Teatro Monumental de Madrid, sede de la Orquesta y Coros de RTVE. Suena la Séptima de Beethoven impecablemente ejecutada por la Orquesta Sinfónica de Zhejiang, dirigida por Muhai Tang. Todos los músicos (a excepción de un trompa) son chinos, al menos eso es lo que me parece desde mi asiento del entresuelo. Y todos son jóvenes, a excepción de un trombón alopécico. El aforo de 1.200 butacas está cubierto. El concierto es el primero de una serie de actos que se celebrarán este año para conmemorar el 40 aniversario del establecimiento de Relaciones diplomáticas entre España y la República Popular China.
Casualidad o no, en este mismo escenario (aún sin la última remodelación) actuó en 1983 el primer grupo de Ópera de Pekín que vino a España para celebrar el décimo aniversario de las relaciones. Aquello fue muy diferente. Observar las caras de los espectadores españoles mientras se interpretaban fragmentos de “Conmoción en el reino celestial” o “Los ocho inmortales atraviesan el mar” era todo un poema, como si asistiesen a un espectáculo directamente llegado de Ganímedes o quizá de Raticulín. Ahora es otra cosa. Los músicos chinos han optado por un repertorio occidental a más no poder con algunos toques orientales, como la solista de erhu (violín chino) o el de dizi (flauta travesera).
Desde entonces el mundo ha dado algunas vueltas. Hace 40 años, tras un largo Consejo de Ministros, el titular de Información y Turismo, Alfredo Sánchez Bella, nos comunicaba a los periodistas que Franco había decidido entablar relaciones diplomáticas con la China comunista. Faltaban cuatro meses para que Carrero Blanco jurara como presidente del Gobierno, dos para que se demoliera el diario “Madrid”, y hacía sólo un mes que un consejo de guerra había condenado a 30 años de cárcel a cinco estudiantes acusados de incendiar el consulado de Francia en Zaragoza.
En China no estaban mejor, vivían en plena Revolución Cultural y a Mao le quedaban tres años de vida. Aquí a Franco solo dos. Hacía poco que yo había escrito mi tesis fin de carrera de Periodismo que había titulado “China, tercera potencia en juego”, por lo que más de un profesor la tildó de excesivamente fantasiosa, pero yo lo mantuve. Hoy China ya es la segunda potencia, y se vaticina que será la primera en 2019 (¡sólo dentro de 6 años!), según un informe de la Academia China de Ciencias, que seguramente también fantasea.
Las relaciones bilaterales en materia comercial registraban a principio de los 70 un desequilibrio favorable a China que ya entonces nos vendía 3,45 veces más de lo que nos compraba. Hoy se ha incrementado esa diferencia hasta 7,6. En el terreno turístico va camino de suceder lo mismo. Aunque les tomamos la delantera y los primeros viajes turísticos españoles a China datan de 1977, mientras que los turistas chinos no pudieron venir a España hasta la década de los 80, el intercambio de viajeros se va equilibrando y tiende a superarnos. Por eso Rajoy, aprovechando el 40 aniversario, viajará a Pekín esta primavera buscando, entre otras cosas, compradores y turistas chinos.
Acaba en el Monumental la Séptima de Beethoven, conocida también como la Sinfonía del Nuevo Imperio (¿será otra casualidad?) y empiezan los aires chinos, pero la orquesta no se atreve a tocar una de las tonadillas revolucionarias más conocidas de China titulada “El Este es rojo”, seguramente por que en el fondo piensan que ya no son rojos ni ellos.
Pie de foto: La Orquesa Sinfónica de Zhejiang en el Teatro Monumental de Madrid. (Foto: Pilar Arcos)
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