¿Qué tienen en común, un gato, un ratón y un perro? Seguro que esta pregunta y estos animales, les suena. Seguro que en algún momento de su vida han visto, leído o se han encontrado con estos personajes, ya sea de forma individual o a modo de trío caricaturesco, en algún formato impreso o visual. Pues bien, esto lleva inventado más de 100 años por George Herriman (Nueva Orleans, 1880 – Los Àngeles, 1944), considerado como uno de los más importantes creadores del cómic estadounidense.
Creador de la tira cómica Krazy Kat (1913-1944), publicada en diferentes periódicos a principios del pasado siglo, la secuencia de viñetas está ambientada en un idealizado condado de Coconino (Arizona), dónde se centra en las aventuras y desventuras de Krazy, un gato de sexo indefinido, que ama locamente al ratón Ignatz. El amor en cualquier caso no es recíproco: Ignatz agrede continuamente al protagonista lanzándole un ladrillo a la cabeza, gesto que el felino interpreta como actos de amor. Por su parte, Krazy cuenta con un admirador secreto, el perro policía Ofissa Pupp, que trata de evitar los ataques y encarcelar al ratón a modo de castigo.
La tira cómica nunca cosechó un gran éxito comercial, pero tuvo una repercusión cultural muy notable. Aunque respaldada por intelectuales como Willem de Kooning, Öyvind Fahlström, David Wojnarowicz o Philip Guston y escritores de la talla de E. E. Cummings, T. S. Eliot, Gertrude Stein o Jack Kerouac, fue incomprendida por el gran público.
Recientemente ha tenido lugar en el Museo Reina Sofia de Madrid una exposición (finalizada el 26 de febrero de 2018) en la que hemos podido ver un acercamiento al mundo de Herriman, que apela a la necesidad de considerar el estudio del arte y la cultura sin hacer distinciones entre sus disciplinas. En este sentido, incluir el trabajo del ilustrador en la programación de un museo consigue elevar el cómic a medio masivo de influencia artística, en contra del prejuicio valorativo del mismo como un arte “inferior”, o como un subproducto artístico asociado a la baja cultura y dirigido a un público infantil. Krazy Kat es Krazy Kat es Krazy Kat planteó un recorrido por la práctica totalidad de la creación de Herriman, tomando como núcleo central Krazy Kat, a través de una selección de aproximadamente 160 obras, que incluían tanto dibujos originales como páginas de los periódicos de época donde fueron publicados.
Gracias al catálogo de la exposición (si no se ha tenido la oportunidad de visitarla) editado por el Museo, la publicación complementa y amplía de forma excepcional, todo un gran estudio de la obra de Harriman, ya que además de profundizar en Krazy Kat, nos muestra cómo el dibujante siguió experimentando, simultáneamente, con otras creaciones cómicas, todas ellas centradas en personajes humanos. Un aristócrata gorrón era la estrella de Baron Bean, una tira diaria que se publicó entre el 5 de enero de 1916 y el 22 de enero de 1919; Now Listen Mabel (del 23 de abril al 18 de diciembre de 1919) giraba en torno a un cortejo romántico destinado al fracaso, y Us Husbands (del 16 de enero de 1926 al 18 de diciembre de 1926) era una comedia doméstica al uso. La historieta de Stuble Inn, publicada diariamente del 30 de octubre de 1922 al 12 de mayo de 1923 y también los domingos a página completa en color del 9 de diciembre de 1922 al 9 de enero de 1926, transcurría en una pensión. Desde el 28 de abril de 1928 hasta el 3 de diciembre de 1932, Herriman fue el artista elegido para la sección de viñetas Embarrassing Moments de la agencia King Features, donde presentó a un personaje habitual, Bernie Burns. A partir de esa fecha, se concentró exclusivamente en Krazy Kat.
Por lo tanto, el catálogo además de obligada lectura para todo amante de la gráfica y el cómic, es una gran oportunidad de redescubrir su obra, además de Krazy Kat, de la que existen más 1.500 páginas, 10.000 tiras cómicas y no ha sido hasta hace muy poco que se han compilado y puesto al alcance del público para su disfrute y análisis. Lo que nos indica que el conocimiento de la obra de Herriman ha sido hasta la fecha bastante parcial.
Herriman llegó a ser un verdadero maestro del dibujo que complementado con los guiones que realizaba y se leían como fábulas en los cuales el diálogo tenía un gran ritmo, salpicado de argot, referencias a la literatura clásica, expresiones ingeniosas mezclando palabras procedentes de diversos idiomas (francés, inglés, español, yiddish) sumada a las onomatopeyas propias del cómic y a un elaborado lenguaje, eleva el elemento lingüístico a la altura de la calidad gráfica de su trabajo. Cada página era un gran experimento de composición, que se aprecia a un más en ese juego de la magnífica configuración del catálogo, enfrentando la página original con la traducción esquemática ausente de dibujo que hace ver al lector el esqueleto o cuadricula de sus originales tiras cómicas. En los últimos años, cuando la tira empezó a aparecer en color, introdujo un diseño más sencillo, con logotipos dibujados para cada ocasión.
El trabajo de Herriman nace en paralelo al desarrollo del cómic como un nuevo lenguaje artístico que surge en EE.UU. a finales del siglo XIX al amparo de los periódicos que comenzaron a incluir tiras cómicas en sus páginas atraídos por ese nuevo género. El crítico Gilbert Seldes, en su libro The Seven Lively Arts (1924), llega a decir: “La tira cómica diaria de George Herriman, es para mí, la obra de arte más divertida, fantástica y satisfactoria que se produce hoy en los Estados Unidos”.
Krazy Kat inició su larga trayectoria como tira diaria el 28 de octubre de 1913 y como historieta semanal a toda página, el 23 de abril de 1916. A excepción de un breve experimento en color un par de meses en 1922, la página solo se publicó en blanco y negro hasta que se pasó al formato tabloide en color el 1 de junio de 1935. Destaca la escasa pretenciosidad de su creación que dejaba un amplio margen a la interpretación. Muchos la consideraban una alegoría del amor no correspondido. Otros veian en ella una lucha mítica entre el bien y el mal. En los últimos años, algunos estudiosos han afirmado que, dado que Herriman era de raza mestiza y Krazy Kat es negro, la tira representa los conflictos del artista en torno a su identidad. Además de invertir la lógica de la naturaleza en cuanto a la clásica relación entre perros, gatos y ratones, el comportamiento de los personajes resulta notoriamente enfermizo: cuanto más intenta el ratón Ignatz librarse del amor de Krazy, arrojándole lo que algunos han denominado “misiles de afecto”, más fuerte es el amor que profesa el gato, transformándose el dolor del impacto de cada proyectil en autodestructiva forma de placer. Mediante esta extraña interrelación entre amor y agresión, sexo y violencia, deseo y dolor que fundamenta una trama en la que cada personaje satisface sus instintos de manera ajena al otro, la obra de Herriman invitaba a un sinfín de interpretaciones sobre el perturbador papel del subconsciente en la psique humana.
En definitiva, en la tira cómica de Herriman abunda la fantasía utilizada junto a una sensatez de carácter irónico que hace al lector compadecerse de un gato ciego de amor enmarcado en cierta delicadeza, sensibilidad y belleza sobrenatural, que va acompañada a modo de coreografía estática por árboles deformados, un desazón humano e irracional, que la convierte en una historia surrealista pero muy cargada de denuncia real, que sin saberlo la pobre criatura irracional de Krazy, la convierte en una de las caricaturas gráficas más influyentes de toda la historia, digna de Museo.
Además mencionar que han puesto en la web la posibilidad de descargar una versión pdf . Digno de mencionar y elogiar al Museo Reina Sofia, por acercar así aún más la figura y el conocimiento de Herriman y la tira cómica a todos. Chapó.
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