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Blogs Madre no hay más que una por Gema Lendoiro

Cinco años menos después de cinco pinchazos de carboxiterapia

Gema Lendoiro el

Hoy voy a ser mucho más honesta con ustedes que nunca. ¿Ven la foto que ilustra este blog y que se supone que soy yo? Pues sí, es verdad, soy yo pero hace cinco años. Es decir, cuando dormía todas las noches de un tirón (parece ciencia ficción), el dinero que ganaba me lo gastaba sólo en mí, lo que me permitía comprar cremas buenas, hacerme tratamientos estéticos varios…es decir, una maravilla. Si a eso le añadimos que en esa foto tenía 34 años, pues ¿qué quieren que les diga? Mucho más joven. Bueno, vale, además tiene photoshop. Hala, ya lo he confesado. Yo jamás he tenido la frente así. Sin arrugas, quiero decir. Quizás los 6 primeros meses de mi vida. A partir de ahí, como soy yo de mucho reír, pues enseguida se me plantaron las arrugas en la frente. Una orgullosa herencia de mi abuelo Juan (paterno). La de reírme todo el rato, digo. Quien me conoce sabe que siempre me estoy riendo. Lo que no quita que tenga mala leche, que también.

El caso es que los años pasan. Es verdad que no tengo arrugas en el resto de la cara. Tengo buena piel. Me da un placer decir: “no me cuido nada para tener la piel así”  que paqué. Yo, como las modelis que no se cuidan y pesan siempre 50 kilos midiendo 1,80 (envidia cochina) Lo de la piel es verdad, la tengo muy buena. Se arruga poco. Y eso que hago todo lo que no se debe: fumo (horror, sí, ya lo sé), no me desmaquillo (los restos de maquillaje se van quedando por ahí a lo largo del día), no bebo el agua suficiente, en fin, soy un primor. Sin embargo, a una semana de cumplir cuareeeeeeeeeeeeenta años, sigo sin una arruga: ni surcos nasogenianos, ni código de barras, ni patas de gallo, nada. Sólo una pequeñísima arruguita fina al final de un pómulo que ya es historia.

Pero que no tenga arrugas apenas no significa que mi piel no acuse el paso del tiempo. Lo único en lo que he hecho las cosas bien es en que detesto tumbarme a tomar el sol por lo tanto mi piel nunca se ha quemado. Me pongo muy poco morena, me gusta ponerme protección 50 (todo el año) y si vamos a la playa soy la que a la media hora dice aquello de: ¿Alguien se viene conmigo al chiringuito a tomar una caña? El plan estar tumbada en la hamaca me parece lo más aburrido del mundo. Ahora que tengo hijas en la playa lo que sí hago es estar en la orilla haciendo castillos con lo que se me pone muy morena la espalda pero la cara, no. Quizás el hecho de no haberme tostado nunca al sol también tiene su efecto. No hay nada que me parezca más chabacano que una mujer morena hasta el extremo al estilo de la esposa de Jesús Gil (y luego llena de joyas, un primor, vaya)

Al grano. El caso es que ayer me invitaron a hacerme un tratamiento de carboxiterapia para oxigenar mi piel. Y el resultado es espectacular. Me lo hice en la clínica AGE, en la calle Eduardo Dato, 3 de Madrid. La clínica, iniciativa del famoso ginecólogo el doctor Cantarero, es un auténtico espacio dedicado a la salud integral de la mujer. Lo de al carboxiterapia, así como otros tratamientos de medicina estética es quizás lo menos llamativo de esta clínica. En posteriores publicaciones os hablaré de cosas que nos importan tanto como:

Obstetricia y diagnóstico prenatal

Talleres post parto. Lactancia. Visitas a domicilio de matronas para ayudarte en esa época tan especial de tu vida

Mamografías

Suelo Pélvico

Patología cervical y colcoscopia

Menopausia

Infertilidad y reproducción asistida

-Y análisis clínicos como los hormonales y algo que me interesa muchísimo y que espero poder probar, los de intolerancias alimentarias y los genéticos. Yo, que sé a ciencia cierta que muchas de mis dolencias provienen de algo (no sé qué) que me hace daño, estoy ansiosa por probarlos.

Pero vayamos con la carboxiterapia.

Es un tratamiento que tiene diversas aplicaciones, tanto a nivel estético como al médico. En el campo de la estética sirve para muchas cosas: corregir ojeras, revitalizar la piel, oxigenarla, corregir marcas de acné, papada…muchas cosas pero, sobre todo, revitalizar la piel haciendo que ésta parezca más joven.

El tratamiento consiste en inyectar en la dermis CO2 a través de una aguja finísima con el fin de activar la microcirculación cutánea y estimular la producción de fibras colágenas y elásticas. Ojo con esto. No permitas NUNCA que te hagan estos tratamientos personas con formación de estética. Esto te lo tiene que hacer un médico. Cuida tu salud, cuida la de los demás, no juegues y, sobre todo, no contribuyas a que personas que no han estudiado medicina hagan esto. Es un tratamiento de medicina estética, no una limpieza de cutis. No es 100% inocuo. Las personas que toman pastillas contra la hipertensión no se lo pueden hacer, tampoco quién tenga glaucoma. No quiero ser repetitiva con esto pero me parece muy peligroso que personas con estudios de estética hagan estos tratamientos. Que te los haga un médico siempre. Siempre. Sé inflexible con esto. Está en juego la salud pública empezando por la tuya.

¿Duele? Sí, un poco. No quiero mentiros, duele cuando te pinchan con la aguja. Cuando te inoculan el CO2, no. ¿Cuánto duele? Pues depende. Yo lo soporté bien, en algunas zonas del rostro como el mentón ni lo noté, sin embargo en los pómulos me molestó más. Pero se soporta. El médico te hace primero unas preguntas sobre tu estado de salud, tratamientos que tomas…(de ahí la importancia de que sea un médico quien haga esto). La doctora que me atendió, Ana Isabel Gómez Gómez me explicó con detalle todo lo que me iba a hacer a la vez que me iba preguntando mi estilo de vida. Me sugirió hacerme unos análisis hormonales. Las hormonas (nuestras amigas) son las responsables de muchísimos cambios en nuestro organismo. Si tenemos un desequilibrio se puede corregir con un tratamiento y, por ejemplo, algo tan básico como dejar de engordar, puede suceder. Merece la pena hacerlo.

¿Cuántas sesiones hay que hacerse? depende de la piel de cada mujer. No es lo mismo una piel de 40 años que otra de 60. Si eres una mujer que se cuida, no fuma, hace una dieta sana…en fin, lo que es bueno para la piel, durará más.  Este tratamiento es vitalizante, no es de relleno. Lo normal es hacerse cuatro dosis cada 15 días y después una de recuerdo cada seis meses. Esto en condiciones normales.

¿Cuánto cuesta? Cada sesión son 150 euros. Pero hay precios especiales para bonos de cuatro o más sesiones.

Cuarenta y cinco minutos más tarde la doctora había terminado. Su única recomendación fue: no tomes el sol en 3 o 4 días y ponte protección 50 (me regaló una muestra) Es muy importante proteger la piel de la cara con esas dosis tan altas. Sobre todo si no quieres estar arrugá como una pasa a los 50 años. Estás avisada.

Este tratamiento también es buenísimo para recuperar la tonicidad de la piel después de los embarazos. O si te has sometido a una liposucción…

Hoy, casi 24 horas más tarde del tratamiento puedo decir que parezco mucho más joven. La piel está más luminosa, con más vitalidad y, sobre todo luce mucho más. Los pómulos se han levantado un pelín. En fin, que estoy encantada. Además el personal es absolutamente encantador. Han creado un lugar para la salud integral de la mujer. Y eso siempre es bienvenido. El lunes iré a hacerme un chequeo médico completo (admiten sociedades médicas, por cierto) y ya os contaré.

Os lo recomiendo 100%. Para más información, entrad en su web y/o llamad al teléfono 917 375 222

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