No sé si Ciudadanos piensa seriamente pactar con el PSOE en algunas Comunidades autónomas y ayuntamientos o es solo una maniobra para presionar al PP y conseguir más cuotas de poder a cambio de darle alcaldías como la de Madrid o la Comunidad de esta región.
No me puedo creer que la primera opción sea una realidad y que Albert Rivera se lance a la estrategia suicida de despeñar electoralmente a su formación política al fondo del abismo.
Supongo que Ciudadanos es consciente de que gran parte de su apoyo electoral procede del Partido Popular y que si estos votantes ven como se alía con Pedro Sánchez, dejarán de depositar en la urna la papeleta naranja.
Yo comprendo la frustración de Rivera por no haber dado el sorpasso al Partido Popular. Si no lo ha hecho ahora, en el peor momento de los conservadores, ya es una meta inalcanzable. Pero, aún así, Ciudadanos tiene un gran papel que jugar en el centro derecha español, que no pasa por superar al PP en votos, sino por ayudar a consolidar unas mayorías de gobiernos liberales y centrados que ayuden al progreso de España.
La ambición de poder que tiene Albert Rivera, y que es comprensible, no puede pasar por el suicidio político, en el momento en el que el PP ha iniciado la remontada y Pablo Casado tiene cuatro años por delante para poner en marcha su proyecto, sin ataduras ni hipotecas con el pasado.
Si Ciudadanos sigue coqueteando con la izquierda, perderá gran parte de su crédito político. No todo vale por conseguir poder, sobre todo en un momento en el que el PP ha frenado su declive y las consecuencias de un gobierno de PSOE con el apoyo de Podemos y los independentistas puede inclinar la balanza a favor de los populares.
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