Pues sí, si hace falta lo digo otra vez, es “chusma”, y no hay que dejar de repetirlo. La turba violenta que ha asaltado comercios, desvalijado tiendas, quemado contenedores y provocado una ola de violencia impresentable en las calles de algunas ciudades españoles como Madrid, Barcelona y Valencia, son “chusma”. Nada de un movimiento pacífico de protesta, que al final se ha desnaturalizado por cuatro violentos.
Esa es la teoría que ahora la izquierda radical quiere imponernos, que como hay un malestar con profundas raíces sociales de jóvenes sin futuro, cuya libertad de expresión está amenazada, su respuesta es esta, que nada tiene que ver con la violencia, sino que, pobres de ellos, están muy ofendiditos.
Lo escuché el pasado lunes en el debate del programa de La hora de la 1 en TVE, en el que yo participaba, y ayer en la sesión de control al Gobierno en el Senado. Es la manera en que la izquierda quiere blanquear la violencia.
Yo, lo que menos ví, fue una protesta pacífica, y toda España ha visto las imágenes de una turba organizada de antisistemas, independentistas radicales y gentuza de todo pelaje que se organizó para destrozar todo lo que se encontraba a su paso. Es la nueva imagen de una España devastada que veremos a ver qué consecuencias tiene en el ámbito internacional para las empresas que quieran invertir en nuestro país.
Y lo más grave, es que la violencia está alentada desde el propio Gobierno, increíble, por uno de los partidos que lo sustenta, Podemos, con el silencio cómplice del presidente Pedro Sánchez.
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