José Manuel Otero Lastres el 01 may, 2021 A poco que se reflexione sobre ello será muy difícil no llegar a la conclusión de lo difícil que es gobernar. Dificultad que se explica porque alcanza a todos los elementos implicados en la acción de gobernar: es complejo reunir las dotes personales para dirigir una nación, es casi imposible contar con un pueblo preparado para ser gobernado y la actividad de gobierno versa sobre una materia compleja en la que se mezclan factores económicos y sociales. Entre las múltiples cualidades que debe reunir un buen político figuran una buena preparación académica, transparencia, compromiso social, consistencia, autocrítica y liderazgo. Pero suele ser difícil que todas estas condiciones concurran en un mismo individuo. En lo que se refiere al pueblo, sería de todo punto conveniente que gozara de un nivel medio de instrucción. Con esto se quiere decir que el pueblo deberá haber sido educado haciéndole entender qué supone ser ciudadano de una Nación: ser cada uno un remero de la nave común y desplegar una verdadera labor de equipo, que tendrá mayores posibilidades de éxito cuanto mayores sean las aportaciones personales de cada ciudadano-remero. Finalmente, está la actividad de gobernar que supone esencialmente gestionar con acierto los intereses generales . El gobernante parte de que toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general. Cuenta, además, con que todos los ciudadanos están obligados al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo. Pues bien, corresponde a los políticos administrar los recursos aportados y el gobernante en cuestión será tanto mejor político cuanto más emplee en su acción de gobierno criterios de eficiencia (utilizar lo mejor posible los recursos disponibles) y economía (con el mayor ahorro). Si se tiene en cuenta lo que antecede se comprenderá que los países que van bien no lo deben a la casualidad, ni a una conjunción astral de las fuerzas de la naturaleza, sino a algo muy diferente, pero realmente difícil: que el líder reúna las mejores condiciones personales posibles; que el pueblo sepa que debe aportar trabajo y recursos para subvenir a las necesidades comunes y que los dirigentes gestionen bien. Esto último significa que la solución no pasa necesariamente porque los ciudadanos aumentemos los recursos que aportamos al Estado, sino porque ellos administren nuestros bienes, con «eficiencia y economía». Como ven, demasiados condicionamientos para que las cosas fueran como sería deseable. Política Comentarios José Manuel Otero Lastres el 01 may, 2021