Para encontrar carnavales auténticos buscamos en pueblos pequeños, en lugares remotos. ¿Hay algún lugar culturalmente más remoto que África? Y dentro de este continente ¿puede haber un lugar más escondido que las islas Bijagós? Si hiciésemos una encuesta, ¿cuántos sabrían decir donde está? A la inmensa mayoría ni les sonaría el nombre, y eso que bastan cuatro horas de avión para llegar allí desde España.
El archipiélago de las Bijagós es uno de los parajes más sorprendentes de Guinea Bissau, un pequeño país del oeste de África, sur de Senagal, de 36.000 km² (poco más que Bélgica) y solo millón y medio de habitantes, cuyo idioma oficial es el portugués. Entre sus 88 islas se encuentra el Parque Nacional de Orango, un paraíso salvaje de fauna y flora intacta con especies exóticas como los famosos hipopótamos de agua salada.
En pleno Parque Nacional se ubica el Orango Parque Hotel, un establecimiento para practicar el ecoturismo de manera respetuosa con las poblaciones locales y de cuya gestión se encarga la fundación española CBD Habitat.
Los habitantes, llamados bijagos, se definen a sí mismos como “personas”. Secularmente aparatados del continente en estas islas, donde reinan los espíritus llamados iranes, han conservado sus tradicionFuera de África, durante mucho tiempo sólo se conocían los carnavales de Cabo Verde y los de Isla Reunión. En Guinea Bissau se abandonaron durante años pero se han recuperado con más fuerza que nunca, manteniendo las características que tuvieron durante siglos, gracias al aislamiento al que fue sometido el archipiélago habitado por un pueblo animista que vive de la pesca y la agricultura.
Los carnavales se desarrollan especialmente en su capital, Bissau, aunque también se mantienen en las tabankas (aldeas). Sus protagonistas son grupos musicales, comparsas, máscaras, bailarines… muchos llevan disfraces de animales sagrados como el toro, el hipopótamo, el pez martillo… y están presididos por la mítica Reina Kimpa Pampa, símbolo del poder matriarcal de los Bijagós.
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