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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

El equipaje telemático del hombre de hoy

José Manuel Otero Lastres el

La tercera acepción gramatical de equipaje es “conjunto de ropas y cosas de uso particular de una persona”. Aunque han variado siguiendo las directrices de la moda, las ropas del hombre de nuestros días no son muy distintas a las de hace un siglo. El cambio ha sido, por el contrario, absolutamente significativo en las cosas de uso particular.

Hoy, además de la vestimenta, el calzado, y otros artículos, como las gafas, el bolso, el pañuelo, el reloj y las llaves –por citar solo los más habituales- el ser humano porta unos instrumentos telemáticos que lo mantienen permanentemente comunicado  a distancia.

Cuando uno está completamente aseado, vestido, y dispuesto para salir de su domicilio, después de coger su manojo de llaves, ha de pertrecharse, generalmente, con su teléfono móvil y, en no pocos casos, con su tableta. Hasta tal punto se han convertido en objetos de uso necesario que olvidarse uno de estos instrumentos produce una sensación parecida a la de pasar un día en una isla desierta o –exagerando y en lenguaje belicista- quedarse desarmado en medio de una batalla.

La verdad es que se trata de instrumentos de muchísima utilidad y que han proporcionado al hombre de hoy un sobresaliente aumento en su nivel de bienestar. Estoy seguro de que la gran mayoría de nosotros habrá comentado más de una vez que cómo pudimos vivir hasta ahora sin tan imprescindibles utensilios. Y es que los son: si la gran mayoría de nosotros tenemos teléfono móvil, y una buena parte tabletas, es porque nos dan un servicio del que ya no podemos prescindir.

Pero, como en casi todo lo que invade nuestras vidas, el teléfono móvil y las tabletas que, lejos de presentar solo ventajas, tienen también algún inconveniente. En efecto, los servicios que prestan son tantos y tan variados que nos hacen ensimismarnos, sumirnos en un “yo conmigo mismo” que a veces nos sume en una “maleducada” soledad en compañía. Y es que no es infrecuente ver a personas que, estando reunidas, en lugar de hablar entre sí, se están comunicando con otras que no están en ese lugar o están conectadas con fuentes de información lejanas que son las que atraen verdaderamente su atención.

Esta práctica se está generalizando tanto que vamos a tener que cambiar el manual de la buena educación y considerar que no es de maleducados estar sentados con unos amigos en un restaurante y dedicarse cada uno a su “equipaje telemático” en vez de conversar animadamente.

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