Ni Verdi se atrevió a tanto y solo llegó a aquello de que “la donna e mobile, qual piuma al vento”, algo que hoy tiene un tufillo rancio y machista. Pero los goliardos medievales no tenían pelos en la lengua y en la celebérrima Cármina Burana sentenciaron que la diosa Fortuna, la que rige los destinos de todos, hombres, mujeres y viceversa, cambia como la luna, “O Fortuna, velut Luna, statu variabilis”.
Orquesta y Coro hasta un total de 95 músicos en escena.
En el Monasterio de Uclés, Cuenca, ha tenido lugar una única representación (por ahora) de la cantata escénica de Carl Orff, Cármina Burana, con dirección artística de David Pérez, y musical de Luis Carlos Ortiz Izquierdo, en la que intervinieron la soprano Victoria Manso, el tenor José Ángel González y el barítono Miguel Ángel Ariza, acompañados por un ensemble de percusión, varios instrumentistas y un coro hasta un total de 95 músicos. Ilustraron el escenario 200 dibujos en movimiento creados para esta ocasión por Ana Yedros.
Vídeo de “O Fortuna”.
Espectáculo audiovisual cuya puesta en escena se quedó en un aristotélico justo medio entre la exuberante versión que hizo de esta misma obra La Fura dels Baus y la sobria interpretación del Coro Nacional de España en el 400 aniversario de la Plaza Mayor de Madrid.
Fernando y Concepción, padres de Fernando Nuñez, en el recuerdo
La famosísima obra, repetida en la banda sonora de muchas películas (Excalibur, El Señor de los Anillos, La caza del Octubre Rojo, La hija del general, Speed, etc, etc…) series, anuncios e incluso videojuegos (Final Fantasy VII), ha servido a su promotor, Fernando Núñez, para rendir un emotivo homenaje a sus progenitores, Fernando Núñez López y Concepción Rebolo González, en el centenario del nacimiento de su padre, así como a la “generación de padres de la posguerra, por sacar adelante a las familias en una época tan dura”, según sus propias palabras.
El claustro dispuesto a recibir a cerca de un millar de espectadores.
El claustro del monasterio se llenó con cerca de un millar de espectadores. La expectativa era tal que las primeras 200 entradas se agotaron en cinco horas y media, y aunque en un principio se pensó hacer la representación en el interior de la iglesia, al final se trasladó al patio, ya que la climatología lo permitía. El propio David Pérez había valorado “el reto de trabajar una obra pagana en una iglesia con culto”.
Los instrumentos de la orquesta momentos antes de la actuación.
Entre los asistentes destacados se encontraban el ministro de Justicia, Rafael Catalá; el director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Félix Sanz Roldán; la subdelegada del gobierno en Cuenca, María Lidón Lozano; el presidente de la Diputación, Benjamín Prieto; y el alcalde de Uclés, José Luis Serrano.
Luis Carlos Ortiz Izquierdo dirige la orquesta.
Compuesta la música por el alemán Carl Orff en el año 1937, Cármina Burana está basada en una colección de poemas medievales, encontrados en 1803 en un monasterio benedictino de Baviera. Cantos profanos e irreverentes de los goliardos, unos frailes vagabundos y pícaros que deambulaban de una en otra abadía buscándose la vida.
Los dibujos de Ana Yedros sirven de telón de fondo durante toda la representación.
Es en realidad un viaje por la existencia del ser humano, regida por la veleidosa fortuna (rota tu volubilis), por el estallido de la vida en la primavera, las voluptuosas danzas en un prado, los lances en las tabernas, el amor carnal… Una obra que puede ser interpretada de muchas maneras, según quien la contemple: pasión, puro sexo, religión… pero todas ellas seculares.
Sinónimo del placer terrenal, de la buena vida, del hedonismo, supuso una dura crítica hacia los estamentos religiosos y sociales de la Europa del siglo XI.
Fachada principal del Monasterio de Uclés.
Uclés es un pueblo (230 habitantes) a 16 km. de Tarancón. Su monasterio empezó a construirse en el s. XVI y hay quien lo llama “El Escorial de la Mancha” porque su iglesia es obra de un discípulo de Juan de Herrera.
Sirvió de seminario hasta 2012, aunque todavía está abierto al culto y a las visitas turísticas (unos 27.000 visitantes al año). Incluso ha servido de escenario para juegos de rol basados en la magia y hechicería de la saga de Harry Potter.
Músicos, cantantes y coro reciben los aplausos de los espectadores.
Para finalizar esta crónica una puntualización erudita por la que pido perdón de antemano. El nombre de Cármina procede del latín carmen -inis: “canto, cántico o poema” (no confundir con la palabra árabe carmen: ‘huerta’ o ‘jardín’), y Burana es el gentilicio que indica la procedencia: “de Bura” (el nombre latino del pueblo alemán de Benediktbeuern). El significado del nombre es, por tanto, “Canciones de Bura”.
Como el latín no usa tildes, hay quienes no la colocan cuando escriben Carmina en castellano. Pero la pronunciación de la palabra es esdrújula, así que al hablar se debe decir siempre “Cármina”. Yo, siguiendo las indicaciones de la RAE, prefiero ponerla. Porque como me decía un amigo: “Cármina Burana no tiene nada que ver con Carmina Ordóñez”, por ejemplo.
FOTOGRAFÍAS: PILAR ARCOS
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