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Liébana y sus beatos

Potes alberga la mayor colección de facsímiles medievales

Liébana y sus beatos
Detalle de los Apóstoles en el Beato de Gerona - P. ARCOS
F. Pastrano el

Potes es un claro ejemplo de lugar en el que más allá de sus monumentos nos atraen sus calles, a veces anónimas, por las que hay que pasear sin prisa, quizá sin rumbo fijo. Rúas medievales, empedradas, con casonas blasonadas y casucas con balcones de madera, repletas de flores en cualquier estación del año.

 

 

Potes, capital de Liébana (Cantabria) – P. ARCOS

La villa, que aparece en todas las listas de pueblos españoles con encanto, este año ha sido elegida Capital del Turismo Rural, un premio impulsado por Escapada Rural y que se otorga por votación popular.

 

Monasterio de Santo Toribio de Liébana – P. ARCOS

Potes es la capital de la región cántabra de Liébana. Además del Teleférico de Fuente Dé, que nos subirá hasta los Picos de Europa, la visita obligada, el imperdible en esta zona es el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, a solo 3 km. de Potes. Aquí vivió el Beato de Liébana en el s.XIII, el que revolucionó el mundo cristiano con sus comentarios al Apocalipsis. En esta iglesia se encuentra un Lignum Crucis, uno de los trozos más grandes de la Cruz en la que murió Cristo. Y aquí, si la pandemia lo permite, se espera que haya una gran afluencia de peregrinos en 2023, el próximo año jubilar. Solo hay 7 lugares en el mundo que pueden celebrar años jubilares. Además de Liébana, lo son Roma, Jerusalén, Santiago de Compostela, Urda, Ávila y Caravaca de la Cruz (Murcia).

 

Puerta del Perdón de Santo Toribio de Liébana – P. ARCOS

Dice la leyenda que Santo Toribio vino desde Tierra Santa con la misión de evangelizar Cantabria y que, cuando contemplaba estas tierras desde el monte de la Viorna, lanzó su báculo y donde cayó erigió un templo, antecedente del cenobio actual.
El monasterio fue declarado Bien de Interés Cultural en 1953 y Patrimonio Mundial de la Unesco en 2015. Su Puerta del Perdón, que se abre solo al comienzo de cada año jubilar, tiene forma abocinada (cónica) con tres arquivoltas (superficies curvas inferiores) sustentadas por columnas. La hoja de madera tiene 15 imágenes en bronce de los santos lebaniegos: Toribio, Beato, Tholobeo, Hetéreo, Justo, Lucrecio, Sisenando, Opazo, Sinobi, Caradoro, Opila, Euxóstomo, Prodendio y Nonnita.

 

Exposición “Beato de Liébana y los beatos” y Torre del Infantado – P. ARCOS

De vuelta a Potes, lo primero que vemos es la Torre del Infantado, postal mil veces recogida por los móviles de los turistas y su edificio más representativo. Sólida construcción cuadrangular del s. XIV a base de sillarejos, se levanta junto al río Quiviesa en un enclave históricamente estratégico. Fue cárcel, sede del Ayuntamiento y hoy, en el centro de la villa, alberga varias salas de exposiciones y un mirador aventajado del casco histórico.
En sus 6 plantas (1.800 m²) abiertas al público en 2011, acoge la exposición permanente “Beato de Liébana y los beatos”, la colección más grande del mundo (21 facsímiles) de réplicas exactas de beatos, manuscritos iluminados de la Edad Media.
Se denominan beatos a las distintas copias del Comentario al Libro del Apocalipsis (Explanatio in Apocalypsin) de San Juan, realizado por Beato de Liébana para poner freno a teorías religiosas heréticas surgidas en Toledo. Códices miniados, de los siglos VIII al XIII, que conforman un género literario específicamente hispano. De entre todos, destaco a continuación mis siete preferidos.

 

Página del scriptorium del Beato de Tábara – P. ARCOS

Con un tamaño de 365 por 255 mm. por página, consta de 168 folios de pergamino en las que solo aparecen 14 miniaturas del centenar que poseía en origen. Escrito en el siglo X en letra visigótica a dos columnas, presenta acotaciones al margen en árabe, lo que indica que fue utilizado por mozárabes cristianos, posiblemente de origen andalusí. La iluminación que aparece en la foto es la más famosa de este beato, aunque no formaba parte del original y fue un añadido posterior. En la miniatura se ve el scriptorium (lugar para escribir) en la torre biblioteca del Monasterio de San Salvador de Tábara, Zamora, y a los calígrafos y miniaturistas trabajando como si de una escena de El nombre de la rosa se tratase .

 

Los doce Apóstoles, Beato de Gerona – P. ARCOS

El Beato de Gerona es obra del Abad Dominicus y de los miniaturistas Ende y Emeterius. Fue terminado en el año 975, y en 1078 pasó a la catedral de Santa María de Gerona. Tiene 284 folios escritos en letra visigótica y las miniaturas usan el color generosamente, así como añadidos en oro y plata. De sus 131 miniaturas, quizá la más conocida es esta en la que aparecen los doce apóstoles, “Petrus”, “Andreas”, “Tomas”, “Ioannes”, “Matheus”. El cuarto por la izquierda está identificado como “Jacobus Spania”, la primera vez que se relaciona a Santiago el Mayor con España, país del que es santo patrono.

 

El Cordero y la Cruz adorados, Beato de San Isidoro – P. ARCOS

Se llama Beato de San Isidoro de León porque originalmente se encontraba en la Basílica de San Isidoro de esta ciudad. También se conoce como Beato de Fernando I y Doña Sancha, pues fueron ellos sus donantes. E incluso como Beato de Facundo, nombre de su copista. Data del siglo XI y consta de 317 páginas escritas en letra visigótica a dos columnas de 35 líneas cada una. Tiene 98 ilustraciones, 9 de ellas a doble página. De él dijo Umberto Eco que “es el mayor acontecimiento iconográfico de la historia de la humanidad”.
En la imagen aparece una doble página, a la derecha profusamente ilustrada en oro y a la izquierda con el Cordero y la Cruz adorados. De los brazos horizontales de la cruz griega cuelgan las palabras “PAX”, “LUX”, “REX”, “LEX”, cuatro monosílabos que se refieren a Cristo. A ambos lados del Cordero hay seis ancianos con instrumentos de cuerda pulsada.

 

Beato de Santo Domingo de Silos – P. ARCOS

Es uno de los facsímiles mejor conservados. Por la viveza de sus colores y calidad de su caligrafía, parece que se hubiera acabado de reproducir hace solo unos días. Se conservan 558 páginas (solo faltan tres) con 106 miniaturas. Es muy bello, pero el complicado lenguaje en letra visigótica minúscula hace que su lectura sea muy trabajosa.
Los colores tienen una carga simbólica muy definida: el blanco representa pureza; el negro, muerte; el rojo, violencia… Los números, también: 1000 significa infinito; 666, Satanás, el Anticristo (la marca de la Bestia); 12, el pueblo de Dios (por los apóstoles); 7, totalidad o perfección; 4, la Tierra (por los puntos cardinales)…
En la foto aparece a la izquierda San Juan ante la ciudad de Éfeso.

 

Beato de Las Huelgas – P. ARCOS

Es el beato de mayor tamaño que ha llegado hasta nosotros con páginas de 52 por 36,4 cm. Lo componen 184 folios de pergamino en letra carolina minúscula en marrón y rojo. De ellos, 116 tienen miniaturas enmarcadas decoradas con oro y plata.
Una interesante particularidad de este beato es que es el único que se cierra con dos colofones (anotaciones al final). El primero está copiado del Beato de Tábara y en el segundo, el original, se dice que este manuscrito fue acabado en 1220. Posee una serie de escenas poco habituales en estos libros, como una serpiente con cabeza de mujer que ilustra el libro del Génesis.

 

Mapamundi del Beato de Saint Server – P. ARCOS

Está considerado como el más rico, innovador y artísticamente más importante de todos los beatos. Sus 592 páginas de pergamino han llegado íntegras hasta nuestros días. Está escrito en latín, en letras visigóticas y minúsculas carolinas, tiene 108 miniaturas, 84 de las cuales son historiadas y 1.400 iniciales coloreadas. Las páginas miden 36,7 por 28,6 cm.
Algunos estudiosos han dicho que es la obra maestra de toda la miniatura del Románico europeo, ilustrada con tal maestría que, nueve siglos después, influyeron en grandes pintores modernos como Picasso o Matisse.
En la foto el mapamundi, una de las principales obras cartográficas de la Alta Edad Media.

 

Beato del Burgo de Osma – P. ARCOS

Realizado en 1086, es a la vez el último beato escrito con letra visigótica y el primero en estilo románico. Está considerado como la obra culminante del siglo XI y como uno de los manuscritos más bellos y de mayor interés para el estudio de la miniatura de la Alta Edad Media española. Sus colores son muy vivos e intensos, destacando los rojos, amarillos y verdes. Las dimensiones de sus 332 páginas son de 370 por 265 mm. Contiene 72 miniaturas, la más destacada de todas (en la foto) es el planisferio. En él se puede ver en el Oeste la localización del Burgo de Osma, y en el Este, junto a un punto rojo (Sol Naciente) el reino de los esciápodos, hombres de la mitología griega que se situaban en lo que hoy es la India. Sólo tenían una pierna, eso sí tan grande que podían utilizarla de sombrilla.

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