¿Hay algo más aburrido que debatir sobre si es mejor el Madrid o el Barça? Sí, debatir si es mejor el pecho o el biberón. La alimentación de los bebés, al menos hasta los seis meses que sólo toman leche, provoca encendidos debates en la red y saca las bestias de infinidad de mujeres. Bestias que permanecían dormidas en largos letargos. Vayamos por partes. La calidad de la leche humana es mejor que la de vaca para el humano. Por la sencilla razón de que ha sido diseñada para el bebé. Digamos que es como si nos planteamos qué es mejor, que Dior nos haga un traje a medida o nos compremos uno de Primark. Es de suponer que el primero nos sentará como un guante y, además, sea exclusivo, único. Con el otro podremos hasta ir guapas e incluso triunfar porque en esta vida hay muchísimos factores que confluyen para llegar al éxito.
Bien, basándonos en las premisas de que la leche materna es lo mejor para el bebé porque lo dice la OMS y lo demuestran infinidad de artículos científicos, después vienen los componentes que la acompañan y estos son varios como: las circunstancias personales, las profesionales, las psicológicas en fin, lo que cada mujer viva y padezca. En definitiva, la elección de cada mujer. Eso debe ser sagrado. Así sean sus motivaciones, estéticas. Digamos que por muy frívolas que estas nos puedan parecer, no comprometen la salud del pequeño. Y cuando digo comprometen lo digo muy en serio. Comprometer es abandonar a su suerte a un menor no dándole comida o cobijo o los cuidados mínimos que el cachorro humano necesita para sobrevivir. Hablando en plata, una mujer que no amamanta porque cree que las tetas se le van a caer no está poniendo en peligro la salud de su hijo por mucho que las bondades de la leche materna sean infinitas. ¿Por qué? Porque no podemos saber el futuro. Me explico mejor. Mi madre no me dio el pecho. Ni el calostro. Tengo cuarenta años y hace ese porrón de años fue el boom de los biberones. Desde hace veinte años me acompaña una alergia en la piel que me trae por la calle de la amargura. ¿Si me hubiese dado el pecho mi madre me pasaría lo mismo? Es imposible saberlo. Para quienes estén pensando que sí, decir que a mi madre le pasa lo mismo, más una salud endeble desde que cumplió 30 años y mamó hasta que cumplió los cuatro. ¿Estoy diciendo con esto que quienes se alimentan con biberón se crían igual de sanos? No, negativo. No estoy diciendo eso. Estoy diciendo que muchos son los componentes que hacen que una persona disponga de una mejor salud que otra: la genética, el estilo de vida, en fin, la profilaxia con la que vivan, cómo se alimenten el resto de su vida, bla, bla, bla.
Tema elección personal. Tema peliaguado donde los haya. A mí, particularmente, me gustó muchísimo dar el pecho pero también es cierto que muchas veces lo viví como una atadura. Siento decirlo de una manera tan sincera pero es lo que opino. No sé exactamente si viví lo que se llama la agitación del amamantamiento pero a la pequeña la desteté yo. La mayor lo hizo sola. ¿Por qué lo hice? Francamente porque no quise seguir. Estaba a punto de cumplir los seis meses y no quise hacerlo más. Ni siquiera puedo poner la excusa del trabajo porque trabajo donde esté mi ordenador. No quise más, punto. O sí, había varias causas que me empujaron a ello: Mofletes Prietos mamaba cada 3 cuartos de hora, luego teníamos que madrugar para llevar a Doña Tecla al colegio, después trabajar pensando, usando las neuronas que no descansaban. Y un día probé el biberón y la niña durmió seis horas del tirón. Y aquello fue para mí el bálsamo que buscaba. ¿Es egoísta? Bueno, puede que lo sea. Pero también entonces, al empezar a dormir, mi marido y yo dejamos de estar tan tensos, dejamos de discutir tanto y nuestras hijas tuvieron una madre que gritaba menos e incluso que empezó a dejar de gritar.
Con esto no quiero, ni muchísimo menos, decir que con el pecho se descansa menos y con el biberón se duerme más. Mi primera hija, Doña Tecla, mamaba cada cuatro o seis horas con diez o doce días de vida. Lo que quiero decir con mis explicaciones, que no excusas, es que cada momento, cada bebé, cada madre, cada familia, es un mundo. Y que no se cumplen las cosas en maternidad jamás al cien por cien. Con mi primera hija daba igual que me dieran las 5 de la mañana con gases, luego dormíamos plácidamente las dos juntas hasta las doce. Hoy en día siguen demostrando ambas lo que necesitan para comer. Y la pequeña dobla la cantidad de comida ingerida al día que la mayor y, llevándose como se llevan dos años, un mes y quince días, pesan exactamente lo mismo.
¿Por qué hablo de este temita de marras hoy? Bien, pues porque ayer un post, este, apareció en muchos lugares y me quedé pasmada al leer los comentarios. Sí, sí, los comentarios. El post dice cosas que no son ciertas como que la leche de algunas amigas es agua. Bueno, habría que ver por qué esos niños estaban malnutridos (quizás es que sus madres seguían el absurdo e ineficaz consejo de dar la teta cada tres horas y diez minutos en cada una). También dice otras cosas que no comparto pero que, puedo llegar a entender. ¿Por qué? Por todo lo dicho anteriormente.
Esto va por modas y ahora lo que está de moda es hablar de que las mujeres somos mamíferos. Y sí, lo somos, obviamente no nacemos de un huevo pero yo tampoco me siento taaaaaaaan identificada con el resto de las mamíferas. Entre otras cosas las mujeres pensamos y tomamos decisiones. Las otras actúan por instinto única y exclusivamente y las mujeres usamos el instinto para algunas cosas y para otras, usamos el raciocinio, equivocado o no, que nos hace tomar nuestras propias decisiones. Ejemplos se me ocurren muchos pero para resumir decir algo gráfico: Una leona se aparea siempre que está en celo, no evita más leoncitos y, desde luego, no aborta de manera voluntaria. Hala, pues venga, como somos mamíferas como la leona, no tomemos medidas anticonceptivas, apareémonos en celo (¿ovulando sería lo más parecido?) y tengamos todos los hijos que la naturaleza nos ofrezca. ¡Un momento! ¿Les suena de algo ese discurso? Mmmmmmmmm ¿no es eso lo que decía la iglesia no hace tanto tiempo? ¿no es eso lo que pretenden las sociedades más machistas para tener más tiempo sometida a una mujer? Venga, no me mientan.
Yo no estoy con esto haciendo un alegato contra la maternidad, sin duda lo más maravilloso y fascinante que me ha pasado en la vida, pero sí estoy diciendo con esto que una cosa es que seamos mamíferas y otra que nos fijemos en todo en lo que el resto de nuestras hermanas en especie hacen. Tenemos capacidad de elección y eso es lo que, afortunadamente, nos diferencia.
Sobre el tema de la profesionalidad. Esto es complicadísimo. No todos los trabajos son iguales ni todas las circunstancias iguales por lo tanto es absurdo generalizar. Una mujer que trabaja con jornada partida en un centro comercial, sábados y algunos domingos incluidos, no tiene un trabajo como el de otra que escribe siete artículos al mes y encima le cuadriplica el sueldo a la primera. La primera querrá agotar (con razón) hasta el último segundo de su ridícula baja por maternidad. La segunda, si opta por su baja maternal cobrará una miseria que si sigue trabajando, algo que podrá hacer sin problemas mientras su bebé duerme. ¿Qué? ¿cómo lo ven? las dos están haciendo lo mejor para sí mismas e incluso para sus bebés. Y, como comprenderán, ninguna debería ser juzgada, ni mucho menos menospreciada.
Concluyendo. Cansancio es poco el que muchas tenemos con estas guerras. A medida que nuestros hijos crecen y lo de la teta se nos queda más lejano, más cansancio nos provoca. A mí me provoca muchísimo más rechazo una madre que deja comentarios tan despectivos a quién tiene el valor de reconocer que sus pechos le parecían grilletes que la propia mujer que reconoce que se siente atada. Pues tendrá sus motivaciones. ¿Quienes somos los demás para juzgarla? ¿Cuántas madres de lactancia que va más allá del año se sienten juzgadas porque dan el pecho? ¿Pues entonces por qué juzgan ellas a las que no lo hacen? Insisto que el post referido dice cosas que no son ciertas pero hay otras que sí lo son porque son subjetivas y eso tiene que ser muy respetable. A mí me ha dado muchísima más vergüenza leer algunos comentarios que el propio post que, siendo erróneo en algunas afirmaciones, no deja de ser la opinión de una madre más dentro del universo. Algunas cosa debería modificarlas pero porque inducen a error no porque no sea libre en opinar.
Esta guerra absurda, hilos interminables a ver quién es la mejor madre, la mejor profesional, la mejor todo. Cada día, cuando me miro a mí misma como madre me siento tan imperfecta y tan feliz, en el fondo, de serlo. Porque no corrijo cosas que sé que debo hacer porque en ese momento estoy cansada. Porque alguna vez me he quedado a remolonear en la cama y mi hija se ha quedado sin ir a clase. Porque a veces hemos estado las tres en pijama todo el santo día y hemos dicho que teníamos fiebre las tres y estábamos sanas como peras. En fin, madres tan perfectas como cansinas. Dejemos a la una con sus pechos como grilletes y a las otras con sus felices tetas después de 346 meses. Que yo ya me pierdo con tanta pelea y tanta guerra absurda y que no lleva a ninguna parte. Al fin y al cabo, ¿no dice la OMS que hay que comer cada día 5 raciones de fruta y verdura? ¿Lo hacen todas las madres? ¿Cuántas tiran de pizza más de dos o tres veces por semana porque están agotadas en lugar de hacer una sopita de verduras y merluza en salsa verde? Porque, oiga, los rebozados también son muy malos. Y que levante la mano la que le dé a sus hijos una alimentación 100% sana y equilibrada. Más que nada para enviar a mis hijas a comer a su casa.
¿No vamos a ser madres el resto de nuestras vidas? Pues entonces para qué dedicar tantos esfuerzo a algo que, en el mejor de los casos, va a ocupar el 3% de nuestra labor como madres?
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