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Zaga: materia prima de calidad para disfrutar

Un nuevo restaurante en Madrid con clásicos españoles, alguno reinterpretado, a precio razonable

Zaga: materia prima de calidad para disfrutar
Diego Moreno Bermejo el

Qué les voy a contar a ustedes que no sepan de este año tan diferente. Armado entre temores y esperanzas, 2020 será recordado por los propietarios de Zaga, quizá, como el año en el que pusieron la primera piedra. Y es que ser empresario de restauración y dar el pistoletazo de salida en tu negocio tras un confinamiento, con toque de queda y con restricciones en el local, no debe ser tarea fácil. Zaga es producto, es comer bien y es un precio razonable. Son los nuevos de Bretón de los Herreros, en Madrid, y desde septiembre tienen su barra, su sala y su terraza abiertas al público.

Nosotros cenamos muy bien, todo hay que decirlo. Comenzamos abajo, en la barra, con una caña y un delicioso pincho de tortilla de patata. Ya en la sala principal, en mesa redonda y respetando todas las medidas de seguridad sanitarias, compartimos –cada uno en nuestro plato- varias raciones. Ninguna destacó por discreta, más bien todo lo contrario.

Abrimos la cena con las gildas de la casa. De aspecto diferente, innovan utilizando pastrami en vez de anchoa. Un bocado alejado de los puristas pero cercano a los disfrutones. Qué cosa más rica.

Seguimos con la ensaladilla rusa. Es suave, poco pepinillera (en sentido avinagrada). A mí me gustan mucho las ensaladillas de este estilo.

El siguiente plato que probamos fue el tataki de atún rojo. Lo sirven sobre una tortilla, con aguacate, cebolla roja encurtida en casa, mahonesa de chipotle y sésamo. Al gusto, unas gotitas de lima recién cortada. Espectacular.

También como entrante tomamos unas deliciosas alcachofas. Estilo brasa, con un buen aceite y en forma de flor.

Del mar llegaron los tres siguientes platos. Después de las alcachofas probamos unos rejos de calamar al estilo cántabro. Como los que se hacen en Santander. Con una fritura fina, nada aceitosa y muy sabrosos.

Los amantes del escabeche no deben perder la oportunidad de probar este plato. Bonito hecho con escabeche casero. Otro plato clásico, equilibrado y parece que, tras varias pruebas de intensidad, han dado con la clave. Es un plato para disfrutar que los golosos pueden rematar mojando pan.

Los dados de merluza a la romana con patatas fritas estaban sobresalientes. Producto fino, marca de la casa, y de nuevo un rebozado justo en el que no sobraba nada.

En el plano carnívoro, una selección de carnes algo distintas. Por un lado, el cada vez más de moda escalope de ternera. En Zaga lo preparan con un empanado secreto. Pruébenlo e intenten descubrir qué es lo que le hace ser tan rico. Podríamos darles alguna pista… pero es mejor que lo pidan y así tampoco se pierden esas patatas fritas.

Y para cerrar esta ronda, algo que nunca falla. Lomo de vaca, también estilo brasa. Con patatas y pimientos de Padrón. Una imagen vale más que mil palabras.

Para cerrar la cena, el capítulo de postres. En realidad, más que capítulo, una trilogía en la que gana el episodio final. Pero comienza fuerte con un buen flan de coco.

También pudimos probar su tarta de queso. Menos sorprendente que el flan de coco pero buena y alejada de la moda del poco hecho.

Y como colofón, un postre por los que volver. Piña asada al Josper con jugo de mojito. Apetitoso es poco.

Y antes de despedirnos, revelaremos otro de los secretos de Zaga. Si son un pequeño grupo y necesitan un espacio privado, cuando se permita, pregunten por “El Ropero” al hacer su reserva.

  • Dirección: Calle de Bretón de los Herreros, 39. Madrid.
  • Teléfono: 912 321 130 / 667 897 886.
  • Precio medio: 40 euros.
Cocina tradicionalGastronomía
Diego Moreno Bermejo el

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