José Manuel Otero Lastres el 22 abr, 2020 Son tan reiterados los errores en los que incurre el Gobierno de España en la gestión de la pandemia, que habrá que empezar a pensar que no puede ser debido a una generalizada falta de capacidad. Tiene que haber cierta intencionalidad por mucho que a nosotros nos resulte incomprensible que algún Gobierno cometa errores intencionadamente. Digo esto porque la consecuencia de admitir que lo hacen a propósito es afirmar que estamos ante políticos muy incapaces; y eso, aunque sabemos hasta qué punto ha bajado el nivel de la clase política, no solo es para preocuparse, sino más bien para echarse a templar a la vista de lo que se nos viene encima. Sea de esto lo que fuere, lo cierto es que lamento tener que volver a criticar al Gobierno y a algunos de sus miembros. Del Gobierno, debo significar que el organismo australiano Institut of Certified Management Accountants ha calificado a España como el peor -si el peor- País del mundo en gestionar la pandemia del coronavirus. Es verdad que se trata de un Instituto de Asesores Fiscales. Pero también lo es que su clasificación no es caprichosa, sino que es consecuencia de la aplicación de un algoritmo. Menos mal que algunos, desde el principio y sobre la base de una mal entendida unidad contra la pandemia, no nos hemos dedicado a alabar la gestión del Gobierno, dejando para más tarde la exigencia de responsabilidades. Si nos hubiésemos dedicados todos a aplaudir su gestión, estaríamos al borde del precipicio. Todos juntos, sí, pero al borde del precipicio. Otro motivo de crítica a la gestión del Gobierno es la medida sobre el paseo de los menores de 14 años, adoptada en Consejo de Ministros y, por fortuna, rectificada inmediatamente. Tiene tanto sentido común la rectificación que no se comprende cómo en un Consejo de Ministros, que se presume compuesto por sesudos políticos, se llegó a adoptar el disparatado acuerdo que luego felizmente se rectificó. La crítica particular es para la ministra Celaá por su desafortunada justificación de la censura. La ministra dijo textualmente “No podemos aceptar que haya mensajes negativos, mensajes falsos en definitiva, que transmiten a la ciudadanía consecuencias que luego pueden alterar su salud…”. Lo primero que hay que señalar es que no se pueden equiparar, como hace ella, las noticias negativas con las noticias falsas. Y ello porque lo negativo y lo falso no son sinónimos y sus antónimos también son diferentes. Lo negativo en el contexto en que lo emplea la ministra, equivale a crítico, desfavorable, y sus antónimos son laudatorio y favorable. Para que se vea con toda claridad lo que quero decir: los comentarios que he ido haciendo en este blog son negativos, críticos, desfavorables respecto de la gestión por el Gobierno de la pandemia. Pero ninguno se basó en una noticia falsa o bulo. Otro extremo que conviene reseñar es que la ministra, al tiempo que justificaba la censura, confirmaba que existe, pues no se puede justificar lo que no existe. Y se debe saber que no hay en el artículo 20 de la Constitución rastro alguno de que se pueda restringir la libertad de expresión para eliminar las opiniones “negativas” contra el Gobierno ni siquiera en una situación de alarma sanitaria. Basta leer por encima el articulo 20 de la Constitución para advertir que no existe un derecho del gobierno a no ser criticado por su gestión, ni siquiera aunque la crítica se fundamente en una mentira, que actúe como límite frente a la libertad de expresión. Y, en todo caso, la ponderación del conflicto entre los límites entre derechos corresponde a los Tribunales. Por eso, si la hace, como en este caso, el Gobierno de la Nación es simple y llanamente censura. Política Comentarios José Manuel Otero Lastres el 22 abr, 2020