La diplomacia de Rusia en Asia Central

El mundo está en pleno proceso de cambio y camina hacia su realineamiento.

La interacción entre Asia y Rusia, potencia europea y asiática, a la vez, crece y conducirá al surgimiento de un gran espacio euroasiático, dentro del cual Siberia, en la Federación de Rusia, y Asia Central son su núcleo celular.

Ante esta realidad geográfica, histórica, cultural, étnica y política, Estados Unidos (EE. UU.) se aproxima a las cinco repúblicas centroasiáticas -Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán- de manera doble:

• Les exige explicaciones por no haberse alineado con la política de sanciones económicas contra Rusia.
• Las presionan, de forma indebida, para que acepten los programas de asociación y de entrenamiento estadounidenses y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) o que, alternativamente, se atengan a las consecuencias.

La estrategia estadounidense consiste en contener a Rusia, en general, y su proyección hacia Asia, específicamente, rodeándola desde Asia Central, para lo que complota revoluciones de colores en esos cinco países y urde campañas de manipulación dirigidas a sus más jóvenes.

Hasta ahora, el balance de la operación Blinken-Nuland-Sullivan no es exitoso.

Durante el desfile anual que tuvo lugar en la Plaza Roja de Moscú, el 9 de mayo pasado, con motivo del Día de la Victoria frente la Alemania nazi, en 1945, el presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, se hizo acompañar en la tribuna presidencial por los presidentes de todas las repúblicas de Asia Central y los de Armenia y de Bielorrusia.

El presidente de Azerbaiyán excusó su ausencia porque, en esos días, además del Día de la Victoria, el país celebraba el centenario del nacimiento del padre del actual presidente.

En contraste con esa política estadounidense, Rusia ha tejido una red de intereses compartidos de seguridad y económicos en torno a tres plataformas diplomáticas distintas:

1.- La Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) -Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Rusia y Tayikistán- es el mayor proveedor de seguridad en Asia Central.

La OTSC sofocó el intento de revolución de colores que EE. UU. organizó contra el gobierno de Kazajistán, en enero de 2022, de manera expeditiva, eficaz e incruenta.

Asimismo, esta organización está buscando resolver, de forma definitiva, las disputas fronterizas entre Kirguistán y Tayikistán.

Por último, la OTSC está creando una alianza poderosa de países contra la expansión del islamismo radical y terrorista en la región, que, en gran parte, está siendo instigado desde Afganistán por el Talibán.

2.- La Unión Económica Euroasiática (UEE) -Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán y Rusia- fue creada en 2013 como el proyecto más ambicioso de integración económica dentro del espacio de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Durante 2022, el comercio entre Rusia y las repúblicas centroasiáticas creció un 20% y alcanzó un valor de $41 millardos.

La inversión directa extranjera en Asia Central procedente de Rusia fue de $3,6 millardos, de tal forma que la inversión rusa acumulada en la región, desde 2015, ha sido de más de $25 millardos.

Por su parte, la inversión en Rusia, originaria de los países centroasiáticos, se multiplicó por cuatro, hasta superar los $4 millardos.

En la actualidad, más de 10.000 empresas conjuntas ruso-centroasiáticas están operativas en Rusia y han creado 900.000 puestos de trabajo en suelo ruso.

Así, las remesas de dinero desde Rusia hacia Uzbekistán representan un 11% de su Producto Interior Bruto (PIB) y las que se dirigen desde Rusia hacia Kirguistán, un 22% de su PIB.

En este contexto de cooperación económica centroasiática, los corredores logísticos y de transporte son una prioridad, dentro de los cuales destacan el del eje norte-sur, el eje transcaspiano o las rutas que conectan el Asia Central con el Asia Oriental.

3.- Las Cumbres Rusia-Asia Central fueron ideadas en 2020 como un formato multilateral para propiciar la cooperación económica entre las partes.

La primera de estas cumbres se celebró en octubre de 2022, en Astana, con la asistencia del presidente ruso, Putin, el presidente kazajo, Tokayev, el presidente uzbeko, Mirziyoyev, el presidente turkmeno, Berdimuhamedov, el presidente tayiko, Rahmon, y el presidente kirguís Japarov.

Según el texto firmado al término de esa cumbre, la cooperación económica entre Rusia y Asia Central desempeña un papel fundamental para el desarrollo estable de los Estados, el crecimiento económico en todos los ámbitos y la reducción de los riesgos sociales.

Las partes declararon que “tienen la intención de seguir reforzando su cooperación económica (…), promoviendo el crecimiento y la diversificación del comercio mutuo, ampliando la cooperación industrial en sectores prometedores de la producción, intensificando la cooperación en materia de inversiones (y) utilizando el potencial de las asociaciones de integración regional“.

De cara al futuro, Rusia y las repúblicas centroasiáticas se comprometieron a trabajar en la puesta en marcha de proyectos conjuntos para desarrollar áreas prioritarias de la economía y promover la cooperación entre las regiones rusas y las de los países centroasiáticos.

De forma complementaria a estas tres plataformas de cooperación con los países de Asia Central, Rusia busca la cercanía con todos ellos dentro de organizaciones multilaterales como la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) o la Comunidad de Estados Independientes (CEI).

Frente a este despliegue diplomático de seguridad y de cooperación económica, EE. UU. sigue investido en su torpe gran juego de rivalidad contra Rusia, a la que, para sorpresa de Occidente, China se ha sumado “sin límites” y de manera irreversible.

La Guerra Fría 2.0 entre Rusia y China frente a EE. UU. y al resto de Occidente se ha declarado y el pronóstico no es muy esperanzador para estos últimos.