En Kirguistán, a merced de un yak cabreado
Una aventura con final feliz en los altos praderíos del Pamir, muy cerca de la frontera con China
Mi vida siempre ha sido un viaje. Al principio, geográfico; después, antropológico; finalmente, interior, a la búsqueda de las esencias. En algún punto me topé con Lao Tse: “No corras, ve despacio. No hay adonde ir. Todo viaje empieza y termina en uno mismo”. Pues eso…
Una aventura con final feliz en los altos praderíos del Pamir, muy cerca de la frontera con China