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Blogs Música para la NASA. por Álvaro Alonso

La “Estrella del Sahara” de Ana Béjar

Tercer y estremecedor disco (Belamarh, 2020) de la multiinstrumentista, cantante y compositora jerezana

La “Estrella del Sahara” de Ana Béjar
Álvaro Alonso el

El tercer disco de Ana Béjar, jerezana afincada en Madrid (tras su brillante paso por los grupos Usura y Orlando en los años noventa), es un viaje inquietante, magnético, por el inconsciente individual y el colectivo, una obra conceptual que no da la espalda a la angustia, al dolor, a la insatisfacción, la desesperanza o la muerte. Una obra adulta y, a la vez, profundamente romántica, donde la exigencia del presente es total. Luz y tinieblas de un fulgurante lirismo absoluto para un disco repleto de canciones a bocajarro, arrojadas al mundo sin piedad, como un fatal presagio. Transfiguración del entorno para tratar de aprehenderlo mediante una música que se aventura por lugares exóticos durante el duermevela infinito de la madrugada más triste. Toda una experiencia catártica, cargada de sugerencias.

En lo que sigue, algunos apuntes sobre cada una de las canciones, por si fuera de utilidad (o no). En el disco, los títulos y las letras, excepto la última, están escritas y cantadas por Ana Béjar en inglés. Nos permitimos traducir los títulos.

PRIMERO ME QUEDÉ CIEGO

Como un cuento de las Mil y una Noches, entre elegantes texturas sonoras, amores soñados, esperanza de incendio.

ESTRELLA DEL SAHARA

El pálpito rápido de un corazón en mitad de la noche. Una canción sobre la espera, el anhelo. Apenas una guitarra dibujada, tensión ambiental en una tierra desolada. Ecos del último Nick Cave.

RHODA

Musicalmente una de las más bellas canciones del álbum esta “Rhoda”, con un lindo canto de sirenas que parecen rodear un viejo faro y sus resplandores nocturnos. Guitarras minimalistas en un ascenso escheriano que hunde y eleva en un vaivén tenebroso, como el de las olas del piélago golpeando un bote que naufragó a la deriva y que gira, que revolotea gravitacionalmente en la pequeña isla. Es la angustia de la incertidumbre, de si serás o no traicionado. Romántica pieza de luz interior.

TENGO UNA ESTRELLA

¿Es escapismo? ¿Acaso no puedo soñar? ¿Se puede amar a dos? ¿Es pecado o redención? Y si siento felicidad, “pura felicidad y gloria”. Canción acústica, cantada a pelo, a corazón abierto. Las armonías siguen siendo oscuras, aunque aquí va entrando la luz en penumbra, como un amanecer invernal y gozoso a la vez.

TODO

Versión de “Everything” de Vic Chesnut llevada al territorio de Béjar, que parece encarnarse en Siouxie. Es una letra extraña, intraducible, donde se hace mención a una copla inglesa para niños, de una niña que tenía miedo a las arañas. Un granero que cae, devastación y ruina. Y no hay coraje ni talento para la reconstrucción.

OJOS INQUIETANTES

Guitarras acústicas y melodías marcadas que hablan de la vida en el filo, hasta que un punteo de guitarra eléctrica resuelve todo., . Ojos inquietantes que hacen olvidarse de uno mismo. Inquietantes estrofas, también: “Y no tardará mucho / No será tan largo”.

OXÍGENO

Canción tal vez dedicada a la madre Tierra, como la que cierra el disco, o al menos al oxígeno que va camino de sucumbir ante un mar de plástico. El tiempo pasa rápido, ya casi no queda tiempo para cambiar. Nos va en ello la supervivencia y seguimos tan ciegos, rabiosos e impotentes, ante este “silencio polvoriento”.

EXILIO (inspirado en “Las lágrimas no arden excepto en la soledad” de Cioran)

“En las cimas de la desesperación” escribió Ciorán con 22 años y, según él, de no haberlo hecho, se habría quitado la vida. Canta Ana Béjar: “Las lágrimas no arden / Las lágrimas sí que queman / solo cuando estás solo”. Un blues ralentizado, como una de Marianne Faithfull.

Y SIN EMBARGO NO ES DE NOCHE

Otra de las joyas ocultas del disco, referencias al “Cielo protector” de Paul Bowles, en una canción de amor y aventura en un país lejano. Preciosas texturas acompañan los coros y la voz de Béjar, que llena el espacio desde diferentes puntos, en pura coincidencia con artistas de vanguardia como la galesa Kelly Lee Owens.

HIMMEL UND ERDE

Casi una canción tradicional se diría, la única en español del disco, titulada en alemán “Cielo y Tierra”. Broche de oro para un disco que, desde la oscuridad, va cobrando luz, como una luciérnaga preciosa hallada sobre la verde hierba en mitad de la noche. Canción ecológica, es también una apelación a la sabiduría ancestral que aún habita en el corazón del hombre. Y a esa pequeña luz de esperanza.

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