu fuerza. Visualiza la toma de decisiones, tu actuación, todo. No dejes nada al azar de lo que se pueda controlar.
- 3. No pienses en las consecuencias de un error, en los “Y si…” o en lo que pueda fallar sin más.
- 4. No pierdas de vista tu motor. El para qué estás esforzándote es lo que te permite ser ambicioso y sacar fuerzas dónde otras personas tiran la toalla.
- 5. A cada problema que anticipes, busca una solución que te dé control.
- 6. Recuerda que tienes algo que te hace único.
- 7. Gestiona las derrotas y los errores con curiosidad, no con frustración. ¿Qué tengo que cambiar la próxima vez? Trabaja tu resiliencia. Un golpe no te deja fuera del camino. Solo se analiza y se sacan conclusiones positivas.
- 8. Ten rutinas. Te ayudarán a mantener la concentración y el ánimo. Las rutinas te dan seguridad y te enfocan en tu objetivo.
- 9. Cuida tu lenguaje no verbal. Muéstrate firme y seguro. La imagen que das de ti no solo informa al exterior, también informa a tu mente. Tu cerebro interpreta tu postura y saca conclusiones sobre tu estado de ánimo. Una persona ambiciosa mira a los ojos, saca el pecho y despliega su confianza al resto del entorno.
- 10. Deja la duda en la primera papelera. Dudar de ti va en contra del comportamiento ambicioso. Una cosa es analizar y tener todo lo controlable bajo control, y otra, darle mil vueltas a todo pensando en que algo puede fallar, en que no sabes si lo lograrás. Tus mensajes son poderosos. Si dudas, fallas.
La conducta ambiciosa no es la única vía para lograr tus sueños. De hecho, yo lo soy bastante poco. Pero sí es cierto que muchísimas personas necesitan ese puntito de adrenalina, de reto, de superación constante para seguir motivadas en el camino de sus sueños. Todas las personas tenemos un sueño por el que luchar, algo grande que conseguir. La ambición puede ser un motor para el lograrlos.
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