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Cocina, drogas y sexo: la nuez moscada, al descubierto

Cocina, drogas y sexo: la nuez moscada, al descubierto
Diego Moreno Bermejo el

“Una mañana de mayo de principios de la década de 1880 el barco de vapor en cuya cubierta iban Anna Forbes y su marido Henry se acercó a las Banda, un archipiélago al este de Java, y perteneciente por aquel entonces a las Indias Orientales Neerlandesas. (…) Recibidos por una suave brisa que se abría paso a través de la humedad, los Forbes tuvieron la impresión de que no era tierra firme lo que se acercaba, sino una masa flotante de vegetación intensamente verde. Casi toda la superficie parecía cubierta de árboles de nuez moscada, planta perenne tropical que puede alcanzar los veinte metros.”

Con la historia de este reputado botánico y ornitólogo escocés comienza John O’Connell el capítulo dedicado a la nuez moscada en “El libro de las especias. Del anís al zumaque”. Una obra editada por Debate que se ha convertido en uno de los libros de cabecera de este blog y que aconsejo a los amantes de la cocina y, sobre todo, de cocinar. Por eso es el primer texto que recomendamos en Ape&Tito.

Seré muy claro. La nuez moscada es una de las especias que más utilizo al cocinar y creo que está infravalorada. Sí, muy infravalorada. El matiz que aporta es inconfundible y usándola en las proporciones adecuadas redondea muchos platos. Así que, con vuestro permiso, vamos a conocerla un poco más.

Cuenta O’Connell que las primeras nueces moscadas autentificadas aparecieron en la corte bizantina en el siglo VI y que en el XII ya habían llegado a Europa. Tiempo después se convirtió en uno de los artículos más valiosos del mundo, por encima del oro y en nuestro continente alcanzó un precio que superaba en un 60.000% (sí, un 60.000%) lo que costaba en las Banda.

Por mucho que sorprenda, la nuez moscada se llegó a utilizar como desodorante en la ropa y en los aceites de embalsamar del antiguo Egipto. Y si bien estamos acostumbrados a verla en platos de cocina, también fue un añadido habitual en la cerveza de la época medieval porque daba sabor y además servía como conservante. En esa misma época se utilizó como método abortivo. Incluso hubo quien se untaba aceite de nuez moscada para aumentar el tamaño de su pene al mantener relaciones sexuales. Algo poco ortodoxo pero que parecía serle útil al médico William Salmon en el siglo XVII. Había quién decía que mitigaba el deseo sexual pero lo cierto es que su uso como afrodisíaco refleja lo contrario. También un estudio (con ratas) de la Universidad Musulmana de Aligarh, en India, va por el mismo camino ya que los resultados que cuenta O’Connell demuestran que la actividad sexual de los machos aumentaba significativamente si se les administraba un extracto etanólico de nuez moscada al 50% durante siete días. El aceite de esta nuez y el de macis, que procede del mismo fruto, también se utiliza en jabones y perfumes, algunos de marcas muy conocidas.

Más allá de los fogones, esta especia también se utilizó como estupefaciente. Poco antes de 1900 ya había mujeres que “la masticaban como alternativa a fumar marihuana“. En “El libro de las especias” se hace referencia a la autobiografía de Malcolm X en la que que narra que la primera vez que se drogó en la cárcel de Charlestown fue con nuez moscada. “Una caja de cerillas de nuez moscada disuelta en un vaso de agua provoca más o menos la misma euforia que tres o cuatro cigarrillos de marihuana“, cuenta. Así que la decisión en los años 60 fue prohibirla en las cocinas de las prisiones federales de Estados Unidos.

¿En qué platos podemos utilizar la nuez moscada? Yo donde más la uso es con la pasta pero también aparece en las recetas de pasteles, salsas, el haggis escocés o la mortadela. Combina con las espinacas, las coles, los purés o cremas frías y sopas, los quesos incluso en alguna tortilla. Es una de las especias que forman la mezcla Garam masala y puede utilizarse en la musaka y cómo no en la bechamel. El ponche también la lleva y se dice que es uno de los ingredientes de la Coca-Cola.

¡Pónganse los delantales!

 

Datos procedentes de “El libro de las especias. Del anís al zumaque”
Autor: John O’Connell
Editorial: Debate
Precio: 23,90€

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Diego Moreno Bermejo el

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