El asesinato el lunes en León de la presidenta de la Diputación, Isabel Carrasco, es un atentado que afecta a la clase polÃtica, aunque las dos detenidas por su supuesta participación en el crimen sean dos mujeres perturbadas, que habrá que demostrar. Hay gente loca, pero también mala y llena de rencor.
De repente se han abierto dos debates que afectan a los polÃticos: su seguridad, que después de la tregua de ETA parecÃa ya superado, y el de la desafección de los ciudadanos con los polÃticos, a los que culpan de todos los males económicos que sufre la sociedad española, consecuencia de los recortes
La muerte de Isabel Carrasco cuando iba andando por León camino de la sede del PP, sin escolta y sin protección, nos debe hacer pensar que los polÃticos deben de tener algún tipo de protección. No son estos tiempos de ir a pecho descubierto cuando hay gente, como se ha demostrado en León, que quiere imponer su Ley, la de la sangre, para ajustar cuentas personales.
Este asesinato no sé yo si va a aumentar las crÃticas generalizadas que se hacen contra la clase polÃtica o, por el contrario, atenuarlas. Hay una red social, para mà cada vez más desprestigiada, como es Twitter, en la que se han vomitado verdaderos improperios sobre el asesinato de Isabel Carrasco. Prefiero no reproducir los comentarios deseando su muerte. En España estamos como estamos por algunos polÃticos insensatos que gastaron lo que no debÃan, pero no todos son asÃ. No todo es culpa de la polÃtica, también los ciudadanos tenemos alguna responsabilidad.
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