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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

Entrevista a Raimund Herder, editor de Herder Editorial

Entrevista a Raimund Herder, editor de Herder Editorial
Pablo Delgado el

“Pasaba mucho tiempo en librerías antes,
incluso, de haber aprendido a leer”.

Hablamos sobre edición, libros y un poquito de diseño con Raimund Herder editor y administrador único de Herder Editorial. Nació en Friburgo, Alemania, en 1963. Estudió Filosofia e Historia, y se doctoró por la Universidad de Würzburg con una tesis sobre el pensamiento fenomenológico e histórico, que se publicó en 1994 en la editorial alemana Königshausen und Neumann. Después de trabajar para el BHF-Bank en Frankfurt (1992-1996) y para la editorial Kiepenheuer&Witsch como director comercial (1997-2000), se trasladó a Barcelona donde, desde el año 2000, es editor y administrador único de Herder Editorial.

¿Siempre quiso ser editor? ¿Cuándo empezó en el mundo de la edición?
Cuando era pequeño, de hecho, quise ser poeta, algo que sin embargo ya tenía que ver con libros. Siendo hijo de editor hice mis primeros pasos en el mundo de la edición desde muy temprano. Pasaba mucho tiempo en librerías antes, incluso, de haber aprendido a leer. Tenía seis o siete años cuando fui por primera vez a la Feria de Frankfurt. Luego, mientras estudiaba, hice prácticas en distintas editoriales. Así empecé.

 ¿Cómo se describiría como editor? ¿Cuáles son las tareas que debe cumplir un editor? 
El editor es un barquero (¿o un balsero?). Publicar significar hacer público lo que otros escriben. El editor, pues, lleva textos que escriben unos para que sean leídos por otros. El editor está comprometido tanto con el autor, a quién promete la máxima difusión, como con el lector, a quién le promete la máxima calidad. Se mueve siempre entre dos orillas.

 ¿Cómo es el día a día en su trabajo?
Lamentablemente uno tiene menos tiempo de lectura y de conversación con autores y libreros de lo que quisiera, mientras que, por  otro lado, le toca dedicar más horas a la administración de las que desearía.

Hablemos de la editorial: nace en Alemania hace más de 200 años y se expande en su larga historia a lo largo del mundo. En Barcelona se fundó en 1948. ¿Cómo fue esa implantación en España y cuál ha sido su evolución hasta hoy?
Herder publicaba libros de teología en latín que se vendían fuera del ámbito del habla alemana. Al disponer de canales de distribución en otros países empezaron a hacer libros en otros idiomas. El primer libro en castellano se publicó en 1887. De hecho, tengo un catálogo de Herder de 1913 con más de 300 libros en castellano. Con los problemas de la Segunda Guerra empezaron a imprimirse los libros aquí. Y, finalmente, en 1948 se inscribe la editorial en el registro mercantil de Barcelona. En un comienzo la editorial publicaba, sobre todo, libros publicados por Herder de Alemania en traducción castellana. Pero con el tiempo se desarrolló un catálogo propio. El gran paso hacia el mercado general si hizo con la Enciclopedia Herder. Hoy tenemos un amplio catálogo de filosofía, sociología, psicología, teología, educación, religión e idiomas, y, últimamente, también de mangas.

El fundador Bartholomäeus Herder en 1797, declara a su familia que quiere ser un “librero erudito e influir en la vida con buenos textos por medio del comercio de libros”. ¿Sigue vigente esa influencia?
Hay que circunscribir esta frase del fundador a su tiempo. En el contexto de la Ilustración y la Revolución Francesa nacen muchas editoriales con la idea de sacar el conocimiento de las bibliotecas y llevarlo a las clases sociales que no habían tenido acceso a él. Obviamente, en este sentido la situación hoy es distinta. Las editoriales contamos con un público amplio y una gran variedad social de lectores. Algo que no empaña, sin embargo, que aún hoy un libro de pensamiento pueda ejercer una influencia en la opinión pública.

¿Se puede ser librero y editor al mismo tiempo?
Hace 200 años los editores eran libreros e impresores. Todo en uno. Hoy son profesiones distintas, y a la práctica tienen un funcionamiento distinto. Ya no me parece tan obvio.

Su editorial es independiente, y eso en la actualidad es todo un logro ¿Qué opinión tiene de los grandes grupos editoriales?
Son más empresas que editoriales; es decir que trabajan sobre todo — si no exclusivamente — bajo el mandamiento de la ganancia. Así, con el tiempo, suelen perder perfil y se conocen sobre todo por sus autores de bestsellers. Esto también tiene su mérito. Pero lo que me molesta es que en la recepción, en el mercado, se confunda cantidad con calidad. ¿De qué sirve una lista de los más vendidos? No se dan estrellas a los restaurantes más visitados…

¿Qué le gustaría alcanzar a nivel editorial en los próximos años?
Aparte de publicar muchos libros buenos, el gran paso que tenemos que dar es encontrar nuestra fórmula para la edición, la distribución y la lectura en tiempos digitales.

 ¿Cuántos profesionales componen la editorial?
Somos 14 personas en la editorial y muchos colaboradores externos que también dedican gran cantidad de tiempo a la elaboración de nuestros libros.

¿Quién o qué crea el valor añadido de la editorial?
El valor de una editorial como la nuestra está en su catálogo.

¿Ha publicado siempre lo que ha querido? ¿Qué texto le hubiera gustado publicar y aún no ha podido?
Tengo la libertad de publicar lo que quiero y de no publicar lo que no quiero. Pero no siempre llego a publicar todo lo que quisiera. Hay muy buenas editoriales y, mirando sus catálogos, encuentro muchos libros que me hubiera gustado poder editar.

¿Cuál es su lector tipo para la editorial?
Nuestros lectores y nuestras lectoras suelen ser personas con una cierta formación académica. De hecho, muchos se dedican a las materias que publicamos en su ámbito de principal actividad, sea como docentes, estudiantes o como autores. Y ahora eso se amplia. Con los nuevos mangas también llegamos a lectores que vienen del mundo del arte, del cine, del teatro, etc.

Hablemos del nuevo sello editorial “La otra h”, que creen que aproximará de forma novedosa grandes clásicos del pensamiento, la filosofía y literatura a jóvenes y no tan jóvenes a través del cómic y en concreto del dibujo manga. ¿Cómo surgió esta idea? ¿Por qué?
Como editores siempre buscamos nuevos formatos. Siempre hacemos nuevas cosas, nuevas materias, nuevas colecciones… Algunas ideas mueren pronto, mientras que otras sobreviven. La idea de los mangas surgió en una conversación con Verónica Calafell, Marc Bernabé y James Heisig, los autores de nuestro libro Kanji para recordar, un libro de aprendizaje de los kanji japoneses. Nos dimos cuenta de la existencia de este formato en Japón. Decidimos hacer un experimento: publicamos Así habló Zaratustra y vimos que tenía acogida. Ya tenemos 12 mangas, y en el nuevo sello queremos crecer aún más.

 ¿Qué opinión tiene del diseño? ¿Cree que es parte importante el diseño de la cubierta de un libro para que el lector se decante finalmente por su compra?
La portada es la primera impresión de un libro, y me parece muy importante. Una buena portada ayuda a que una persona se decida a coger el libro. A partir de allí, son el autor, el título, el texto de la contraportada, el índice de contenidos, etc., los que convencen al lector.

 ¿Tienen departamento propio de diseño? ¿O trabajan con colaboradores externos? ¿Con cuáles trabaja habitualmente? ¿Participa en la decisión final del diseño de la cubierta del libro? ¿Cómo es este proceso?
Trabajamos con varios diseñadores externos. La decisión final la tomamos en la reunión general de la editorial, en la que participamos todos. A veces optamos por la primera propuesta, a veces tardamos mucho en encontrar la portada adecuada. Es un proceso vivo y que puede implicar algunas idas y venidas, por eso quiero aprovechar para agradecerles a nuestros diseñadores y nuestras diseñadoras su infinita paciencia.

¿Cómo han vivido desde el punto de vista editorial toda esta crisis que estamos sufriendo España?
Nosotros hemos tenido suerte; no hemos reducido ni el personal ni el número de novedades. Pero aun así la verdad es que ha sido muy agotador. Me temo mucho que esta crisis ha causado unos daños irreversibles en la sociedad, sobre todo en la educación y en la cultura, y, en consecuencia también en el sector del libro. Veremos cómo nos recuperamos de todo esto.

En el año 2014 se registró en España un aumento del 6,9 % de libros inscritos que se dedican a Ciencias Sociales y Humanidades. ¿Se está abriendo el abanico editorial? ¿Los pocos que leemos (un 30% de la población) estamos buscando un rumbo ante la falta de valores de la sociedad actual?
Ignoraba esta cifra tan prometedora. Pero mi impresión también va en esa línea: entramos en una fase de mayor debate social sobre los fundamentos que nos sostienen.

¿Qué es para usted el libro?
En primer lugar el libro es su contenido; sabemos que son miles y miles los textos que se han escrito en la historia, y cada uno merece una atención especial. Si lo miramos más allá de su contenido, el libro de papel es un invento que no se puede mejorar. Como la rueda, que tampoco puede mejorarse. Se puede cambiar el material, puede haber otras formas de transportarse, por aire, por mar, por vía magnética, etc., pero donde se utiliza sirve perfectamente. El libro también.

¿Se acuerda del primer libro que leyó? ¿Qué libro de su catálogo recomendaría leer sin falta?
Me acuerdo del primer libro que elegí en una librería. Tenía cinco años y acompañé a mi padre, que fue a visitar a un librero. Me dejó en la sección del libro infantil y me dijo que me iba a comprar un libro si me portaba bien. Cuando le di a su vuelta el libro que había elegido se alegró visiblemente y me preguntó si sabía qué libro era, porque aún no sabía leer. Era la Ilíada. Me acordé de este momento cuando publicamos la Ilíada en manga.

De nuestro catálogo, obviamente, me gustaría recomendar todos los libros. Pero uno de nuestros libros que más se venden, El hombre de busca en sentido de Viktor Frankl, es un libro que verdaderamente merece ser leído.

El año pasado se cerraron 912 librerías en nuestro país. Es una amenaza que ronda a las 3.650 librerías que todavía sobreviven porque en el país donde están solamente reconoce leer con frecuencia no más del 30% de las personas. Y si alguna de ellas vive en uno de los 7.310 municipios que carecen de librerías y un día quiere comprar una obra, deberá buscarse la vida a varios kilómetros a la redonda, según indica el informe Observatorio de Librería 2014 (Cegal). ¿Hacia dónde va el comercio del libro y en concreto el de la librería?
La edición digital es un hecho, y naturalmente perjudica a la librería porque la compra se efectúa sobre todo a través de internet. Algo que se aprecia más donde existe una menor infraestructura de librerías. En estos contextos es donde más rápidamente avanza el libro electrónico. Pero también la compra de libros en papel pasa cada vez más a internet, aunque en este caso es por voluntad de los usuarios. Sea como fuere, hay que arreglarse con esto.

 ¿Quién sobrevivirá a la era digital?
Sobrevivirán las librerías que ofrecen algo más que internet. Es decir, las que ofrezcan una buena selección temática, una buena calidad de contenidos y una mayor capacidad de aconsejar. En esto veo mucha perspectiva porque internet sigue siendo una maquina.

¿Qué consejos daría a quiénes quieren publicar sus manuscritos en una editorial como Herder?
Este es un tema delicado porque a nosotros, como a todas las editoriales, nos llegan tantos manuscritos que no siempre se puede evaluar de la manera merecida. Esto, de veras, me duele mucho, porque sé lo que significa un libro para su autor. Pero no tenemos el tiempo que se merecen todos los manuscritos. El consejo, pues, es mirar en muy bien que el libro encaje bien en el catálogo y, si es así, despertar el interés de la editorial con una carta breve pero muy explicativa del contenido y finalidad del texto. Es decir, de qué va el libro, qué aporta, a quién se dirige y cómo encontrará sus lectores.

¿Qué libros lo han emocionado a lo largo de su vida y por lo tanto recomendaría? ¿Tiene un libro de los que haya publicado del que se sienta más orgulloso?
Cada libro que llega de la imprenta me hace sentir orgulloso. Pero hay libros que, por motivos muy distintos, me emocionan más que otros. El Diario filosófico de Hannah Arendt, El mensaje reencontrado de Louis Cattiaux, El hombre humanizado de Heinrich Rombach, El canto del pueblo judío asesinado de Itsiok Katzenelson, Rostros de la injusticia de Judith Shklar, Modelos de locura de J. Read, L. Mosher y R. Bentall son algunos de ellos. Pero, insisto, no porque sean los mejores, sino porque hay una historia personal vinculada a ellos.

¿Cómo se puede fomentar la lectura entre los más jóvenes para que lean un libro para su disfrute y no por obligación académica?
Los que más pueden hacer para fomentar la lectura son los padres y los profesores. Creo que en las escuelas deberían incentivar mucho más la lectura y despertar el amor por el libro. Por nuestra parte, los editores lo que debemos hacer es buscar formatos atractivos, como por ejemplo el manga.

¿Dónde suele comprar sus libros?
En librerías, en internet, y, sobre todo, en librerías anticuarias.

Para terminar, ¿Qué libro está leyendo actualmente? ¿Qué libro de no-ficción recomendaría? ¿Y de ficción?
Acabo de leer un novela muy impactante de la autora italiana Antonia Arslan que cuenta la tristísima historia de su familia armenia durante el genocidio de 1915 (no está traducida al castellano; el título original es: La masseria delle allodole.)

Uno de mis libros favoritos de ficción es Los hermanos Karamazov de Dostoiyevski.  De no-ficción, si puede ser, uno de Herder: la Historia de la Filosofía de Giovanni Reale y Dario Antiseri, un libro que se puede leer a trozos, por capítulos, páginas o incluso en su totalidad. Es un libro al que uno no se cansa de volver porque siempre encuentra algo nuevo en él.

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