Más que «ni media tonterÃa» Pablo Iglesias parecÃa que avisaba a Iñigo Errejón de que no tiene ni media hostia. Por el tono le estaba retando a la salida del Congreso para ajustar cuentas. El lÃder supremo de Podemos solo ha dejado que Errejón vuelva a aparecer en la foto si es bajo su ordeno y mando. Para atarlo en corto se ha inventado una nueva fórmula de «primarias a dos tiempos» y asà controlar quién va en las listas del que un dÃa fue el «número dos» del partido que lo iba a cambiar todo.
El canje de reglas lo anuncio otro chico black tras manipular los resultados de las actas para impedir a Errejón tener equipo propio. Ramón Espinar, fiel cortesano pablista, quiere más poder interno y eso pasa por manejar quién acompañarÃa a su rival en la lucha por la presidencia de la Comunidad de Madrid en 2019. La consulta al Consejo Ciudadano parece más del estilo «yo me lo guiso, yo me lo como», teledirigida para justificar cualquier decisión.
Si no fuera porque todavÃa necesita al «núcleo irradiador» su cese hubiera sido fulminante. No ha tenido contemplación antes. A su ex la mando al gallinero, a Bescansa la ninguneo, a Luis Alegre lo apartó de la Ejecutiva. Tan solo le rÃe las gracias a Echenique y Monedero. Errejón deberÃa saber que dentro de Podemos su imagen está desenfocada. Se parece al personaje de Robin Williams en Desmontando a Harry. Borroso. Fuera de foco. A Iñigo lo han deconstruido. Tocado en Vistalegre. Perdió su condición de portavoz por una portavoza. Se ha convertido en una carcasa vacÃa. Un nombre para encabezar una lista que nunca será la suya.
En la anterior bronca, el magnánimo Iglesias quiso zanjar la discusión lanzando un mensaje de unidad emulando a la señora del tronco de Twin Peaks delante de una chimenea. Ahora vuelve a echar leña al fuego para marcar territorio sin darse cuenta de que se ha transformado en el histriónico Leland Palmer poseÃdo por el malvado Bob. El profesor Jekyll y el señor Hyde. Sus adversarios son los suyos. Podemos arderá por combustión interna.
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