Es muy conocido el chiste de un boxeador al que su rival le estaba dando una paliza y cada vez que se acababa un asalto e iba a sentarse a su rincón su entrenador le decía: sigue así que lo estás mazando a golpes. Hasta que cuando habían pasado cinco asaltos le dice el boxeador a su manager “pues vigila al arbitro porque no hago más que recibir puñetazos”.
Viene esto a cuento por la campaña institucional que ha lanzado a partir de hoy el gobierno, cuyo lema es “#salimos más fuertes”. No desconozco que el gobierno, como el entrenador del boxeador, desea animar a la ciudadanía. Pero me temo que a ésta le pasa como al boxeador que le están dando por todos los lados y sabe que hay alguien que la está golpeando.
Ojalá que fuera cierto que “salimos más fuertes”. Pero me parece que se trata de una exageración voluntarista que solo la van a creer los muy ingenuos, los fanáticos incondicionales y los que están chupando nómina. Y es que con una caída del producto interior bruto (PIB) entre el 9,5 y el 12,4% para el conjunto del año, según pronóstico del Banco de España; con unos datos sobre el paro que representan los peores registros de la historia: el 5,2% en la última quincena de marzo, que aumentó en 282.891 personas en el mes de abril, lo cual supone un incremento del 7,97% respecto al mes de marzo; y con unas previsiones del FMI de que la deuda pública española se dispare hasta el 113,4%, pienso que es legítimo preguntarse quiénes son a los que hay que incluir en “salimos más fuertes”.
¿Se referirá ese “salimos” al gobierno? Podría ser, pero de ser a ellos mismos, me parece, no ya un caso de propaganda exagerada carente de toda credibilidad, sino de autobombo más propio de Tezanos. Las recientes tensiones en el seno del ejecutivo por el pacto del PSOE con Bildu, más que sugerir una salida de la pandemia fuerte y cohesionada del Gobierno, induce a creer que hay muchas tensiones internas.
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