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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

La mercancía averiada de la “república coronada” de Julio Anguita

José Manuel Otero Lastres el

Como escribí en mi Entrada del pasado 7 de este mes, Julio Anguita, en un artículo de opinión titulado “Felipe VI el republicano: la adulación de Pedro Sánchez al Rey es un insulto a la inteligencia de los españoles”, tachó de “hiperbólica, servil y gratuita adulación cortesana” la afirmación de Pedro Sánchez de que “la monarquía de Felipe VI representa los valores de la II República”. Pero Anguita decía algo más, por eso, a lo entonces escrito, me gustaría añadir lo que sigue.

Y es que en las citadas palabras de Pedro Sánchez advertía Anguita una oculta intención. “Creo que Sánchez –escribía Anguita- está preparando a la opinión pública para la segunda fase de la restauración monárquica que comenzó tras la muerte del dictador. Se prepara un nuevo consenso favorecedor de los intereses del estatus y que será sellado por una reforma constitucional a la mayor gloria de Felipe VI. Las declaraciones del Presidente del Gobierno no tienen otra intención que preparar a la opinión pública para la venta de una mercancía averiada: el Reino de España como ejemplo de un original y novedoso producto de síntesis onírica y delirante: una república coronada”.

No me atrevo a poner en duda la calidad de la información que puede tener Julio Anguita sobre las intenciones de Pedro Sánchez. Admito incluso que no serán pocos los que compartan sus sospechas. Y hasta me atrevo a asegurar que, si todo fuera sobre ruedas y no se generara conflicto alguno entre nuestra ciudadanía, el propio Rey Felipe VI vería con buenos ojos una reforma constitucional en la que se confirmase de nuevo por una clara mayoría del pueblo español la Monarquía parlamentaria como forma política del Estado español.

Ahora bien, como más que sentar una tesis, lo que ha hecho Julio Anguita es, en rigor, aventurar una hipótesis, voy a exponer las razones por las que no comparto sus sospechas.

Como republicano recalcitrante que es, Anguita da por sentado que la republica es una forma política del Estado indiscutiblemente superior a la monarquía. Pero el señor Anguita sabe que la cuestión hoy no es simplemente “república o monarquía”, sino “república o monarquía parlamentaria”. Este nuevo planteamiento del dilema recae sobre una cuestión esencial porque las competencias de la monarquía parlamentaria son básicamente de tipo representativo, y no versan sobre funciones  ejecutivas o de gobierno.  Por lo tanto, para poner a la vista todas las cartas, cuando se argumenta, como hace Anguita, que el Rey no es elegido por la ciudadanía, hay que conectar inevitablemente la forma de designación, que es la titularidad de la Corona, con las funciones constitucionales que son meramente representativas.

El correcto planteamiento de la cuestión es, por tanto, qué es mejor al frente de una Jefatura del Estado con funciones puramente representativas: un presidente de la República elegido cada cuatro años o un monarca por designación hereditaria. Pues bien, por razones de estabilidad y representatividad, me parece más eficiente la monarquía parlamentaria. En efecto, si el Jefe del Estado es el Rey y no un ciudadano elegido cada cuatro años habrá variación en la persona del Jefe del Estado, no cada cuatro años, sino cuando haya sucesión en la Corona de España. Lo cual proporciona estabilidad institucional y, por ende, política. A lo que cabe añadir –y esta es la razón de la mayor representatividad- que el monarca, al contrario que el presidente de la república, no proviene de ningún partido político, no tiene, por consiguiente, una previa adscripción partidista, por lo cual, representa en mayor medida a toda la ciudadanía.

Por lo tanto, la avería de la mercancía “república coronada” de que habla el señor Anguita, no es consecuencia de añadir a la monarquía parlamentaria (producto inferior) los atributos de la república (producto superior), sino agregar a la más idónea forma política del Estado, que es la monarquía parlamentaria, la república que es la que peor resultado ha dado a lo largo de toda nuestra historia.

Desconozco si en el entorno del Rey se está cocinando esa “mercancía averiada” de la “república coronada” para ofrecérsela al pueblo en una eventual reforma constitucional. Pero pienso que, si la actual división de las fuerzas políticas no permite ni siquiera formar gobierno, lo que parece “onírico y delirante” es pensar que ese producto de síntesis “la república coronada” –o, por mejor decir, “La monarquía republicana” pudiese ser comprada por nuestra ciudadanía en un eventual referéndum.

Política
José Manuel Otero Lastres el

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