Desde su fortaleza de Toledo, que más que el Palacio de Fuensalida podría ser el Alcázar de esta ciudad castellanomanchega, la secretaria general del Partido Popular y presidenta de Castilla-La Mancha, ha decidido responder con un respetuoso, prudente y leal silencio ante las acusaciones que se le hacen. Unas acusaciones deslizadas a modo de confidencias en círculos privados y no tan privados, que después reproducen algunos medios de comunicación, sobre una supuesta soledad y aislamiento de la rocosa dirigente popular ante la grave crisis que azota las entrañas de la formación que dirige.
Silencio ante los que la provocan diciendo que está tocada y noqueada por el tsunami que ha provocado el extesorero Luis Bárcenas.
Silencio ante los que dicen que no hay estrategia conjunta entre el Gobierno y el PP y que ha perdido el apoyo del presidente del Gobierno y de su partido, Mariano Rajoy.
Silencio ante los que cuestionan que no haya negociado y pactado con Luis Bárcenas para evitar el choque de trenes que ya no tiene vuelta atrás.
Silencio ante los que critican que haya dado un paso al frente, en solitario, querellándose contra Bárcenas y “El País”, sin esperar a la decisión de su partido.
En este caso, como en otros muchos, hay que saber interpretar los silencios. Y se equivocan quienes piensan que su actitud responde a un repliegue de posiciones y a una cierta intimidación ante la guerra abierta por Bárcenas, que la tiene a ella como principal objetivo. Ha decidido plantarle cara y llegará hasta el final, porque no tiene nada que esconder.
Se equivocan porque Cospedal no está sola en esta batalla y va de la mano de Mariano Rajoy. El Gobierno y el PP están juntos porque cualquier paso que da la secretaria general está respaldado por el presidente.
Se equivocan los que, cuestionándola a ella, no se dan cuenta de que hacen daño al partido, que, al fin y al cabo, es la base de todo. Si el partido se rompe, algo a lo que Cospedal no va a contribuir nunca, se desmorona todo. Ya me lo decía un miembro del PP, con responsabilidades de gestión, sobre los comentarios que se deslizan contra la dirección: “Todos, y cuando digo todos son todos, le deben todo al partido, y si no lo ven así, se equivocan”.
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